El Virgen del Rocío de Sevilla participa en un proyecto pionero en Europa para prevenir suicidios a través del móvil y la Inteligencia Artificial

Para prevenir muchas de esas muertes, el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz ha promovido un proyecto pionero en Europa denominado «Multisite Smartphone-based Ecological Momentary Intervention for suicide prevention», con el que colaboran el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Hospital Universitario de Oviedo y el Hospital del Mar de Barcelona. Este ensayo se vale del teléfono móvil y de la Inteligencia Artificial (IA) para conseguir su objetivo. «Se va a preguntar a las personas que ya han intentado el suicidio en alguna ocasión cómo se sienten y el entorno en que están, en tiempo real. Y también se va a monitorizar el comportamiento de los pacientes utilizando los sensores integrados en el teléfono móvil», explica Miguel Ruiz Veguilla, coordinador de la Unidad de la Infancia y Adolescencia del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, que lidera en toda Andalucía esta estrategia preventiva. .

Hay personas que piensan que el móvil será el nuevo hospital y quizá no anden desencaminados. El objetivo del proyecto, al que la Fundación La Caixa ha concedido una subvención de un millón de euros, «es determinar la efectividad de la tecnología y de la IA para prevenir los intentos de suicidio y proporcionar una imagen más precisa del perfil de personas que intentan suicidarse para poder diseñar una estrategia de prevención».

El el doctor Ruiz Veguilla lo explica así: «Si alguien llega a Urgencias con una problemática mental que comporta un riesgo de suicidio, se le atiende como hasta ahora, pero una vez que recibe el alta, se se le invita a participar en este proyecto. A estos pacientes que ya han tenido un intento de suicidio se les pide permiso para implantar una especie de app en el móvil que nos va a proporcionar muchos datos gracias a la IA. Se van a registrar una gran cantidad de datos como pasos que se dan diariamente, la rapidez con que contesta al teléfono o las veces que entra en el whastapp«.

Este psiquiatra sevillano aclara que la privacidad de esos mensajes estará garantizada. « Nosotros no vemos las conversaciones, simplemente los patrones de conducta del uso del móvil para detectar cambios sospechosos: a qué hora dejó de escribir por la noche o a qué hora empezó a hacerlo por la mañana, por ejemplo. Esos datos que llamamos pasivos se integran en un archivo de big data, a los que añadimos los datos activos del paciente que responderá a unas preguntas que recibirá en su móvil del tipo «¿cómo te sientes?». Explica este experto que desde su propio teléfono móvil «se pedirá que evalúen su estado de ánimo (por ejemplo, tristeza) del 1 al 10 y también se le pregunta si ha fumado, ha tomado alcohol, o ha ido al colegio».

Con todos esos datos, tanto activos como pasivos, se intentará predecir el comportamiento del paciente y si va a volver a intentar suicidarse. «La IA nos permitirá lograr un algoritmo que aprenderá a predecirlo y ese algoritmo podremos aplicarlo a una población clínica determinada con la que lo podremos validar«, asegura el experto.

La idea es que el teléfono del paciente le avise de que está en riesgo de suicidio y le enviará un mensaje para que vaya al hospital. Pulsando un botón podrá contactar con el centro sanitario, su madre o su pareja. «Ese sería el final de este proyecto -dice Ruiz Veguilla-, que detectemos el riesgo y podamos evitar la muerte de esa persona».

El proyecto, al que el Virgen del Rocío aportara unos 500 pacientes, está a punto de ponerse en marcha y reclutará en toda España entre 1.500 y 2.000 pacientes. La duración de este ensayo será de dos años, el tiempo estimado para recoger los datos para después analizarlos.

«Con los métodos actuales no conseguimos reducir el suicidio y confiamos en que podamos lograrlo con la ayuda de la IA. Es una tecnología nueva y tenemos que explorarla. El móvil sabe de nosotros casi más que muchos familiares, sobre todo en los datos pasivos, lo que yo tardo en entrar en Instagram o lo que duermo. A veces el paciente no se da cuenta de que lo está pasando tan mal o que está en riesgo de suicidio«, explica el coordinador de la Unidad de la Infancia y Adolescencia del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Este proyecto arranca con pacientes de 16 años y no tiene límite de edad.

Los expertos en salud mental tienen documentadas como señales de riesgo de suicidio tardar más en contestar el teléfono, entrar menos en las redes sociales o estar menos activo en whastsapp. «Hay que afinar también lo que anda o deja de andar el paciente, puesto que puede ser otra señal».

El doctor Ruiz Veguilla destaca que se han incrementado en torno a un 40 por ciento los casos de trastornos mentales con riesgo de suicidio que llegan a los hospitales sevillanos respecto a los que atendían antes de la pandemia. Y subraya también está creciendo el número de casos graves: «Son dos aumentos paralelos, el general y el de los casos más graves«.

Este significativo crecimiento de la demanda de atención mental se da sobre todo en población adolescente, que sufre en mayor medida trastornos afectivos-emocionales. Constata este experto que «tenemos los mismos recursos humanos que hace 10 años para atender ese mayor número de casos, pero el problema no es que la Administración no contrate profesionales sino que no hay profesionales a los que se pueda contratar. Y es obvio que esto no va a mejorar«. Otros países han resuelto esa falta de recursos organizando las cosas de otra manera: repartiendo tareas y estructurando responsabilidades. «En España no hay psiquiatras ni psicólogos clínicos en paro y ya casi tampoco enfermeros especializados en atención mental. Esta es la realidad».

Con una demanda asistencial creciente, la atención mental podría llegar a colapsar si no llegan nuevos recursos o no se acomete esa reestructuración. «Es importante que la labor que pueda hacer cualquier persona de los equipos que trabajan en Salud Mental no la haga nadie cuyo trabajo solo lo pueda hacer él. «Las consultas, diagnósticos y tratamientos corresponden en exclusiva a psiquiatras y psicólogos clínicos, pero convendría ampliar el personal sanitario que no está altamente cualificado como monitores sanitarios, educadores de la salud, etcétera para que ellos realicen otras labores que ahora realizan psiquiatras y psicólogos clínicos y que ellos pueden acometer perfectamente», dice el doctor Ruiz Veguilla. «Esto se ha hecho en otros países europeos donde se dieron ya cuenta de que no les iban a llegar más médicos. Esa nueva visión es crucial«

En la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Virgen del Rocío trabajan 7 psiquiatras y 5 psicólogos clínicos, además de 6 enfermeros, 3 TCAE,una administrativa, un trabajador social, un monitor y una terapeuta profesional. «Faltarían muchos monitores para atender a una población potencial de 900.000 habitantes».

Ruiz Veguilla dice que «invertir contra la pobreza da salud mental a la población» e insiste en que «hay que incidir mucho más en las políticas preventivas y trabajar mucho más con colegios y Atención Primaria».