salud mental

Crecen un 40 por ciento los intentos de suicidio en Sevilla, que protagonizan personas cada vez más jóvenes

Aumenta de forma notable la tasa masculina de conductas autolíticas y desciende la media de edad de los suicidas, que baja de 40 a 35 años

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La edad media de las personas con conductas autolíticas ha bajado de 40 a 35 años, según el estudio del Hospital Universitario de Valme ABC

Las conductas autolíticas (intentos de suicidio) no dejan de crecer desde el inicio de la pandemia y esa tendencia no sólo se consolida sino que va escalando mayores picos cada año. Un estudio realizado sobre el área sur de Sevilla por Beatriz Giraldo y ... Elena García, enfermeras especializadas en Salud Mental del Hospital Universitario de Valme, así lo constata. «Nos ha llamado la atención el aumento del 40 por ciento del número de casos de conductas autolíticas que llegaron a nuestros servicios de Urgencias, que pasó de las 26 en el 2022 a las 37 en 2023», destaca Elena García, una de las autoras del trabajo, premiado en el XI Encuentro de Enfermería de Salud Mental en Andalucía.

También llama la atención que sean personas cada vez más jóvenes las que intentan acabar con su vida; y que la proporción de hombres se iguale prácticamente a la de mujeres, que siempre ha sido muy superior a la masculina. «Son dos tendencias que hemos observado y que estamos analizando en el hospital. La proporción en 2023 es de 1 hombre que intenta suicidarse por cada 1,2 mujeres y observamos que la edad del paciente con conductas suicidas que nos llega ha disminuido de 40 a 35 años, lo que coincide con los datos de suicidios consumados del INE a nivel nacional. Y hacía mucho tiempo que no veíamos tantos casos de adolescentes en nuestras Urgencias«, explica García. En la población infantil la edad media de estos casos suicidas se sitúa en los 15 años.

El Instituto Nacional de Estadística publicó hace pocos días las cifras oficiales anuales de muertes por suicidio que, tras muchos años de crecimiento sostenido, resultaron inferiores, aunque muy levemente, a las de 2022. Una excelente noticia, aunque siga creciendo el número de intentos de suicidio.

Elena García cree que la pandemia tiene mucho que ver con el aumento de conductas autolíticas que se registra en el área sur de Sevilla. «Se sufrió mucho estrés y creemos que ahora se está recogiendo esa dificultad que sufrieron muchas personas para adaptarse a estas nuevas situaciones», asegura. Esta conclusión viene avalada por la proliferación de trastornos adaptativos en los casos analizados, es decir, la dificultad en la adaptación a las nuevas situaciones y a la falta de herramientas para hacerles frente. «Observamos una gran prevalencia de trastornos ansioso-depresivos que pueden conducir a estas conductas autolíticas y ya está aceptado que una de cada cuatro personas sufrirá a lo largo de su vida algún trastorno de este tipo», explica García.

Según apunta la jefa del servicio de Salud Mental del Área Sanitaria Sur de Sevilla, Matilde Blanco, «es un tema sobre el cual estamos muy sensibilizados que constituye una línea de trabajo en nuestro servicio clínico desde el año 2015, la cual ha sido potenciada desde la pandemia por el Programa Andaluz de Salud Mental con la unificación de puntos de buenas prácticas clínicas».

La doctora Blanco subraya que muchos de los casos que les llegan ahora no presentan enfermedades mentales clásicas sino trastornos de ansiedad o de adaptación. «Son problemas mentales pero no enfermedades mentales propiamente dichas como esquizofrenia o trastorno bipolar. Hablamos de mala salud mental más que de enfermedad mental per se. Esto se está dando cada vez más en la sociedad actual y vemos que esa ansiedad y estrés han llegado para quedarse«.

Esta psiquiatra relaciona este crecimiento de trastornos en la población, especialmente la más joven, «con un concepto de inmediatez, de que todo se consiga ya, lo que genera una frustración mayor. Parece que como sociedad la tolerancia a la frustración está disminuyendo y ante situaciones que requieren una espera o una aceptación, las respuestas se van desviando hasta una solución inmediata, que sería la conducta autolítica, que evidentemente no es la solución«, dice.

Esta falta de tolerancia a la frustración no se da solo en adolescentes o preadolescentes. «Hablamos ya de adultos jóvenes, a los que se ha extendido este trastorno en los últimos años. Es algo que se está generalizando en distintas franjas de población«.

Tanto en el Área Sanitaria Sur como en el resto de hospitales sevillanos se ha cambiado el protocolo y se está produciendo una búsqueda activa de la persona con este tipo de trastorno. «Dada su compleja heterogeneidad y los múltiples factores que influyen en ella, resulta para todos nosotros un reto social y profesional. No se le da el alta, sino que se coge el teléfono y de sus familiares para un seguimiento. Intentamos que esa persona no se pierda, esto no quiere decir que no se consume el suicidio pero intentamos evitarlo«, explica la doctora.

Otra iniciativa habitual es la creación de un grupo multifamiliar, donde las personas con conductas autolíticas y sus familiares reciben tratamiento mental con una mayor intensidad de abordaje. «Trabajamos también con los profesionales que pierden pacientes. Estas pérdidas nos afectan mucho a todos», dice la doctora.

Beatriz Giraldo y Elena García, enfermeras especializadas en Salud Mental, premiadas por su estudio en el Área Sanitaria Sur de Sevilla abc

Las dos enfermeras especialistas de Valme subrayan en su estudio cómo han aumentado en el último año los casos de trastornos del comportamiento y de las emociones y que el comienzo habitual se da en la infancia y la adolescencia, equilibrándose con el diagnóstico de trastornos de personalidad.

El método de elección habitual que eligen estas personas que quieren acabar con su vida sigue siendo la ingesta medicamentosa. Las autoras constatan también cómo «la conducta suicida se ha convertido en un fenómeno social y sanitario de gran envergadura y complejidad que requiere de una potenciación de la investigación, prevención y actuación«. Y destacan la importancia de que los profesionales sanitarios conozcan sus principales factores de riesgo, »así como las características sociodemográficas que lo rodean para ofrecer la mejor respuesta ante esta problemática«

La doctora Matilde Blanco destaca que «cuando se detecta en Urgencias un riesgo moderado o severo de una conducta autolítica, son las enfermeras las que hacen el seguimiento de todas estas personas. El labor de la enfermería especializada en Salud Mental es crucial y ellas son las encargadas de contactar con la persona a las siguientes 24-48 horas».

Elena García destaca que «las enfermeras recibimos el caso, lo vinculamos al dispositivo y mantenemos un contacto estrecho con el paciente con muchísimas citas concertadas, que compaginamos con la potenciación de los hábitos de vida saludables del paciente y el desarrollo de herramientas para adaptarse a estas circunstancias».

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