María, la niña huérfana de Uganda que una cooperante se trajo a Sevilla: «Su abuelo me dijo que moriría en el orfanato»
Profesionales sanitarios de Podólogos Sin Fronteras han operado este viernes en el Infanta Luisa de Sevilla de una importante malformación en el pie, mientras esta madre sevillana de 55 años piensa iniciar los trámites para su adopción: «España sería la oportunidad de su vida»
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Sevilla
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Iniciar sesiónA María, una niña ugandesa de 11 años, la operaron este viernes en el Hospital Infanta Luisa de Sevilla de una malformación grave en su pie. Lo hicieron los doctores Francesc Soriano y Javier Pascual, con la ayuda de otros profesionales sanitarios ... de la ONG Podólogos Sin Fronteras (PSF) que llegaron el jueves a Sevilla desde distintos puntos del país. La intervención salió bien, según lo previsto.
María llegó a España gracias a Concepción Illanes, una cooperante sevillana de 55 años de la ONG Acción Voluntariado. María se cruzó hace pocos meses en la vida de Conchi (o Conchi en la de María), cuando esta madre de 55 años especializada en la gestión y organización de eventos deportivos decidió abandonar su profesión para dedicarse al voluntariado internacional. El azar y las circunstancias la llevaron a visitar un orfanato de Uganda donde vivía María, cuyos padres murieron años antes. Había en él unos 400 niños pero María contaba una peculiaridad que la distinguía de todos los demás: un pie equinovaro. Esta malformidad congénita se debe a que los tejidos que conectan los músculos al hueso son más cortos de lo habitual y provocan que el pie no adquiera una posición recta y se tuerza.
En España o cualquier otro país desarrollado, a María se le habría corregido su problema con un tratamiento a base de escayolas y alguna pequeña cirugía de tendones a los pocos meses de vida, la cual le habría permitido llevar una infancia normal, como la de cualquier niña de su edad, pero en países como Uganda, sin apenas recursos ni un sistema sanitario reglado, María no recibió ningún tratamiento médico y su patología se ha convertido en una grave discapacidad.
«Conocí a María cuando fui a Uganda con mi ONG para fundar una escuela, y su abuelo me contó que era huérfana. Me dijo que él había cuidado de ella desde que murieron sus padres pero que ya estaba muy mayor y enfermo y que ya no podía cuidarla«, cuenta Conchi, su ángel de la guarda desde que cruzó su mirada con ella en ese orfanato. »Me dijo su abuelo que con ese problema, sin padres ni nadie que la cuidara, María moriría en el orfanato«.
Esta madre sevillana (tiene un hijo de 31 y otra hija de 25) sabía que el hombre no exageraba porque tuvo la oportunidad de visitar a un grupo de albinos ugandeses en su escondite. «Se escondían simplemente porque los mataban. Allí no se entiende lo diferente ni se comprende la discapacidad», cuenta. Tras regresar a España, Conchi se puso en contacto con la Escuela de Podología para ver qué se podría hacer por el pie de María. «Ellos me pusieron en contacto con Podólogos Sin Fronteras y me dijeron que no podían ir a Uganda a operarla porque ese país carecía de infraestructura sanitaria para realizar este tipo de intervención, pero que la operarían en Sevilla si lograba traérmela«. Como cuenta el doctor Soriano, todos se ofrecieron a colaborar de forma altruista.
Conchi habló después con Quirón, que ofreció los quirófanos del Infanta Luisa de Sevilla y todas las instalaciones del hospital de forma completamente gratuita. «Nos costó cerca de 3.000 euros en papeleo sacar a María de Uganda porque nos pidieron todo tipo de documentación, radiografías, etcétera, pero lo importante era traerla aquí y operarla porque allí no lo iban a hacer«, cuenta.
Conchi «pasó por el aro» con todas esas peticiones que le hicieron, algunas absurdas o redundantes, pero no transigió en que María viniera acompañada desde Uganda por un extraño y fue ella misma a buscarla al país africano con su marido. «Nos dijeron en la Embajada de España en Uganda que ese extraño podría suplantar mi personalidad y que era mejor que yo fuera a recogerla en persona y es lo que hice«, cuenta.
El cirujano valenciano Francesc Soriano, de PSF, contaba antes de la intervención que habían estudiado muy bien su caso y que la operación duraría al menos cuatro horas. «Tiene el pie prácticamente al revés y esto le ha generado muchos problemas en el tobillo, que a medida que crezca se extenderán a sus rodillas, su cadera y su columna vertebral, en el caso de que no se hiciera la cirugía. De pie no puede cerrar las piernas y trataremos de corregir en el quirófano gran parte de sus problemas para que en pocos meses pueda empezar a hacer una vida más o menos normal, aunque su dismetría (tiene una pierna más corta que otra) le dejará necesariamente una cojera», explica. Cuando cumpla los 18 y acabe su crecimiento, a María le facilitarán unas alzas que le ayudarán a caminar mejor.
María no tenía partida de nacimiento y en Uganda aseguraron a Conchi que la niña tenía 9 años, algo desmentido por posteriores análisis realizados en España, que elevaron su edad a 11-12. La cooperante sevillana cuenta a ABC que va a hacer todo lo posible para adoptar legalmente a María: «Es la única posibilidad de que pueda hacer una vida normal porque siendo huérfana en Uganda no tendría ninguna oportunidad y su único rol sería casarse y tener hijos«.
El doctor Soriano recuerda que un médico norteamericano de PSF operó a una niña en Honduras de una grave malformación en las rodillas con circunstancias parecidas a la de María. «La niña se recuperó muy bien, pudo estudiar y ahora es la jefa de Enfermería del hospital en Honduras donde vamos a operar muchos veranos«, cuenta este cirujano comprometido con el voluntariado.
De momento, María goza de un visado de seis meses para permanecer en España. No sabe nada de español y sólo se comunica en su lengua, el runyamkorei, uno de los dialectos más antiguos de Uganda. «Ojalá pronto podamos escolarizarla y enseñarle español. Lucharemos por ella con todas nuestras fuerzas para que tenga una oportunidad en su vida«, dice Conchi. La apoyan su marido y toda su familia sevillana.
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