Sevilla
PP y PSOE de Sevilla se alían para dejar fuera del debate municipal a los populistas
El alcalde de Sevilla supera el trámite de las ordenanzas fiscales con el voto socialista y saca de la ecuación a los extremos: «Esta es mi forma de gobernar»
La portavoz de Vox, Cristina Peláez, subió en exceso el tono del debate e incluso llegó a acusar a Sanz y a Muñoz de acordar «un pacto traidor»
Sanz saca adelante sus primeras ordenanzas fiscales con el voto favorable del PSOE
El 'sello' del PSOE que ha permitido la aprobación de las ordenanzas fiscales
Sevilla
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Iniciar sesiónNadie imaginó el día que José Luis Sanz tomó posesión como alcalde de Sevilla que su primer gran acuerdo llevaría la firma del PSOE. Tampoco que Vox, que a priori era el aliado natural de los populares, acabaría desquiciado y sin tener claro cuál ... es su papel en la oposición. Pero en política, mucho más en el ámbito municipal, la estrategia y el manejo de los tiempos resulta ser casi más importante que cualquier decisión precipitada, una perspectiva que da la veteranía. Ayer, en el Pleno, PP y PSOE hicieron alarde de esa experiencia en la negociación para escenificar un pacto que permitió aprobar las ordenanzas fiscales de 2024. Se unieron pero marcando las distancias, en una especie de ceremonia cauta de cortejo mutuo que permitió a los dos cumplir su objetivo y dejó a los extremos políticos fuera de la ecuación.
El gobierno y los socialistas llegaron al Salón Colón con los deberes hechos. Llevaban días negociando la foto final del modelo fiscal para el próximo año y habían pactado varias cesiones para alcanzar un punto de encuentro que hace meses era impensable. El delegado de Hacienda, Juan Bueno, fue el primero en «agradecer» a los socialistas «el trabajo» que habían realizado con las enmiendas. En el PSOE, la concejal Sonia Gaya aceptó el halago y lo hizo suyo, poniendo en valor «el talante» del PP. Luego, cuando se votaron uno a uno los 18 cambios en las ordenanzas, el apoyo de ambos partidos –con alguna abstención pactada de los socialistas– terminó por cerrar la historia con final feliz.
Con el objetivo cumplido, el socialista Antonio Muñoz se encargó de volver a marcar las distancias políticas. «Este acuerdo no es el principio de nada», dijo. Y de cara a futuras negociaciones, como pueden ser los presupuestos, dejó muy claro que «el cuenta kilómetros está a cero» y que si los populares quieren volver a recurrir a ellos habrá que empezar desde el principio. Eso sí, no cerró la puerta a esa posibilidad y aseguró que «bien haríamos PP y PSOE si llegáramos a acuerdos en los grandes temas. Y me refiero también a Andalucía y España». No es la primera vez que esto ocurre. En 2018, por ejemplo, la abstención de los populares permitió a Juan Espadas sacar adelante el presupuesto, en un momento en el que la extrema izquierda decidió dejar en la estacada al PSOE por sus reiterados incumplimientos de anteriores acuerdos.
Mientras que Muñoz pronunciaba su alegato, el alcalde asistía al Pleno como espectador de lujo. Se mantuvo muy tranquilo en su asiento, sin apenas gestos o aspavientos, a pesar de las alusiones. Tampoco pidió la palabra en el turno final de intervenciones como estaba previsto. Su única valoración llegó, pocos minutos después, con un mensaje en sus redes sociales, en el que mostró su satisfacción por aprobar unas ordenanzas que bajan los impuestos un 1%, congelan la mayoría de las tasas y dejan más de cuatro millones de euros en los bolsillos de los sevillanos. Sanz agradeció la actitud de los grupos que «han puesto a Sevilla por encima de sus intereses ideológicos», explicando que «esta es la forma de gobernar que seguiré». La lectura entre líneas marca el camino a seguir y deja entrever una crítica a la actitud de Vox, el único partido que no presentó enmiendas.
Vox, fuera de juego
El pacto entre PP y PSOE dejó al margen del debate a los grupos más populistas, aunque la forma de aceptar el golpe fue muy diferente en ambos grupos. El portavoz de Podemos-IU, Ismael Sánchez, votó en contra de casi todas las ordenanzas fiscales y sólo dio su apoyo a aquellas en las que se incorporaron seis de sus enmiendas. Aceptó el golpe con resignación democrática y lamentó que el proyecto aprobado fuera «en contra de la mayoría social de los sevillanos y en beneficio de las elites», alegando que el resultado ponía de manifiesto que «en la práctica no existen diferencias en la política fiscal del bipartidismo». Apenas hubo réplicas para la coalición de izquierdas, que asumió su rol y hasta se conformó con que la socialista Gaya los calificara por primera vez como «extremo» político, a pesar de que en el anterior mandato fue un socio preferente para el PSOE.
El tono más duro y agresivo lo puso Vox, cuya portavoz Cristina Peláez inició su intervención calificando el acuerdo entre PP y PSOE como «pacto traidor». Sus palabras abandonaron el talante conciliador y dialogante que hasta ese momento había protagonizado el Pleno, muestra del limbo político en el que había quedado su partido al no querer apoyar la propuesta del gobierno municipal. Peláez se despachó en un rosario de críticas exageradas para calificar el modelo de fiscal de «subida maciza» de impuestos, para acusar al PP de hacer que Muñoz «vuelva a ser el alcalde de Sevilla» y para hacer cómplice a Sanz, por este pacto, de la ley de amnistía que negocia Pedro Sánchez con los independentistas catalanes de cara a su investidura.
Vox erró el tiro, porque era difícilmente justificable esa oposición frontal a las ordenanzas fiscales cuando ni siquiera había presentado una sola alegación a las ordenanzas. Así se lo recordó el delegado de Hacienda, que acusó a Peláez de estar «desesperada» y del «error» cometido por la actitud inmovilista de su partido. La formación de Abascal sigue sin encontrar su sitio en este mandato y, tras lo ocurrido ayer, la opción remota de su entrada en el gobierno de la ciudad parece cada día más lejana.
Sus cartas, y las del resto de los partidos, quedaron ayer sobre la mesa de cara al siguiente reto que afrontará el alcalde, la negociación de su primer presupuesto. En el gobierno avisan de que están abiertos a dialogar con todos y que la propuesta que están ultimando es «tan blanca» que será difícil que alguien se niegue. El PSOE meditará su posición hasta el último minuto y lo de contar con el apoyo de Vox se complica cada día más por la actitud extrema de sus concejales. Por ahora, las ordenanzas ya han dejado claro que a lo mejor no son tan necesarios para Sanz como algunos pensaban hace sólo unos meses.
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