Año negro para la violencia machista en Sevilla: se duplican las víctimas mortales

Los paralelismos entre 2022 y 2015 no acaban aquí. También se computan en cada año cuatro menores que quedaron huérfanos después de perder a sus madres y que a sus padres les retiraran la patria potestad. Entre 2015 y 2022 una veintena de niños y/o adolescentes fueron las otras víctimas de este tipo de violencia y algunos de ellos, como los tres hijos de Jacqueline, fueron enviados a un centro de protección bajo la tutela de la Administración porque no tenían familiares directos que pudieran hacerse cargo de ellos de manera inmediata.

El último asesinato machista registrado en Montequinto ha puesto la puntilla a una estadística que empuja a la reflexión sobre la eficacia del sistema de protección que se articula en torno a las mujeres que denuncian. Jacqueline, de origen guatemalteco, había recurrido a la Justicia, que había dictado una orden de alejamiento que su asesino incumplía sistemáticamente. Vivía dentro de un coche a unos pocos metros del bloque de pisos donde residía la fallecida con sus tres hijos.

Al haber denunciado, la finada había entrado en la base de datos de VioGén, un sistema basado en un algoritmo que calcula el riesgo de las mujeres que denuncian malos tratos desde bajo a extremo y en función del nivel de peligrosidad, se les asignan unos recursos u otros. Ese algoritmo se nutre de las respuestas que dan las mujeres a un cuestionario que les facilitan los cuerpos policiales durante el proceso de denuncia. Jacqueline tenía un perfil activo pero se le había asignado un riesgo bajo. Según ese sistema, había pocas probabilidades de que fuera agredida por su expareja, que carecía de antecedentes hasta la fecha. Los hechos han venido a demostrar lo contrario. Esa valoración fue errónea y no es la primera vez que pasa.

La primera víctima de violencia machista que se registraba este año en la provincia de Sevilla se llamaba Virginia, de procedencia boliviana, y también estaba en la base de datos de VioGén pero con dos perfiles distintos: uno activo, vinculado a una expareja y otro inactivo con respecto al que acabaría siendo su asesino. Este individuo, con el que había tenido una relación sentimental, fue condenado y tras cumplir su pena, habían decaído todas las medidas. Asesino y víctima convivían con más personas en un domicilio de la Macarena hasta que el pasado 25 de abril se produjo una fuerte discusión. El detonante fue la negativa de ella a restablecer la relación. Alfredo G. C. la estranguló y después se deshizo del cuerpo en el río Guadalquivir.

La segunda víctima de la violencia machista de 2022, en orden cronológico, vivía también en Dos Hermanas e igualmente había estado registrada en el sistema Viogén. En 2011 había denunciado a su pareja por malos tratos, pero al año siguiente salía del sistema de protección después de que la Justicia absolviera a un individuo que once años después la mataría. En el momento del crimen, ambos, de nacionalidad española, vivían como okupas en una vivienda de la calle Fornet Domínguez, cerca de la barriada los Montecillos, donde aparecieron ambos muertos. Él la había apuñalado y después murió de sobredosis. Se cree que quiso quitarse así la vida. Cuando los agentes accedieron al inmueble, se encontraron con un escenario repleto de basura que evidenciaban cómo habían pasado los últimos días una pareja marcada además por la toxicomanía de ambos.

La otra víctima de la violencia machista que contabiliza la estadística oficial en 2022 es una sevillana de 44 años cuyo cuerpo apareció próximo al centro comercial Los Arcos, junto a un transformador. No había denunciado a su marido con quien tenía una hija. El asesino se quitó la vida tras apuñalar a su pareja. En este caso, ni tan siquiera la mujer había recurrido al sistema de protección.

A pesar de que las dos últimas mujeres asesinadas son de nacionalidad extranjera, no es precisamente una característica predominante en las víctimas mortales que se registran en esta provincia. Si se bucea en los anteriores casos y años, hay que llegar a 2018 para encontrarse con otra mujer inmigrante víctima de la violencia machista. Se trataba de Fátima, una marroquí que llevaba años integrada en el barrio de Los Pajaritos. Entre 2019 y 2021 fueron asesinadas en esta provincia seis mujeres y todas eran españolas.

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