Manuel Seda: «Vengo de una familia humilde y pude hacerme notario porque Rafael Leña me preparó gratis»

-¿Cómo decidió hacerse notario?

-Yo procedo de una familia humilde de Alcalá de Guadaira. Estudié la EGB y las enseñanzas medias en colegios e institutos públicos de mi pueblo. Decidí hacer Derecho y, terminando el tercer curso de la carrera, un profesor de Derecho Hipotecario me dio matrícula de honor y me mandó a llamar a su despacho. Me preguntó entonces qué iba a hacer cuando acabara Derecho y le dije que ejercer la abogacía, Entonces me dijo si no me planteaba hacer una oposición y yo le dije que me había planteado en alguna ocasión hacer como mucho una para inspector de Trabajo. Entonces me dijo que con mi expediente académico tenía que ser como mínimo notario.

-¿Como mínimo...?

-Eso me dijo. Yo le dije que mi familia era muy humilde y que no podía pagarme la preparación de una oposición así y me contestó que por eso no me preocupara, que sólo me tenía que preocupar de que mis padres pudieran mantenerme durante el tiempo de preparación. Me dijo que él me prepararía y que se encargaría también de facilitarme todos los medios materiales que necesitara, que no me preocupara de nada más que de estudiar. Cuando pregunté a mis padres, me dijeron que no me faltaría un plato de comida en la mesa.

-¿Quién era ese profesor que le ayudó?

-El notario Rafael Leña. Antes de aceptarme, me dio una serie de temas de Hipotecario para que una semana después fuera a «cantárselos». Me los preparé y a la semana siguiente fui y los expuse. Cuando acabé, me dijo: «Lo que le prometí sigue en pie porque muy pronto va a ser usted notario».

-¿Qué edad tenía usted entonces?

-Tenía 21 años cuando él me captó para preparar la oposición. Rafael Leña me preparó junto a un compañero de su despacho, Joaquín Serrano, porque él viajaba mucho por su trabajo y por sus responsabilidades en el Colegio de Notarios. Les estoy muy agradecido a los dos, además de a mis padres. Fue una suerte encontrarme con dos personas así, que me ayudaron tanto.

-¿Y aprobó a la primera?

-Sí.

-¿Cuánto tiempo estuvo preparando las oposiciones?

-Tres años.

-Supongo que eso no es lo normal...

-No. La media estadística es sacarlas a los 7 años de iniciar la preparación.

-¿Qué le dijo Rafael Leña cuando aprobó?

-Fui a verlo a su despacho a darle las gracias, él me dio la enhorabuena y me dijo: «A partir de ahora ya me puedes hablar de tú» (risas). Hasta entonces siempre nos habíamos tratado de usted.

-¿Siguen siendo ahora igual de duras las oposiciones a Notarías que cuando usted las aprobó hace 35 años?

-Sí. El nivel no se ha bajado. El problema con que nos encontramos en las oposiciones es que a los chavales les cuesta más trabajo preparar la oposición porque el nivel del que parten es inferior al de nuestra época. Es más bajo y tienen que hacer un esfuerzo mayor.

-¿Antes había más opositores buenos a Notarías que ahora?

-Sí. Hoy hay muchos despachos y grandes empresas que buscan ya en las facultades de Derecho los mejores expedientes para llevárselos. Para estos alumnos el dilema es grande, porque tienen que elegir entre estar siete años más estudiando sin ninguna garantías de aprobar, o aceptar ya ofertas laborales que pueden significar que a los dos o tres años sean socios del despacho.

-Supongo que la memoria es muy importante para un opositor a Notarías. Se lo pregunto porque está siendo despreciada o minusvalorada en el sistema educativo español desde hace ya algunos años.

-Sí, y la memoria es un músculo que hay que ejercitar y entrenar. Es importante en nuestras oposiciones pero lo fundamental es la capacidad de razonamiento y de asimilación de las ideas y de los procesos. He estado dos veces en tribunales de oposición y me he llevado verdaderas decepciones con opositores muy brillantes en el oral que fracasan en el último ejercicio práctico, por no ser capaces de razonar y aplicar esos conocimientos. Hay que ver el derecho en un plano horizontal donde todo está relacionado y todo eso hay que saber conectarlo.