El New York Times tira de tópicos para describir el verano en Sevilla: calor y siesta
El periódico estadounidense dedica un reportaje al «infernal» calor de la capital hispalense y a cómo sus ciudadanos le hacen frente
El New York Times se hace eco de la polémica restauración de la Macarena
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Iniciar sesiónComo ya hicieron con la restauración de la Macarena, el New York Times vuelve a fijarse en la capital hispalense; esta vez para describir como la ciudad puede ser ejemplo para afrontar las altas temperaturas veraniegas. Una descripción en la que a pesar de ... que se ensalce cosas tan cotidianas para el sevillano como puede ser el uso de las persianas se tira de tópicos como la siesta para explicar el verano.
Se explica en el reportaje del tabloide estadounidense que en este «largo y mísero verano Sevilla se ha convertido en un horno del sur de Europa«. Prosigue el redactor explicando que aunque los ciudadanos »ansíen un alivio de las olas de calor la ciudad como el resto de lugares no tiene nada que hacer frente al calentamiento global«. Lo que sí atribuye el New York Times a Sevilla es una profunda tradición de lidiar el calor «con sentido común». Es después de este reconocimiento que explica que dadas las altas temperaturas «la siesta no es casualidad». En ese sentido, se menciona que los países nórdicos, donde el calor cada vez está más presente, se pueden fijar en destinos como Sevilla que llevan lidiando con el calor siglos, donde el verano se siente como «un infierno perpetuo».
Para soportarlo, explica el articulista, los sevillanos mantienen sus casas frescas con el uso de persianas y con edificios cuyas gruesas paredes permiten absorber el calor. Continúa ejemplificando con toldos, los sistemas de aire acondicionado que se utilizan en el Hospital Virgen del Rocío, así como la tecnología en la que trabajan científicos sevillanos para enfriar el aire caliente con agua y aclimatar espacios basada en los métodos que ya utilizaban los pueblos musulmanes en la península. También se hace referencia a los riesgos que provoca el calor en los mayores y como en la ciudad los sanitarios están especialmente alerta ante los golpes de calor.
El New York Times también se desplazó al campo sevillano, para ver los estragos que el calor causa en los cultivos. «Los niños, que ya son nocturnos, se están volviendo aún más, jugando en los parques hasta la medianoche«, comenta el redactor sobre los cambios en los horarios de juego por el calor. Dos vecinas de Gines declaran que »no se puede salir antes de las diez de la noche«, hora a la que, según explica el periodista estadounidense, se comienzan a llenar los bares. »Los únicos que se atreven a salir con el calor son los turistas«, apunta, un comportamiento que reprochan unos conductores de ambulancia que también intervienen en el reportaje.
La última parada del medio internacional es Itálica, donde el reportero asiste al cine de verano que el complejo arqueológico ha acogido este año por primera vez. «Aquí se se puede soportar el calor», le explica una asistente a la proyección de Robin Hood.
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