La investigación genética llega a los caballos de Pura Raza Española

La Real Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española da servicios registrales, desde Sevilla, a casi 70 países, con más de 44.000 ganaderos afiliados y 270.000 animales registrados. A través de este laboratorio genético, ubicado en el barrio de los Bermejales, se asegura la entidad el conocimiento de las generaciones del pedigrí y, por tanto, se apuntala la seguridad de que todos esos caballos pertenecen a la más pura estirpe de la raza española.

El control es exhaustivo desde el momento de la monta hasta la catalogación de esa futura cría como «apta» o «no apta» como reproductoraPRE. La asociación obliga a los criadores a firmar un documento del acuerdo entre ambas partes en el acto de cubrición, teniendo así una primera información de cuándo se ejecuta el cruce y quiénes son los padres. Una vez nacida la cría, un veterinario autorizado de la Ancce acude a la finca para una primera inspección oficial, así como la extracción de sangre para el análisis de su ADN.

Esas muestras sanguíneas son las que se envían al laboratorio de los Bermejales (en el caso de ganaderías extranjeras, se mandan gotas sobre un papel) para que los técnicos certifiquen, a través del ADN, que las crías son hijas de los citados reproductores. Para ello, Ancce tiene ya registrados datos de hasta cuatro y cinco generaciones de todos los animales catalogados con su 'sello de calidad': Pura Raza Española. Según explica el director técnico del Programa de Mejora del PRE, Pedro J. Azor, en el caso de que esos análisis «no sean concluyentes» y la prueba de filiación no demuestre la paternidad, el potro será considerado como «cruzado».

La asociación nacional no le expide a los caballos «cruzados» su pasaporte oficial, un documento en el que además de constar sus datos de vacunación, genealogía, capa o microchip, se certifica su 'nacionalidad' PRE. Un pasaporte que resulta casi imposible de falsificar por estar hecho con material de la Real Fábrica de Moneda y Timbre. Además, como en el caso de los catálogos de los reproductores, Ancce pone la herramienta a disposición de todos los asociados para que puedan asegurarse que los sementales que 'alquilen' a otros ganaderos o ejemplares que adquieran para sus yeguadas sean PRE y aptos para su reproducción.

Es a partir de los tres años cuando se analizará, a través de medidas zoométricas y morfológicas, la evaluación genética para que los ejemplares puedan convertirse en reproductores de la raza. Pese a llevar la sangre exclusivamente PRE, si la Ancce no le da su aprobación, las crías futuras de ese semental o yegua no podrán inscribirse en su libro genealógico, poniéndole fin a su futura estirpe dentro de la raza.

Tras la valoración genética, los ejemplares podrán obtener la categoría genética de «Joven Reproductor Recomendado» (entre 4 y 6 años de edad) o «Reproductor Mejorante» y «Reproductor de Élite» (a partir de los seis años) para la aptitud morfológica y para la Doma Clásica. Los ejemplares que obtengan alguna de estas categorías genéticas se divulgarán en el catálogo de reproductores, para que los ganaderos puedan mejorar la calidad de los productos de su ganadería.

Las herramientas utilizadas por la Ancce para el control genético de la raza le ha valido el reconocimiento internacional como un modelo de referencia para otras razas equinas, especialmente en Europa. Además, su laboratorio de los Bermejales también es requerido por criadores de perros, vacas, burros o cerdos para labores externas ya que ninguna otra raza dispone de un laboratorio propio.

Una vez demostrada su filiación por el laboratorio genético, las crías de Pura Raza Española se inscriben en el Libro Genealógico del PRE, de cuya gestión se encarga en exclusiva la Ancce por autorización del Ministerio de Agricultura. Anualmente se dan de alta 14.000 nuevos ejemplares. Nacidos tanto en Sevilla, 'capital mundial del caballo español', hasta Nueva Caledonia, siendo en estos momentos la raza más extendida del mundo, junto al KWPN.

Según explican desde Ancce, el objetivo inmediato de este laboratorio es profundizar en la genómica, más empleada en las razas bovinas y vacunas. «Con la extracción de sangre inicial tendremos muchos más parámetros para saber si posee alguna enfermedad o si podrá transmitirla, además de intuir el rendimiento del animal con mayor antelación. Esto nos permitirá avanzar en la selección, puesto que ahora eran informaciones que no descubríamos hasta los 5 o 6 años de edad», explica José Juan Morales, presidente de Ancce.