La monja María Antonia, custodia de la esperanza: «No sé si hay voluntad política seria de sanar el Polígono Sur»
Entrevista
Su congregación acudió a la llamada de los trianeros en Las Corchuelas en los 70 y hoy ella colabora con mujeres y presos de un polígono que sigue altamente estigmatizado
Lourdes Prat, de Cáritas: «En el Polígono Sur no estamos todos los días a tiros»
El drama del Polígono Sur de Sevilla, en números: 8.000 personas sufren pobreza severa
Una profesora sevillana versiona la salve rociera ante la Esperanza: «A Triana yo quiero volver»
La hermana María Antonia, de la congregación Jesús-María, a las puertas de la parroquia de Jesús Obrero el pasado miércoles
La suya es una de esas voces silenciadas que la Esperanza está desenterrando de esa odisea a ratos desértica, a ratos visceral que es estos días —y años— el Polígono Sur. La hermana María Antonia Avilés (Murcia, 1942) aterrizó en Sevilla en 2012 después ... de dedicar nada menos que 27 primaveras a su entrega al Señor desde Granada. Lo hace a través de la congregación Jesús-María, una organización de preclara vocación ignaciana que no es mayoría, pero que cuenta con presencia activa en la parroquia salesiana de Jesús Obrero. Su tono es rotundo y su opinión, la que manifiestan tantas y tantas personas honradas que trabajan calladamente cada día reclamando entornos más seguros y sobre todo un futuro en el que creer.
- ¿Cuántas personas colaboran en toda la actividad parroquial de Jesús Obrero?
- Pues mire, está la Fundación Don Bosco, el proyecto de mujeres que coordino y los abogados del Comité René Cassin. Hay un piso de acogida que gestionan los Salesianos. En el barrio hubo cinco congregaciones religiosas, pero ahora hay tres: Carmelitas de Vedruna, los Salesianos y nuestra comunidad. Tenemos muchas tareas, pero estamos unidas en el seguimiento del Evangelio, el seguimiento en Jesús y en tareas parroquiales dirigidas a todo el barrio.
- Desconocía totalmente el desarrollo de la fundación Jesús-María en España.
- En Andalucía estamos en Jerez y en Sevilla. En Almería cerramos porque la reducción así lo impuso. También nos verá en Madrid, Murcia, Valencia, Alicante, Cataluña y el País Vasco. Estuvimos también en Camas. En España somos unas 200 hermanas en total.
- El otro día la Virgen pasó por la Oliva, se quedó en Las Letanías, y ahora supera la frontera de las Tres Mil. ¿También aquí hay gente de Triana?
- De cuando la gente vivía en las corralas. Aquello estaba anunciado que había que arreglarlo, pero pasó lo que nos pasa a los humanos: hasta que no hubo víctimas, no se identificó el asunto. En el derrumbe de una de las casas murió una niña. Muchas familias de Triana salieron con la esperanza que se les dio, la promesa de que volverían.
- Y nunca pasó.
- Nunca. Fueron ubicadas aquí. Antes estuvieron en barracones construidos en una finca propiedad del Ayuntamiento de Sevilla, en Dos Hermanas, llamada La Corchuela. Allí se refugió gente de Triana que se quedó sin casa. Fue en la etapa del cardenal Bueno Monreal cuando se le pidió ayuda a las congregaciones religiosas: respondimos los franciscanos y nosotros.
La hermana María Antonia, coordinadora en la parroquia de Jesús Obrero del Polígono Sur de Sevilla, el pasado miércoles
- ¿Seguimos hablando de los años 70?
- Justo tras acabar el Concilio Vaticano II (1965). Entonces había una sensibilidad fuerte por vincular fe y justicia. Sin justicia no hay fe. Sin fe, la justicia se convierte en otra cosa para un creyente. Allí estuvimos con ellos en Las Corchuelas.
- ¿Ya había sentido usted ahí la llamada del Señor?
- Yo ya era religiosa, sí. A los 18 años sentí que mi vida podía ser de otra manera. Era un momento de tomar decisiones, y decisiones serias. Fue ahí cuando yo decidí, después de orar, después de discernir, después de dejarme acompañar... Normalmente, por personas de la Compañía de Jesús.
- ¿Qué recuerda de sus casi tres décadas en Granada?
- Estuve un tiempo estudiando en un colegio mayor y 16 años en una zona marginal de un pueblo de La Vega de Granada, muy marginal y abandonado, pero siempre nos sentimos queridas y respetadas por ellos. Y ya cuando dieron las viviendas del Polígono Sur, nos trasladamos a vivir aquí.
- ¿En el día a día se 'lucha' más con los vecinos que tienen el hacha en pie de guerra o con los políticos que han bajado los brazos?
- No sé si hay voluntad política seria de sanar esta situación en el Polígono Sur. Yo lo dudo a veces. Es como si ellos hubieran perdido la esperanza, nosotros no la hemos perdido. ¡No la hemos perdido!
