José Luis Sanz y Antonio Muñoz acercan posturas en la negociación de los presupuestos de Sevilla

La vía del PSOE es una de las últimas cartas que le quedan a José Luis Sanz para salvar su primer presupuesto. Es consciente de que se trata de una opción remota, en la que también hay que tener en cuenta variables que trascienden de lo municipal, pero no quiere darse por vencido sin haber intentado convencer al principal partido de la oposición de que es posible llegar a un acuerdo que supondría una revolución mediática nacional. Sabe que el coste a pagar sería menor que si cede a las pretensiones de Vox. El que a priori era su socio predilecto sigue empeñado en formar parte del gobierno como condición indispensable para aprobar las cuentas, pero Sanz insiste en que esa posibilidad está totalmente descartada. El idilio con Podemos, que se desmoronó con la ruptura de la coalición por la presentación de enmiendas parciales unilaterales, siempre fue una quimera. Con todo, no le queda otra que seducir a los socialistas. O, al menos, intentarlo.

Fuentes socialistas confirmaron a ABC de Sevilla que el encuentro entre Sanz y Muñoz fue «cordial», aunque insisten en que el acuerdo «sigue estando muy difícil». En el PSOE reiteran que el capítulo de ingresos del presupuesto es «ficticio» y que echan en falta partidas ya previstas por el gobierno entre los gastos. No es el único inconveniente. Aseguran que las cuentas son un reflejo del modelo de ciudad que tiene cada ejecutivo y que en este aspecto existen diferencias sustanciales con el PP. Saben que todos estos aspectos son determinantes, pero confirman que siguen estando abiertos a negociar y que «hay voluntad de intentarlo». Una versión que corroboran en el gobierno, incidiendo en que «la predisposición es buena por las dos partes».

Hay dos diferencias importantes con respecto a otros momentos en los que se inició un diálogo entre PP y PSOE en relación a los presupuestos. La primera es que, al margen de las evidentes diferencias ideológicas, ninguna de las partes se cierra al acuerdo y hablan con esperanza de la posibilidad de que acabe materializándose. La segunda, y quizás la más importante, es la absoluta discreción con la que quieren tratar esta vía. Ni el equipo de Sanz ni el personal de confianza de Muñoz están en disposición de ofrecer más detalles de la reunión. Los tienen, evidentemente, pero prefieren no dar pasos en falso que puedan dar al traste con el pacto. Quieren evitar interferencias de terceras personas que condicionen lo que ocurra en Sevilla con la ruptura total que existe entre ambos partidos a nivel nacional.

En pocos días habrá de resolverse el misterio. El alcalde se puso como límite la última semana del mes de enero para intentar cerrar un acuerdo con algunos de los grupos de la oposición, con el objetivo de que el Pleno que debe ratificar los presupuestos se celebre a principios de febrero. Hasta entonces, el PP y el PSOE seguirán celebrando reuniones para encontrar puntos en común que les permitan avanzar en las negociaciones, para lo que Sanz y Muñoz cederán el testigo a sus concejales de máxima confianza. Serán Juan Bueno, por parte del gobierno, y Sonia Gaya, por parte de los socialistas, quienes se sienten en los próximos días para continuar con este diálogo. Por ahora, no hay fechas cerradas para las reuniones, pero sí una predisposición inédita y ciertamente frágil que nadie imagina cómo acabará.