El paisaje urbano de Sevilla se destruye a la espera de un nuevo Plan General
Los conservacionistas denuncian que la norma está sobrepasada y que ha permitido el deterioro del patrimonio
Critican la desidia municipal, de la Junta e incluso de la Justicia por no frenar la especulación urbanística
Sevilla
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Iniciar sesiónLa destrucción del paisaje urbano de Sevilla es un claro síntoma del agotamiento de la ley urbanística de la ciudad. Numerosas voces piden ya una modificación completa del Plan General de Ordenación Urbana de 2006 o incluso la redacción de uno nuevo. Los conservacionistas ... van más allá y consideran que «es un absoluto fracaso con respecto a la protección del patrimonio» al encontrarse «totalmente sobrepasado». Así lo califica el portavoz de Adepa, Joaquín Egea, que ayer intervino en una mesa redonda sobre «La transformación del paisaje urbano: fachadas, pavimentos y vegetación», junto al arquitecto Javier Queraltó y al paisajista Ricardo Lebrero. Entienden que este Plan General, que nació paradójicamente como sostén para frenar la destrucción del patrimonio, no ha conseguido no ya potenciar la conservación, sino que se ha mostrado laxo ante la presión ejercida por la presión especulativa en áreas sensibles de la ciudad como el casco histórico o la avenida de la Palmera.
A esto se le une la desidia política tanto del Ayuntamiento, en la concesión de licencias y en la modificación de los elementos característicos del urbanismo en Sevilla. También de la Junta de Andalucía, cuyas comisiones de patrimonio de forma sucesiva han ido autorizando «atrocidades», tal y como las describen los conservacionistas. «Por qué vienen los turistas a Sevilla? ¿Por la playa? ¿Por la Giralda que lleva siglos en pie? ¿O por un ambiente de ciudad que ha respetado su caserío?», se pregunta el portavoz de Adepa.
Como prueba de su denuncia recuerdan un caso reciente en el que el Tribunal Supremo tuvo que corregir una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que invalidaba cuatro planes sectoriales de protección del casco histórico de Sevilla por no atender a la norma estatal: «En Madrid tuvieron más sensibilidad que aquí señalando que lo que se estaba decidiendo en Sevilla era muy duro, y eso duele». Remitiéndose a este asunto, Egea recordó cómo un «juez independiente» dictó otra sentencia que obligó a los promotores de la rehabilitación de las Atarazanas -la Consejería de Cultura y las Fundación La Caixa-, así como al arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, a consensuar el proyecto para la transformación de los astilleros medievales en un centro cultural con Adepa, que pedía entre otras cuestiones la excavación de las naves. «Que Dios nos dé suerte con laPalmera, con un juez similar», comentó Joaquín Egea, en relación al recurso presentado por su asociación para frenar la proliferación de nuevos proyectos de grandes residencias de estudiantes en los suelos que ocupó el caserío de la Exposición del 29 en la Palmera y que recientemente ha sido inadmitida por el juzgado, avalando las licencias concedidas por la Gerencia de Urbanismo.
Fachadas, suelo y árboles
La intervención de Joaquín Egea versó sobre la afectación de esta deriva destructiva sobre las fachadas del caserío. Entiende que «no sólo se está transformando la ciudad antigua, sino la regionalista por completo». Considera que, actualmente, el paisaje urbano está tan en peligro como lo estuvo en la época franquista. La diferencia, a su juicio, es que entonces fueron capitales medios los que «dieron el pelotazo» y, ahora, son grandes inversores «con un ayuntamiento que les apoya».
El portavoz de Adepa entiende que el PGOU se ha cambiado cada vez que el gobierno municipal ha tenido la necesidad de hacerlo pero que ahora, lo que hace falta, no es sólo una revisión parcial. Diecisiete años después «es hora de cambiar». E insiste: «Los catálogos no sirven porque sólo dicen qué fincas tienen más valor; en su lugar tiene que haber planes sectoriales de protección que marquen cómo deben ser las plazas, diseñando el modelo de éstas, de los suelos, de los aparcamientos...».
