«Nací en Rusia, pero soy sevillano y no me dejan volver a casa»

Vitaly huyó hasta Asia tras salir de Rusia y vivir durante dos meses en Rabat: «No puedo entrar en España; me están esperando mi madre y mis tres hermanos»

Vitaly, desde el país en Asia en el que se encuentra S. L.

SEVILLA

04/01/2023
Actualizado 05/01/2023 a las 00:18h.

Huyendo para volver. A casa. A Sevilla. Con su familia, su madre, Carmen, y sus tres hermanos. Con sus amigos. Vitaly, nacido en Rusia, pero «sevillano», como él se considera, tras llegar con ocho años a la ciudad hispalense con un programa de ... acogida para niños huérfanos, está protagonizando desde hace unas semanas una historia tan dura como triste: «No me dejan volver a España. No puedo entrar. Soy ruso, sí. Pero eso no significa que no pueda ver a mi familia». En sus primeras palabras en la conversación telefónica con ABC, y con acento andaluz, el joven deja patente su desesperación. «Voy de un país a otro tratando de que algún día me dejen volver a mi casa. Ahora estoy en Asia. He tenido que venir hasta aquí porque se me acababa el visado en Rabat, Marruecos, donde he estado los dos últimos meses. Ahora prefiero no decir el país en el que me encuentro por temas de seguridad. No me creo que me esté pasando todo esto».

Vitaly no puede evitar emocionarse. «Yo soy del barrio de Santa Clara. Estudié en Sevilla, trabajé en el hotel Colón. ¿Por qué no me dejan volver? Llegué a Sevilla cuando era un niño, con sólo 14 años. Y estuve hasta los 22. Luego volví a Rusia, y allí conocí a mi mujer. A los cuatro meses tuve que hacer la mili en la Fuerza Armada de Elite. Me tocó ir al norte de Rusia con la Infantería de Marina. Después pasó lo que pasó. En el año 2019 fue la última vez que pude volver a Sevilla. He querido volver ahora, pero no me dejan, y aquí estoy, en Asia esperando a que me digan qué puedo hacer».

Vitaly huyó de Rusia hace unos meses para acercarse a España, y optó por ir en un primer lugar a Rabat. «Pude coger el avión de milagro. El día que me iba, menos mal que mi mujer no abrió la puerta de casa. Era la Policía, que me venía a buscar para que yo fuera al frente. Menos mal que pudimos irnos y llegar a Rabat. Allí, en el primer día, fui a la Embajada Española para explicarles que quería volver a España. Pero me dijeron que no era posible. Le dije que cómo que no..., que yo quería ver a mi madre. Les dije el nombre de mi madre y ahí empezaron a escucharme. Pero nada. Mi madre, la pobre, no ha parado de moverse para que yo vuelva con ella. Ha ido al notario para hablar de mi arraigo, de todo, todo. No tengo la nacionalidad española, pero soy sevillano. Eso se tiene que saber. Puede preguntar a quien quiera. Mi hermano trabaja en la Universidad Pablo Olavide; mi hermana es psicóloga. Tengo cuatro sobrinos; tengo a mis amigos».

El joven habló de humanidad: «Yo no quiero dinero, no quiero ayudas económicas. Yo lo que quiero es volver a Sevilla y ponerme a trabajar. Quiero ganarme la vida, pero con mi familia al lado. Soy una persona de trabajar. Cuando estaba en el orfanato, me ponía a cargar y descargar sandías. No quiero culpar a nadie con lo que me está ocurriendo. Lo mío me parece un caso único... Tengo amigos rusos que se han ido al frente; otros, a los que han obligado. Yo no sé qué está pasando. Una de las mejores amigas de mi mujer es de Ucrania. El día que Rusia invadió Ucrania nos enteramos por ella. Nos llamó y nos dijo: '¿sabes que Rusia está invadiendo Ucrania?' Es muy duro todo esto. Ojalá algún día acabe, y ojalá que yo pueda volver a ver a mi familia en Sevilla».