día mundial contra la violencia de género
Las señales «invisibles» de la violencia machista que ponen en alerta a los hospitales
El San Juan de Dios del Aljarafe, pionero en este campo en Andalucía, forma a sus profesionales para identificarlas y poder activar un protocolo de seguridad de apoyo a las víctimas
El Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe ha detectado más de 50 víctimas de violencia machista en 2024

El asesinato de una empleada de una fábrica de mantecados de la localidad sevillana de Estepa a manos de su marido, perpetrado la noche del sábado en el domicilio conyugal, es el número 71 ocurrido en España en lo que va de año. María, ... una mujer de 46 años, no había presentado ninguna denuncia contra Alberto, su pareja, antes de que la asesinara de un disparo con una escopeta de caza, y nadie -ni el alcalde ni ningún otro vecino del pueblo-, se explica lo ocurrido. «Era afable y superagradable», juran y perjuran quienes conocían al asesino, que se suicidó tras matar a su mujer. No es la primera vez que se describe así a alguien que asesina a su pareja en España.
No siempre resulta fácil detectar a una víctima de violencia machista y Mayte Medina, trabajadora social de la Orden de San Juan de Dios que presta sus servicios en el Hospital del Aljarafe, lo atestigua. «Las cifras están demostrando que la detección de la violencia de género está infravalorada en los servicios sanitarios. La sociedad, en general, solo la identifica cuando se produce un asesinato o una agresión física, pero este fenómeno va mucho más allá«. Aunque no sabemos si ese fue el caso de María, el maltrato psicológico persistente, durante años, es bastante más frecuente de lo que se cree. «Causa problemas de salud a la mujer sin que muchas veces ella lo manifieste como tal, aunque pida ayuda para esos síntomas que está experimentando. Sin una entrevista psicosocial adecuada, nunca lo vamos a detectar», añade esta experta.
El Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe viene trabajando desde hace años en este campo desde su Comisión de Violencia de Género, que ha desarrollado protocolos de atención y circuitos asistenciales diferenciados, sobre todo en el ámbito del servicio de Urgencias. «Estos protocolos han agilizado la detección de los casos de violencia de género y han permitido mejorar la atención a las mujeres que la sufren y que acuden a este centro sanitario por distintas razones», explica Medina.
Esa unidad interdisciplinar del centro sanitario cuenta con unos indicadores de la violencia de género de los que se vale para detectar que una persona que llegue a Urgencias, esté ingresada o esté cuidando de un familiar, puede ser víctima de ella. «Pueden ser sus antecedentes o señales psicológicas o físicos, incluso indicadores de actitud en la consulta o lo que los profesionales especializados podamos deducir de la pareja durante la consulta».
El centro sanitario dispone de un sistema informático que envía una alerta de forma automática a la unidad de Trabajo Social cuando identifica algún indicador de este tipo (traumatismo, crisis de ansiedad). Los trabajadores sociales comprueban la historia clínica para descartar (o confirmar) que sea una situación de maltrato. Los casos que pueden indicar violencia machista tienen un triaje especial en el hospital, cuentan con prioridad y a las posibles víctimas se les entrevista en una sala individual.
Se estima que casi la mitad de las mujeres expuestas a violencia de género buscan ayuda en los servicios sanitarios, principalmente en Atención Primaria, pero también en entornos hospitalarios. En 2023, los puntos de urgencias y centros de salud andaluces atendieron un total de 46.923 partes de lesiones de violencia de género, de los cuales 12.915 corresponden a Sevilla.

«He atendido a directoras de banco, ingenieras o psicólogas. Existen víctimas de violencia de género de todo tipo y en todas las clases sociales»
Mayte Medina
Trabajadora social de la Orden de San Juan de Dios
Las víctimas de violencia machista acuden a los servicios hospitalarios seis veces más que las que no, según las estadísticas. La tensión que sufren en sus casas les hace visitar un centro de salud o un hospital con mucha más frecuencia que las demás mujeres. Hay señales visibles que pueden indicar este tipo de maltrato (un moratón en la cara o en cualquier otra zona del cuerpo) pero hay otras «invisibles» o «menos visibles» que los profesionales sanitarios y trabajadores sociales, coordinados desde los hospitales con los centros de salud de Atención Primaria, se esfuerzan por detectar. «Que una mujer llegue en pleno agosto tapada hasta el cuello con un chaleco de manga larga suele ser una señal de que quiere ocultar algo; también lo es la contradicción entre determinadas lesiones y la causa esgrimida, por ejemplo, una caída por unas escaleras. Una tercera señal «invisible» es la incomparecencia a consultas de salud previamente concertadas. O un cambio repentino de tendencia en la asiduidad a las consultas de Urgencias. «Todo eso nos indica que está pasando algo«, dice Medina.