- En esa frase cabe una misión entera.
- El barrio es enorme. Está compuesto por seis barrios. La población pudo ser de 50.000 habitantes, y ahora no sé si alcanzaremos los 30.000. Sí, el barrio tiene zonas inseguras, pero no se puede generalizar. ¿Y el concepto de Tres Mil? Yo no quiero decirlo nunca, porque está lleno de estigma para todo el vecindario de aquí. No es justo. Sevilla tendría que hacer justicia a la realidad de aquí.
- ¿Sabremos mirar mejor al Polígono Sur cuando la Esperanza se marche?
- Esto es doloroso para la gente. Hasta el punto de que cuando van a trabajar, no mencionan ni de dónde proceden. Dicen que viven en tal plazoleta o en tal calle. "¿Y eso dónde está?" Pues en la barriada Murillo o en la de Martínez Montañés, dicen. Pero todo se nos identifica con el término de Tres Mil Viviendas. Sevilla debería replantearse una ciudad de la calidad humana de Sevilla. Hay dos Sevillas: una a una orilla del río y otra aparte. Desgraciadamente.
- Hábleme del proyecto dedicado a la mujer que usted misma coordina.
- Nació hace más de 30 años, porque una maestra de la escuela pública que había aquí en el barrio, que pertenecía a un instituto secular, Isabel Arias, se dio cuenta que el barrio tenía dos agujeros negros que teníamos la responsabilidad de atender de forma prioritaria. Uno, la mujer; y el otro, la infancia. Hoy se atiende a 40 mujeres y está sostenido por el trabajo comprometido de 30 voluntarios. Dependemos de Cáritas Diocesana de Sevilla. Luego soy voluntaria en prisión, en un hospital psiquiátrico penitenciario.
La frase
«En el proyecto 'Isabel Arias' se atienden a 40 mujeres gracias a 30 voluntarios y a Cáritas Diocesana de Sevilla»
María Antonia Avilés
Hermana y coordinadora en la parroquia de Jesús Obrero del Polígono Sur
- ¿Qué les transmite a los internos?
- Allí hay mucha gente del barrio. Muchachos metidos en drogas y con procesos familiares duros. Es pastoral penitenciaria. Estamos presentes en la emisora de radio de dicho hospital. Llevamos un programa que se llama 'La hora de la palabra de Dios'.
- Si va de testimonios, ahí deben escucharse historias de todo tipo, lamentablemente.
- Es el Evangelio del día lo que se da. Y participan internos. Uno de ellos mezcla y otros estamos fuera. Soy una de tantos. Es increíble lo que se aprende y lo que se recibe de estas historias. También ando metida en plataformas vecinales: "Nosotros también somos Sevilla". En defensa por los derechos humanos de aquí.
- ¿Está calando ya el mensaje evangelizador y la fuerza de la presencia de la Esperanza de Triana?
- El icono es fuerte porque hay mucha gente que viene de Triana. Y el icono de la Esperanza está vinculado a su barrio de origen, a lo que fue su primera historia. Es fundamental para entenderlo. Le da identidad al barrio y convierte la misión en un camino de encuentro con Dios. Nosotros les ayudamos a que no se queden sólo con la imagen, que la vean como un camino de encuentro con Dios.
- Peregrinos de una Esperanza misionera. El Papa Francisco y ahora León XIV.
- Somos en la vida peregrinos desde que nacemos hasta que morimos. Y tratamos de acompañar al hombre de los caminos, a Jesús de Nazaret. Cuando la vida marcha sobre ruedas, nos olvidamos de que existe la necesidad de la esperanza. Pero aquí la esperanza tiene un sentido especial, porque la vida se hace dura en muchos momentos. Estoy de acuerdo con la voluntaria Lourdes Prat: aquí no estamos de tiros todos los días. Pero hay una situación de inseguridad y de vulnerabilidad, de ausencia de protección de quien debiera hacerlo. Lo decimos con dolor.
- Se retiraron tres líneas de autobuses por inseguridad.
- Nos las quitaron. Ellos tienen derecho a su seguridad, pero a costa de nuestra mayor inseguridad, ¿eh? Luego ves las temperaturas de Sevilla, personas yendo y viniendo con carritos, con niños en brazos, con muletas, andador, y bloques y pisos cárceles.
- Usted mismo vive en uno, ¿no es así?
- Sí, sí, aquí al lado. Por eso le digo. En la barriada Murillo, en lo que llaman 'Los colorados'. Y no se lo he dicho: también formo parte de un grupo de fe adulta en el centro Arrupe.
- ¿Qué día de la semana descansa?
- Si le das sentido a lo que haces, el sentido no cansa. Cuando se convierte en una oportunidad de encontrar a Dios cada día, se convierte en una oportunidad de abrir la esperanza a los demás.
- Justo lo que hace en la foto que le acabamos de hacer para la entrevista, imagino: ser custodia de la esperanza en Jesús Obrero.
- Justo así.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras