El Palacio Bucarelli de Sevilla abre sus puertas a las visitas guiadas

La construcción de la casa está relacionada con la Sevilla americana, de ultramar. La ciudad era puerta de numerosas mercancías venidas desde el otro lado del Atlántico y venían en galeones a través del río Guadalquivir. En 1615, llega la familia Bucarelli junto con otros apellidos italianos provenientes de Florencia y atraídos por el comercio. Los miembros de esta dinastía fueron cargadores de Indias, al igual que los Federici o los Mañara.

A finales del siglo XVII, se termina la casa en el barrio de San Lorenzo y en una de las vías más bucólicas del mismo como es Santa Clara, donde en un extremo se sitúa el monasterio más antiguo de la ciudad como es San Clemente y en el otro está la parroquia de este rincón de la urbe. El palacio es una «joya del barroco sevillano», según ha destacado la Marquesa de Cañete, Ana Rosa Queralt, la cual también ha explicado a ABC de Sevilla que «fue construida por Pedro Romero, un arquitecto que intervino en la iglesia del Salvador y en el Palacio Arzobispal».

En los distintos espacios del palacio, se podrán ver azulejos del ceramista Sepúlveda, que los hace con la técnica del cobalto y la leyenda cuenta que para conseguir el azul añil, utilizó lapislázuli. Por otro lado, el mármol rosa se puede observar en numerosas columnas y fuentes repartidas por los patios y jardines del recinto.

Queralt muestra la historia de su familia a través de una casona de dos plantas que conserva su primitiva configuración a pesar de los siglos. Solamente indicó que «se realizaron una serie de intervenciones en 2014 porque había algunas estancias que se encontraban en mal estado».

Las salas de verano, los jardines que dan a las calles Santa Ana y Teodosio o el estudio son sólo algunos espacios para recorrer en la planta baja. El palacio se distribuye alrededor de dos patios principales, cuenta además con zonas secundarias, un apeadero, caballerizas donde se recuerda el amor por la hípica de los Condes de Santa Coloma y una visita de Alfonso XIII a la finca de esta familia.

El patio principal tiene arquerías de medio punto sobre columnas de mármol y se distribuye en dos plantas. Cada año y desde hace aproximadamente tres décadas, se realiza la Exaltación a la Santa Cruz de la hermandad de la Soledad de San Lorenzo. Precisamente, la dolorosa estuvo un tiempo en este palacio tras la destrucción de su capilla en el convento del Carmen por los franceses por lo que los Bucarelli acogieron a la imagen del siglo XVI.

Además, Ana Rosa Quéralt resaltó que un miembro destacado esta familia, el Capitán General y Presidente de la Audiencia de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, llamó a una isla de las Malvinas Soledad en recuerdo a esta advocación sevillana.

Subiendo la escalera principal de dos tramos, se puede ver un cuadro en el techo de otro familiar con los escudos de todos los títulos que poseía esta destacada dinastía que llega hasta la actualidad.

Tras pasar por la galería del piso alto y recordando a los Hurtado de Mendoza y su lucha contra Francis Bacon en el Caribe o al encaste de Santa Coloma cuando se encontraba en la Isla Mínima, se llega a una de las estancias más íntimas y especiales del Palacio Bucarelli como es el dormitorio de la Condesa.

Allí es donde nace la leyenda del origen del poema 'Volverán las oscuras golondrinas', de Gustavo Adolfo Bécquer en la que el joven escritor se fijó en una aristócrata que vivía en este palacio en el siglo XIX.

Según cuentan las historias, la joven en la que se fijó el poeta romántico fue María Dominga Bernaldo de Quirós, cuyo retrato puede verse en la habitación. Además, las golondrinas siguen anidando en un balcón desde el que se puede observar la torre de San Lorenzo, protagonista de otra leyenda, 'la de la Emparedada'.

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Continuando con la ruta, Ana Rosa Queralt, sigue desentrañando más de cuatro siglos de historia en este rincón de la ciudad que puede convertirse en un futuro en un eje patrimonial que comience en el entorno de la Alameda de Hércules y la plaza de San Lorenzo con la parroquia y la basílica del Señor del Gran Poder. Luego, en la calle donde nació Rafael Montesinos, está la visita al Palacio Bucarelli, al compás y al convento de Santa Clara, a la Torre de Don Fadrique, al antiguo claustro de las franciscanas y terminar en el cenobio cisterciense de San Clemente.