Los hoteles de Sevilla pierden rentabilidad por las nuevas aperturas

La capital andaluza es uno de los destinos urbanos que más se resintió en 2022, en contraste con otros competidores como Barcelona, San Sebastián, Palma de Mallorca o Málaga, que ocupan los primeros puestos entre las más rentables. Sevilla se sitúa en el octavo, superada por Cádiz, Valencia y Madrid, además de las cuatro anteriores.

El informe de Exeltur menciona como detonante el agravamiento de los casos de Covid-19 a principios del año pasado, lastrando el balance anual y retrasando la recuperación del sector. Otro de los motivos que señala es que el turista asiático sigue sin hacer viajes de largo recorrido, especialmente el que procede de China. Pero eso fue común en todos los destinos y no afectó de la misma manera a sus números. Lo que no comparten todas las ciudades es el rápido crecimiento de la oferta que ha experimentado la capital andaluza.

Sólo en 2022 se inauguró media docena de establecimientos que suman alrededor de 1.000 plazas, entre ellos alguno de gran tamaño como el Giralda Center, de la cadena Hoteles Center, en San Bernardo, con 186 habitaciones y el Petit Palace Vargas , situado frente al centro comercial Plaza de Armas, con 72 habitaciones.

Otro de los negocios que inició el año pasado su actividad es el Ibis Santa Justa, que ahora ocupa el que fuera el edificio central de oficinas de Abengoa en la avenida de la Buhaira. Este es el mayor que se ha construido en la ciudad desde que abriera Torre Sevilla con 217 habitaciones y alrededor de 400 camas. La categoría es de tres estrellas, que es el nivel en el que se mueve esta cadena hotelera y está orientado hacia un huésped de negocios y turismo que hace un gasto bajo o medio. A esta lista se suma el Marriot de la avenida de la Constitución, con 95 habitaciones, que se estrenó la pasada primavera. Mucho más pequeño es el hotel Coliseo que abrió igualmente en 2022 con capacidad para medio centenar de huéspedes.

Las cosas han ido mejor para los hoteles de ciudades costeras que han experimentado un crecimiento de precios y de la estancia media de los huéspedes. La previsión es optimista, pues la inflación y la inminente crisis económica no parece haberle pasado factura de momento al sector turístico. Sevilla cerró el año pasado con tres millones de visitantes alojados en negocios reglados, en esa cifra no se incluyen las viviendas turísticas, que es otro responsable de la pérdida de rentabilidad.

La ciudad cuenta con 7.808 pisos destinados a alojamiento, según el Registro de la Consejería de Turismo, que es el órgano encargado de conceder los permisos. Antes de la pandemia eran 7.000. Las plazas superan en casi un 50% a las de hotel (un total de 38.147). Todo eso convierte este fenómeno en un competidor feroz, de ahí que el Ayuntamiento haya tomado cartas en el asunto aprobando una regulación que, por desgracia, llega demasiado tarde.

Las limitaciones, que se aplican mediante una modificación puntual del PGOU, conllevan principalmente una mayor carga fiscal para los nuevos propietarios, que ahora tendrán que pagar las tasas de un negocio de hospedaje al ser consideradas sus viviendas de uso terciario y no residencial. Otra de las condiciones es que tengan una puerta de entrada propia para no usar la del bloque de vecinos y que dispongan de ascensor si se sitúan en una primera o segunda planta.

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A pesar de su elevado precio, los hoteles más rentables siguen siendo los de cinco estrellas, como muestra el barómetro de Exceltur. Es también el tipo de alojamiento que más ha crecido en la ciudad en los últimos años. No obstante, su ocupación media rondó el 58%, lejos del 72% que alcanzaron los cuatro estrellas, que es la categoría más común en Sevilla. Los de tres son los que menos rendimiento dan.

De forma general, la media de ocupación en la ciudad se situó en el 68,9%, por encima de la media nacional (67,8%) y superando también a destinos punteros como Madrid, donde los hoteles estuvieron al 66,9%.