Juan José Padilla carga contra los médicos de Ceret: «¿Qué hubiera pasado si la cornada es en la femoral o safena?»
El jerezano replica al comunicado emitido por el equipo médico francés tras la decisión de Rafaelillo de regresar a Murcia para ser operado de una cornada en su axila
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El matador de toros jerezano Juan José Padilla ha vuelto a cargar duramente contra la comisión organizadora de la feria taurina de Ceret (Francia), lugar del que conserva una amarga experiencia. Concretamente, de la tarde del 16 de julio de 2007 cuando presenció el «cornalón» que recibió el alicantino Luis Francisco Esplá en el primer toro. Aquel recuerdo ya le hizo vivir un desagradable cruce de acusaciones con Juan Carlos Carreño, responsable de la comisión organizadora, durante su etapa como tertuliano del programa 'Los Toros' de Manolo Molés.
El comunicado que el jerezano ha enviado a los medios viene a colación de la última polémica surgido en torno a esta feria, así como por las dudas que desde un sector de profesionales arrojan sobre el estado de las enfermerías y la formación de los equipos médicos del sudeste francés, lo que motivó que el murciano Rafael Rubio 'Rafaelillo' optara por emprender el pasado fin de semana un largo viaje hasta el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia para ser intervenido quirúrgicamente de la herida cercana a la axila izquierda que había sufrido en el coso de Ceret.
Padilla recuerda cómo las «complicaciones» del toro de la ganadería del 'Cura de Valverde', sumadas al «fuerte vendaval» que reinaba en la tarde, llevaron a que Luis Francisco Esplá sufriera tres cornadas: «Una en el pecho, otra en el escroto y una tercera superficial en la cara». Explica que fue él uno de los costaleros que llevó al maestro alicantino sobre sus brazos hasta la enfermería, cuando puedo comprobar la gravedad de la herida del pecho, «viendo y sintiendo cómo salía aire por el pulmón».
Evacuado en helicóptero
«La gravedad del percance hizo que el maestro Esplá perdiera las constantes vitales por lo que tuvo que ser evacuado de la plaza en helicóptero hasta el Hospital Saint Pierre de Perpignan. A mí me tocaba por turno matar el toro que le hirió y tal fue la angustia inicial que la corrida, incluso, se paró durante unos minutos por decisión mía, de mi compañero Sánchez Vara y de nuestras cuadrillas, que nos temíamos lo peor mientras los aficionados esperaban noticias con el corazón encogido».
Es en ese momento cuando asegura que vivió los momentos más desagradables, cuando supuestamente recibió «presiones» por parte de la comisión y del citado Juan Carlos Carreño, quienes «me instaron a continuar con la lidia con amenazas» sobre su posible liquidación económica en caso de no continuar con el festejo. «Mi respuesta fue firme: hasta no saber si el maestro había llegado con vida a Perpignan, no reanudaría en festejo. Esta decisión me pasaría factura años más tarde, sufriendo el veto de la comisión».
«Ahora, 16 años después de este episodio real que les relato, me sorprende que el equipo médico de Ceret emita un comunicado justificándose y dando explicaciones por lo sucedido este fin de semana para zanjar la polémica en torno al tratamiento médico de la cornada recibida por Rafaelillo. Al parecer, en todos estos años no ha habido tiempo para valorar, actualizar y mejorar los métodos de protocolo que se le aplica al torero en caso de una cornada. Pero, ¿y si algún día vuelve a suceder con una femoral, una safena o una carótida? ¿Tendremos que volver a perder la vida de otro hombre que se viste de torero y cumple honradamente en el ruedo?» Pongamos remedio antes de que se vuelva a ser demasiado tarde.
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