Las señales «invisibles» no dejan rastro en el cuerpo sino en la mente -en el alma- y se manifiestan a menudo a través de la ansiedad o la depresión. «Vienen muchísimas mujeres al hospital con ataques de ansiedad, incluso con intentos previos de suicidio, detrás de los cuales se puede esconder una situación de violencia de género. Muchas veces no los detectamos en los hospitales. Hablamos de mujeres que suelen tener síndrome de estrés postraumático, trastornos de personalidad, crisis de pánico o insomnio«.
Otra de las características de las víctimas de violencia machista es la baja autoestima o el sentimiento de culpa constante. La falta de cuidado personal también suele asociarse a las mujeres que la padecen en una u otra medida.
Directoras de banco o psicólogas
No hay un perfil socioeconómico de la víctima de violencia machista y se dan en todas las clases sociales. «Yo he atendido a directoras de banco o ingenieras, incluso psicólogas, además de peluqueras o amas de casa. El perfil es muy variado y la violencia de género le puede ocurrir a cualquier mujer que encuentre en su camino a un hombre maltratador», asegura Mayte Medina. No obstante, admite que las mujeres con más recursos socioeducativos tienen más herramientas para salir de la situación, «aunque eso no quiere decir que no la sufran o que no puedan permanecer en ella durante mucho tiempo».
A esta trabajadora social de larga experiencia profesional le han conmovido muchos casos, pero dice que lo que más le ha impactado son las mujeres de avanzada edad que sufren violencia machista y la tienen prácticamente normalizada. «Les cuesta muchísimo trabajo identificarla y salir de ella. Y muchas son cuidadoras de sus agresores. Esto se debe a la educación que han recibido. Suelen ser mujeres que se han dedicado toda su vida, en cuerpo y alma, al cuidado de su familia«, explica Medina.
Estas admirables abuelas no pudieron trabajar fuera de casa, de modo que nunca fueron económicamente independientes, y las educaron en la cultura de un matrimonio de por vida, imposible de romper, pase lo que pase. «Cuando sus hijos salen de casa, se dan cuenta de que no tienen herramientas para salir de esa situación. Y aguantan lo que sea. Muchas viven situaciones muy tristes, especialmente las mayores de 65 años y las que han sido amas de casa y no han trabajado».
-¿Consiguen empoderarlas para que salgan de esa situación en las unidades sociales de los hospitales?
-Lo intentamos, pero lo normal es que no se consiga. A pesar de eso, no dejaremos de intentarlo. Es muy difícil a menudo cambiar la situación. En todo caso, es muy importante que ella sientan que el hospital es un lugar seguro donde pueden hablar y sentirse escuchadas.
Cuando se producen lesiones físicas o lesiones psicológicas muy fuertes que comportan una situación objetiva de peligro, los profesionales de los centros sanitarios están obligados a comunicarlo al juzgado. «Lo más importante es derivar cuanto antes a servicios sociales y a Atención Primaria e iniciar el acompañamiento para cuando se sientan con fuerzas para denunciar», dice la trabajadora social.
En su hospital se detectan cada vez más casos de mujeres que sufren violencia machista, a pesar de la mayor sensibilización social. «Es probable que ahora se denuncie más y eso explicaría estas cifras crecientes, pero hay que asumir que la violencia de género existe desde siempre y que es casi imposible que se pueda erradicar completamente algún día. En todo caso, estamos avanzando hacia la igualdad y vamos por buen camino. Si no desfallecemos, reduciremos los casos al máximo posible«.
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