EL PASEANTE
El mural en el que solo se conjuga el verbo vandalizar
El caso de Puerta Barqueta es un compendio de todo lo que empobrece la vía pública a pesar de que se ideó precisamente como una zona privilegiada de acceso a la Expo92
Sevilla
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Iniciar sesiónSevilla puede avergonzarse de contar con los espacios públicos más degradados de las ciudades de su tamaño en las zonas más céntricas. No es ningún timbre de honor, por supuesto, pero evidencia el nulo respeto que sus ciudadanos tienen por el espacio público. Lejos de ... compartido, apropiado de la manera más lastimosa: a través de la agresión física reiterada en el tiempo. Durante muchos años, Sevilla fue el banco de pruebas de resistencia de los fabricantes de mobiliario urbano: el tiempo que el banco o la fuente o la farola aguantaran a la vista de todos en la capital andaluza indicaba el grado de resistencia de sus materiales.
El caso de Puerta Barqueta es un compendio de todo lo que empobrece la vía pública a pesar de que se ideó precisamente como una zona privilegiada de acceso a la Exposición Universal de 1992 con sombras, pavimento continuo y un mural cerámico del último artista surrealista vivo por entonces que quería servir como telón de fondo para recibir a los visitantes.
Verbo América era un doble mural a ambos lados de la embocadura del puente de la Barqueta con más de veinte metros de largo en cada lado. Roberto Matta, artista chileno con nacionalidad francesa, se encargó de concebir, proyectar y supervisar la instalación de las piezas de cerámica que la artista japonesa Yoko Akabane coció en Sevilla enlazando con la gran tradición ceramista de Triana y sus alfares que, a estas alturas, no está más que en el nomenclátor como la calle Alfarería.
El mural se instaló como parte del programa de 'Arte en espacios públicos' que quería realzar y darle protagonismo a las calles y avenida de la Expo con la intención de crear paisaje en un espacio urbano creado ex nuovo sobre el suelo de la Cartuja ganado al cauce de avenidas con la corta hidráulica que desvió el río vivo al norte del meandro de San Jerónimo.
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Algunas de esas piezas se perdieron para siempre. El caso más sangrante es el del 'Edificio para un vacío' de Anish Kapoor, el mismo artista cuya 'Cloud gate' pulida y brillante se ha convertido en emblema de la ciudad de Chicago. El mural 'Verbo América' de Roberto Matta, premio Príncipe de Asturias de las Artes, vio amputado un paño como de tres metros para hacerle sitio al carril bici hasta que entidades conservacionistas se echaron las manos a la cabeza.
Lo que vemos hoy en Puerta Barqueta no puede ser más deprimente. El mural cerámico se restauró en 2011 salvando las piezas originales que no se habían perdido. Cinco años después de aquella intervención bienhechora, se levantaron voces desde distintos ángulos para que el mural se conservara a cubierto en un pabellón ad hoc para evitar los estragos de la intemperie en los azulejos. Una versión hermana del mural 'Verbo América' sevillano se conserva en Chile en una estación de metro precisamente para evitar el impacto de la erosión ambiental causada por estar al aire libre. Y lo que no es la intemperie… El mural de Matta grita en silencio todos los verbos que la ciudad conjuga sin aparente rubor: destrozar, vandalizar, abandonar, maltratar, destruir, asalvajar…
La tapia del mural no es el telón de fondo con que se concibió en la Expo92, sino un telón para ocultar el vertedero en que se ha convertido la zona. Cuanto va sobrando en la zona acaba ridículamente escondido tras el muro, aunque quede a la vista por el reverso. En tiempos, el panel cerámico tenía un arriate con una lámina de agua que ofrecía una mínima barrera física para contemplarlo a un metro de distancia sin posibilidad de atacar sus piezas, pero también desapareció, comido por la maleza.
Los grandes macetones plásticos que impedían el estacionamiento de automóviles hace tiempo que se desmoronaron; las carcasas vacías hablan de un abandono de muchos meses; algunas se han transformado en papeleras para toda clase de residuos que se abandonan sin ningún tipo de miramiento.
Todo el espacio está degradado hasta un extremo inaudito en una zona lindera con el Casco Histórico con figura de protección patrimonial. El pavimento cuarteado no se ha renovado en treinta años, siendo el original que se extendió para la Exposición Universal. El carril bici y los macetones que impiden que los vehículos estacionen presentan un estado lamentable. Tampoco los naranjos lucen mejor.
La tapia del mural oculta para ocultar el vertedero en que se ha convertido la zona
Por no hablar de que no hay donde sentarse, mal endémico de los espacios públicos de Sevilla, concebidos para peatones apresurados que no se sientan desfallecer en ningún momento… porque no habrá donde recobrar el resuello. Los pequeños miniauditorios para espectáculos de animación callejera que entretuvieran la espera de los visitantes de la Expo92 también están abandonados.
Finalmente, un aparcamiento exclusivo de los visitantes del parque temático que se abre en Puerta Barqueta completa esta galería de los horrores del espacio público sevillano con aspiraciones de convertirse en el lugar más degradado del perímetro del casco histórico.
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