El nuevo estadio del Betis y sus alrededores costarán 150 millones de euros

El documento registrado el día 3 de enero por el Betis justifica en su desarrollo la actuación urbanística que habrá de llevarse a cabo para hacer efectiva la fusión de estas dos parcelas, tanto la que ocupa actualmente el Benito Villamarín como la de la explanada anexa que ahora se viene utilizando de ordinario como un aparcamiento con gorrillas y para los medios audiovisuales y demás servicios públicos durante los días de partido. En él se especifica que se mantiene la edificabilidad máxima actual en 106.655 metros cuadrados, de los que el 70% serán consumidos por el nuevo estadio y el 30% restante se destinarán al edificio polivalente adosado a la infraestructura. Allí también se ubicará el equipamiento municipal de 3.000 metros cuadrados con el que habrá de compensar al Ayuntamiento de Sevilla por la adquisición de esta parcela. Así, el estadio tendrá una altura máxima de 47 metros, incluida la cubierta, y el edificio anexo, que se construirá con una estructura de terrazas, no podrá superar las nueve plantas (ocho más la baja) en su parte más elevada, la más cercana a la avenida Padre García Tejero.

La estimación de la inversión necesaria para la construcción del nuevo recinto deportivo y del complejo inmobiliario que se edificará junto a él está en torno de los 150 millones de euros, incluyendo también los costes de reurbanización del entorno. Esta cifra es algo más elevada que la que en un principio planteó el club, motivado fundamentalmente por el aumento del precio de los materiales que se ha producido recientemente. En junio de 2023, las primeras estimaciones del club hablaban de unos 70 millones de inversión sólo en la obra del estadio, aunque se elevó la cantidad a los 100 millones en la última junta general. Ahora, el documento urbanístico multiplica el dato al añadirle también el coste de la reurbanización.

La clave de esta operación urbanística está en la compensación que el Betis tiene que hacerle a la ciudad por la cesión de la titularidad de la parcela anexa. Para ello, se ha buscado el equilibrio entre el valor de estos terrenos y la cantidad que debe repercutir en el Ayuntamiento de Sevilla, aspectos recogidos en los compromisos suscritos en el convenio firmado entre el Consistorio y el club el 20 de mayo de 2004. En el documento se indicaba que la ejecución del proyecto del nuevo Benito Villamarín comporta la cesión a la ciudad de una plaza de uso público de 2.500 metros cuadrados y un equipamiento con edificabilidad de 3.000 metros cuadrados, además del coste de la urbanización del suelo público que rodea a la infraestructura. En su momento, el Betis planteó cambiar la ubicación del edificio anexo con fines municipales por pequeños equipamientos repartidos por todo el distrito que, en total, sumaran los mismos metros cuadrados, aunque finalmente se mantendrá la idea inicial. Consideran en el Betis que la cantidad a abonar al Ayuntamiento sería de algo más de 7,6 millones de euros, precio en el que se estima el valor del equipamiento público que se construirá en la parcela anexa, tal y como se detalla en el desarrollo de este Estudio de Ordenación.

El proyecto del nuevo Estadio Benito Villamarín sigue el diseño propuesto por la candidatura conjunta del arquitecto cordobés Rafael de La Hoz y el estudio estadounidense Gensler, que se alzaron como ganadores en el concurso internacional de ideas convocado por el club. La intención es articular una infraestructura que, respetando los valores originales de su actual configuración, se alce como un espacio abierto a la ciudad durante los 365 días del año, intensificando especialmente esta actividad durante los días de partido. Con ella se quiere ofrecer a los aficionados la posibilidad de disfrutar en el interior la experiencia del prepartido y del pospartido, en un formato similar al que ya se pone en marcha en otros grandes estadios de fútbol europeos. Además, esto contribuiría a evitar las concentraciones de público en el entorno para vivir la previa de los encuentros, que tantas quejas han provocado hasta ahora entre los vecinos de la zona por los problemas de ruido y la acumulación de basura en los espacios públicos de los alrededores, como ocurre por ejemplo ahora en el parque Guadaira.

El Betis quiere también que la obra del estadio constituya una oportunidad para integrarlo en el entorno y que a su vez se puedan recuperar nuevos espacios para uso público y vecinal. Por eso, se prevé eliminar por completo el vallado que actualmente se encuentra en el perímetro de las gradas de Gol Norte, Fondo y Gol Sur. En el caso de la avenida de la Palmera, además, se ampliarán los acerados para ahondar en este mismo objetivo. Se modificará también el acceso al interior del estadio de los aficionados a través del retranqueo de los tornos, que se colocarán más cerca de las gradas, permitiendo que exista un flujo de personas por las dependencias del Villamarín que pueda hacer uso de una oferta de ocio y gastronomía en familia. Por su parte, la nueva grada de Preferencia tendrá una capacidad para 10.000 espectadores de aforo general y 3.500 de premium. De hecho, el club espera que estas experiencias vips sean claves para financiar el coste de la obra, unidas al aumento de los ingresos por patrocinio del recinto, a los mayores ingresos por el tour, el museo y la venta en las tiendas, así como por la explotación de los espacios y auditorio del nuevo estadio para celebrar eventos.

Este espacio social de entre 400 y 500 butacas será uno de los principales atractivos de este edificio polivalente que se construirá en la explanada anexa al Benito Villamarín. Allí se espera también la ejecución de un aparcamiento subterráneo de dos plantas que no será para residentes. La infraestructura, que será gestionada por un operador privado, tendrá capacidad para 400 plazas, que se sumarán a las otras 400 que ya hay en el subsuelo actual. La intención es que sean usados en su mayoría por los clientes del nuevo hotel de lujo que allí se ubicará, de los usuarios del gimnasio y de los espacios de salud, además de por los del auditorio.

La mayoría de estos aspectos se recogen en el Estudio de Ordenación que ha presentado el club en la Gerencia de Urbanismo, un paso fundamental en el marco de una tramitación que superó anteriores escollos relevantes como el del informe de impacto medioambiental aprobado por la Junta de Andalucía. Ahora, deberá ser aprobado inicialmente por la Junta de Gobierno del Ayuntamiento, ser expuesto 20 días, y ratificado definitivamente en el Pleno. A partir de ese momento, el Betis podrá pedir oficialmente la licencia de obras. La idea es que los trabajos arranquen tras el último partido de Liga de este año y duren dos temporadas, las mismas en las que tendrá que disputar sus partidos en el Estadio de la Cartuja, donde también se mudarán las oficinas y los trabajadores de la entidad.