La Plaza de España de Sevilla, a debate: la diferencia entre privatizar y restringir el acceso

Pero realmente la iniciativa del alcalde, José Luis Sanz, no cumple ninguno de los requisitos para ello. Primero porque la titularidad del enclave, que es municipal, no cambia y tampoco lo hace la gestión, pues seguirá estando bajo el control del Ayuntamiento. Tampoco hay un beneficio lucrativo, pues ese dinero se revertirá en el pago de la seguridad, el mantenimiento, la rehabilitación y la creación de una escuela taller que se encargará de la restauración de las piezas patrimoniales como las balaustradas, los lienzos de azulejo y todos los elementos cerámicos.

El convenio que el regidor va a presentar a la Dirección General de Patrimonio del Estado, dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, adelantado por ABC, plantea una gestión compartida entre ambos, siempre dentro del ámbito público y con un único fin que es proteger, conservar y promocionar el conjunto monumental de Aníbal González. También persigue aumentar ese nivel de seguridad para que sea candidata a la distinción de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Otro de los aspectos que también distan de una privatización es que no se va a crear ningún ente nuevo para la gestión de las visitas ni el cobro de las entradas. Todo se controlará desde la propia Gerencia de Urbanismo, que será también la encargada de contratar la vigilancia, licitar el proyecto del cierre de los accesos y del sistema de cobro de las entradas.

Este plan que el Ayuntamiento va a proponer al Ministerio de Hacienda, del que dependen los edificios situados en la propia plaza, difiere mucho de otros sistemas de gestión como el de la Plaza de la Encarnación, donde una empresa privada explota el espacio. En este caso, también se presentó un convenio por el que se hace una cesión del uso, no de la titularidad, para que un privado obtenga un beneficio económico. Por eso mismo desde la inauguración del nuevo mercado de la Encarnación todos los visitantes sin excepción que quieran subir a las Setas tienen que sacar una entrada, incluido los sevillanos, aunque sea el Ayuntamiento el que paga por ellos. El coste, según figura en la página web es de 15 euros.

Esa gestión privada del enclave es lo que permite, entre otras cosas, instalar elementos como la pantalla de grandes dimensiones que se estrenó la pasada primavera en la conocida como Plaza Mayor del monumento de Jürgen Mayer. Tanto la explotación de este soporte publicitario como del resto del complejo, salvo la zona destinada al mercado de abastos, depende de la empresa privada, que se hizo también con un edificio municipal, el de la antigua Delegación municipal de Hacienda, hoy convertida en un hotel.