Existe, además, la petición de una de las arquitectas más prestigiosas en materia de restauración del patrimonio como es Lola Robador, que propone la redacción de un catálogo de los colores de la ciudad al considerar que la riqueza paisajística y colorística de Sevilla se ha ido perdiendo. A esto, Egea pretende que se le una otro modelo a seguir respecto de la protección de los elementos singulares como la cerámica, las lápidas, los herrajes o la carpintería, no sólo de las fachadas, sino del interior de las casas, algo que considera que se ha ido perdiendo con la proliferación de un tipo de apartamentos turísticos.
Los diez hitos históricos de la destrucción del paisaje urbano en Sevilla
Principios del siglo XIX
La invasión francesa no sólo causó el expolio de un millar de obras de arte sino que acabó con un buen número de monumentos urbanos como las parroquias de la Magdalena y Santa Cruz
Mediados del siglo XIX
La corriente antirreligiosa que se manifestó con la desamortización liberó varios conventos masculinos, que se ocuparon con cuarteles y fábricas, con casos como el Carmen o San Laureano
Segunda mitad del siglo XIX
Surgen los ensanches y el concepto de progreso frente a la conservación. Se perdió gran parte del recinto amurallado de la ciudad y la piqueta acabó con la iglesia de San Miguel, en 1868
Finales del siglo XIX
Hubo que dar respuesta al movimiento obrero, que habitaron los corrales. Surgió también una burguesía que levantó palacios como el de Sánchez-Dalp o el Guardiola en la Puerta de Jerez
Primera mitad del XX
Nace el regionalismo, que da respuesta a necesidades de los trabajadores creando barrios como el Retiro Obtero. Se crean las casas-jardín
El franquismo en los años 50
Surgieron edificios racionalistas como el Mercado de la Carne y también imitadores del modelo suizo y nórdico que desnudaron la ciudad en su arbolado, las calles y los edificios
Los años 70-80 del siglo XX
El tardofranquismo se caracterizó por la especulación, que creó nuevas barriadas en las viejas huertas con pisos sin calidad ni zonas verdes. Se destruyó el barrio de San Julián
La democracia y la Expo 92
El PGOU de 1987 logró el desarrollo de la ciudad pero también destruyó el barrio de San Luis, rompiendo toda la trama urbana de esta zona del casco histórico expulsando a sus vecinos
Los años 90: las plazas duras
Tras la Expo dio comienzo un urbanismo más preocupado por la alineación que por el cuidado de los elementos del medievo. El cemento sustituyó al pavimento clásico y surgieron plazas duras
El siglo XXI: el auge del turismo
La adaptación del caserío como apartamentos y hoteles ha alterado la fachada del casco histórico. Se le ha unido la pérdida del pavimento clásico y una alta especulación urbanística
Por su parte, el arquitecto y miembro del Grupo MP9, Javier Queraltó, lleva seis años luchando contra el Ayuntamiento y Emasesa para conseguir el respeto por el patrimonio del suelo. Este técnico tuvo responsabilidades en materia de gestión del suelo desde 1979 a 1987 y recuerda que el Plan General de Sevilla en ese tiempo establecía unas normas de urbanización que, para el casco histórico, exigía para las calzadas un adoquín rugoso que redujera la velocidad del tráfico reciclando el material existente, que era el de Gerena. Sin embargo, desde 2016 ha ido comprobando la deriva de «operaciones negativas». «Debe haber un convenio firmado que desconocemos en el que la Gerencia de Urbanismo descargaba en Emasesa todas las operaciones de obra y se beneficiaría de un trasvase económico», señala. Es por este motivo por el que crearon un grupo muy combativo que entregó hace cuatro años al actual alcalde un prototipo de adoquín de Gerena cortado en un laboratorio por la mitad para demostrarle que se podía utilizar para calles accesibles, y evitar así el cada vez más usado adoquín de Quintana de la Serena, que ha cambiado por completo el paisaje urbano de calles como las del entorno de San Andrés, Dormitorio, Cardenal Spínola, por no hablar del multicoloreado enlosado de granito de la calle Baños.
El paisajista Ricardo Librero defiende que el PGOU no se ha cumplido en cuanto al arbolado, ya que obliga a que, por cada ejemplar talado, haya cinco plantaciones. Considera que en los dos últimos mandatos del Ayuntamiento «no ha habido cambios en materia medioambiental» y que, pese al Plan Director del Arbolado, hay el mismo número de ejemplares que antes. También critica que Urbanismo siga sin contar con Parques y Jardines -pese a que se integra en la misma área- a la hora de proyectar las reurbanizaciones.
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