«Qué familia tan complicada, con lo que tienen que no carecen de nada». Lo cantaba Pepe Da Rosa hace algunos lustros en referencia a un telefilme que estaba entonces de moda. Pero bien podría aplicarse para lo que le ocurre al entorno de la ... cantante María del Monte, que últimamente parece estar pasando una mala racha. Al menos por la parte familiar.
Atracos, detenciones, velatorios... las desgracias nunca llegan solas. Porque aunque la reina de las sevillanas tiene la parte sentimental resuelta ya que está felizmente casada con la periodista Inmaculada Casal, la suerte no parece acompañarle con sus allegados.
La última de las desgracias hace referencia a que su sobrino Antonio, hijo de su hermano Juan Carlos, ha sido detenido. Si ya debió pasar un mal trago cuando en agosto de 2023 le robaron en su propia casa, el disgusto debe ser mayúsculo al descubrir que el presunto ladrón puede llevar su propia sangre.
Y es que Antonio Tejado, un conocido de los reality show que confesó públicamente hace tiempo sus adicciones al alcohol y las drogas, ha sido detenido y las sospechas apuntan a que pudo participar en el robo de la vivienda de su tía en Gines.
La mala racha de la cantante empezó hace ya algún tiempo pues la pandemia hizo estragos en su familia y se cebó con los suyos. En mayo de 2020 moría su hermano Antonio a los 65 años víctima del covid, del que se había contagiado. «Nada será lo mismo sin ti, no puede ser nada igual. Te llevas parte de mi alma», proclamaba María del Monte en sus redes sociales para referirse a su hermano. Era el mismo que años atrás había salido absuelto del Caso Arny tras varios años de una polémica investigación que también debió provocarle muchos sinsabores.
El virus
En mayo de 2021, sólo un año después de perder a Antonio, otro de sus hermanos, Juan Carlos, corría la misma suerte. Fallecía en un hospital sevillano también como consecuencia del virus. Juan Carlos, padre de Antonio (el que ahora ha sido detenido) era el tercero de los cinco, ya que María tenía cuatro hermanos varones.
Sólo unos meses después, en agosto del mismo año, despedía a su madre, Bibiana Algaba, a la que, según había confesado en un programa de televisión, tuvieron que ocultar la muerte de sus hijos para evitarle tanto sufrimiento.
Se iba a los 95 años de edad dejando a su única hija sumida en el dolor. Con gafas de sol y su característica coleta de siempre, María del Monte afrontaba otro duelo. Ahora, cuando se la veía de nuevo feliz, le llega un nuevo mazazo. Dicen que lo está pasando fatal y que no quiere hablar. No es para menos.
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