La idea fuerza del Pontífice para el Congreso de Hermandades y Cofradías pasa por el caminar del Pueblo de Dios: «De ese salir unidos a vuestros sacerdotes, desde la parroquia, desde el templo de vuestro titular, hacia la Santa Iglesia Catedral, junto a las demás hermandades, manifestando ser pueblo en camino hacia Dios».
Como propuesta, el Papa alentó a los cofrades a configurarse con Cristo: «Como pueblo en camino, en orden casi marcial, sea llevando su cruz, sea bajo el manto de su bendita Madre, sentimos que somos el campo de Dios, semilla del reino, y es en su presencia que volvemos a nuestras casas, para seguir transparentando ese regocijo, esa belleza, ese amor desbordante, que se comunica a nuestros hijos, a nuestras familias, amigos y vecinos».
La sesión inaugural corrió propiamente a cargo del enviado especial del Papa, monseñor Edgar Peña, sustituto del secretario de Estado vaticano. En su alocución, se refirió a la alegría que le suscitó encontrarse a la juventud cofrade en la entrega de la Rosa de Oro a la Macarena y el rato de oración ante el Señor del Gran Poder. «Donde hay piedad popular, hermandades y cofradías, cualquier forma de piedad popular, la fe se ha mantenido. Y donde no existen, la fe ha venido a menos», recalcó.
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