Los patinetes trucados, el nuevo riesgo para las calles de Sevilla

El fiscal delegado de Seguridad Vial en Sevilla, Luis Carlos Rodríguez, advierte que esta práctica está muy extendida y añade un factor de riesgo más para las estadísticas de siniestralidad. «No es lo mismo que se tenga un percance a 25 kilómetros por hora que al doble de velocidad. Los patinetes no pueden circular por las aceras aunque lo siguen haciendo y no se están controlando si hay en circulación vehículos trucados o no».

Luis Carlos Rodríguez alerta de la falta de controles de la Policía Local de Sevilla para vigilar los patinetes y la proliferación de unidades con motores modificados que pueden superar con creces la velocidad máxima. Nuevamente se pone el foco en las carencias de la plantilla municipal como recientemente se señalaban las deficiencias en la Oficina de Gestión de Atestados, la unidad encargada de la investigación de los accidentes en la capital hispalense. Ante la falta de agentes, el fiscal delegado denunciaba hace unos días en las páginas de este periódico que si se producen siniestros por la noche no es hasta el día siguiente cuando estos especialistas se hacen cargo del atestado.

Detrás de estos controles inexistentes a los patinetes hay también una falta de recursos. Según detalle el fiscal delegado, desde hace meses los agentes llevan esperando un dispositivo específico para el control de velocidad de estos vehículos de movilidad personal (VMP) que no se ha adquirido todavía. Dada la proliferación de las unidades trucadas que hay en circulación, este tipo de controles se convierten en un asunto prioritario.

ABC ha pedido al Ayuntamiento información actualizada sobre denuncias interpuestas a usuarios de los patinetes para conocer a través de estos datos con qué frecuencia se están haciendo estos controles o si no se están haciendo. La última información actualizada se refiere a una campaña de sensibilización que se realizó el año pasado y en la que los agentes formularon casi 400 denuncias en el mes de octubre. En concreto se tramitaron 388 denuncias, muchas de ellas recayeron en usuarios que circularon por encima de la velocidad máxima permitida y poniendo el riesgo al resto de usuarios de la vía. Desde entonces no se ha vuelto a hacer ninguna campaña de sensibilización y como han reconocido fuentes municipales a la petición de este periódico, no hay cifras nuevas sobre denuncias a conductores de VMP. En el mes de octubre, cuando se conocieron esos datos sobre sanciones, el delegado de Gobernación, Juan Carlos Cabrera, aseguraba que «había que ser más contundentes» en la vigilancia de los patinetes. Algo que no se está llevando a la práctica.

La ordenanza de circulación de Sevilla establece que estos vehículos deben circular a velocidades que oscilan entre los seis y los 25 kilómetros por hora; si bien se limita a los quince kilómetros en las vías ciclistas. Tienen prohibido circular por aceras, plazas y también por travesías. La normativa general restringe la circulación por autopistas, autovías, vías interurbanas o túneles en ámbito urbano.

El trucaje de los patinetes para que alcancen más velocidad es sancionable por cuanto se altera las condiciones de un vehículo que ha sido homologado para circular a un máximo de velocidad determinado.

Los conductores de los VMP no pueden, además, subirse al patinete tras consumir alcohol y/o drogas y no pueden ir acompañados. Las sanciones a la que se exponen estos usuarios pueden alcanzar hasta los 400 euros.

Hay precedentes de accidentes que invitan a una vigilancia mayor de estos vehículos. En junio, un joven resultó gravemente herido después de haber sido arrollado por un coche en la avenida Monte Sierra. Iba en patinete eléctrico. Hace un par de años, un peatón tuvo que ser trasladado al hospital después de haber sido atropellado por un patinete en la avenida Sinaí. El pasado mes de diciembre, un joven de 18 años que circulaba en un VMP murió en un accidente provocado por un conductor ebrio. Los que van en patinete son, además, los usuarios más vulnerables de la vía porque carecen de protección externa y como ocurre con los motoristas, el chasis es su propio cuerpo.