El pasacalles de las Cigarreras pone fin al empacho de cabalgatas de Sevilla

Otro rey mayo ha salido a la calle y ya van más de una decena los que lo han hecho desde que partiera el primer cortejo a finales de diciembre. Y lo ha hecho acompañado de un nutrido séquito, formado por numerosos niños y la banda musical de la cofradía que ha alternado los sones festivos con marchas de Semana Santa para «saludar el tiempo cofrade» que se viene, como decía el cartel anunciador que la corporación ha distribuido por las redes sociales.

Para completar el cuadro se ha celebrado un sorteo solidario en mitad de la calle, donde el público asistente se ha mezclado con los clientes que acudían a las tiendas que han abierto este domingo en el primer día de rebajas. El pasacalles de las Cigarreras pone el punto y final al atracón de cabalgatas que se han organizado este año en la ciudad con numerosos heraldo reales que han dejado a un lado la sobriedad con una salida a caballo como viene siendo habitual y han optado por un excesivo cortejo con carrozas como la dedicada al Pali que salió el 28 de diciembre. Este singular acompañante pertenecía al séquito del cartero real de Los Remedios que contaba también con mil beduinos.

Otro de los ejemplos que ha chocado durante las pasadas fiestas ha sido que se autorizaran cabalgatas de reyes magos antes de que salieran los heraldos, como fue el caso de la del Distrito Sur, que tuvo que adelantar la salida el 2 de enero porque resultaba imposible hacerlo después por cuestiones de seguridad. Ese cambio hizo que muchos vecinos se encontraran con el cortejo por sorpresa y que el público asistente fuese mucho menor que otros años. También con la estupefacción de los padres que se vieron en la necesidad de explicar a sus hijos pequeños por qué sus majestades de Oriente visitaron antes su barrio que el cartero real que debía recoger sus cartas.

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Todo ello, unido a las polémicas suscitadas en torno a la cabalgata del Ateneo por las entradas de Icónica que iba a repartir la Estrella de la Ilusión y el atuendo taurino del Rey Baltasar abre el debate sobre si hay que centrar el objetivo de todas estas convocatorias en lo realmente importante, que eso son los niños y es en los que menos se ha pensado.