entrevista con el arzobispo de Sevilla
Monseñor Saiz Meneses: «Firmaría una muerte tan suave y bonita como la de Amigo Vallejo. Y un entierro con tanto cariño popular»
Monseñor Saiz Meneses dice que la palabra que define a Sevilla es «grandeza» pero que «sería un peligro para nuestra Diócesis caer en la autocomplacencia»
«El Papa me ha dicho que le gustaría venir al Congreso de Hermandades de Sevilla de 2024»
«La primera media hora de televisión que pude ver el año pasado fue la final de la Copa del Betis. Tenía que enterarme porque la traerían aquí»
Sevilla
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Iniciar sesiónJosé Angel Saiz Meneses (Sisante, Cuenca, 1956), ingresó al Seminario Menor Nuestra Señora de Montalegre de Barcelona con 12 años y estudió Psicología en la Universidad de Barcelona entre 1975 y 1977. Ordenado sacerdote en la Catedral de Toledo en 1984, obtuvo ese mismo ... año el Bachillerato en Teología por la Facultad de Teología de Burgos. En 1989 regresó a Barcelona y fue nombrado vicario en la parroquia de Sant Andreu del Palomar, y en 1992 párroco de la Iglesia de la Virgen del Rosario en Cerdanyola y Responsable de la Pastoral Universitaria en la Universidad Autónoma de Barcelona. Obtuvo la licenciatura en la Facultad de Teología de Cataluña y en 2000 fue nombrado secretario general y canciller del Arzobispado de Barcelona. Ha sido obispo auxiliar de Barcelona y primer primer obispo de Tarrasa, responsabilidad que ocupaba cuando el 17 de abril de 2021 fue nombrado arzobispo de Sevilla en sustitución de Juan José Asenjo. Saiz Meneses es miembro de la Comisión Permanente de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española.
Hace pocos meses un yihadista asesinó a un sacristán en Algeciras al grito de «Alá es grande». ¿Esto les anima más a los responsables de la Iglesia Católica a seguir apostando por el diálogo interreligioso, incluido con los musulmanes, o en cierto modo les desanima?
-Esto hace daño, aparte de al entorno de la víctima, al islam, aunque ellos no representan la esencia del islam. Y esto no debe frenar el diálogo interreligioso, que no es sencillo. Cada confesión debe motivar y animar a sus fieles a que ivan la esencia de sus religiones que son los principios del amor o de la paz.
-Cuando alguien mata en nombre de su religión, ¿qué siente?
-A mí no me cabe en la cabeza que se pueda matar en nombre de Dios. Hablamos de algo que es lo contrario a la esencia de la religión. Supongo que las personas que hacen eso o están muy trastornadas o deben de estar muy muy manipuladas.
-Ha cumplido dos años al frente del Arzobispado de Sevilla y supongo que habrá tenido algunos momentos que no se le olvidarán. Vivió de cerca la muerte del cardenal Amigo Vallejo, uno de sus más ilustres antecesores. ¿Qué recuerdo tiene de esos momentos después de tantas conversaciones y encuentros en la Conferencia Episcopal?
-Fue un poco sorprendente. Él tuvo esa caída y se fracturó la cadera. La operación fue bien y parecía que la recuperación era normal. Recuerdo que estábamos en la plenaria de la Conferencia Episcopal y pensaba pasar la tarde del miércoles con él. Me llamó el hermano Pablo a las cinco de la madrugada diciéndome que estaba muy mal y que se moría. Y entonces me fui a verlo. Fue muy bonito porque estábamos el hermano Pablo, el hermano Luis Miguel y un servidor. Estuvimos hablando, charlando, de la fe, de Dios, de Cristo Nuestro Señor, de María Santísima, de San Francisco, de la otra vida y, según avanzaba la conversación, él ya hablaba menos y escuchaba más. Y al cabo de poco, murió. Fue un tránsito muy suave y un traspaso a la casa del Padre muy bonito. Que ya me gustaría a mí. Lo firmaba. El entierro del cardenal también fue muy emocionante y una gran alegría. Y ver cómo lo quería la gente, el cariño que le tenían.
-¿Eso también lo firmaba?
-Sí (ríe).
-Dice una sevillana que «algo se muere en el alma cuando un amigo se va». ¿Se sintió así?
-Sí, sí. Yo lo quería mucho.
-¿Qué otros momentos destacaría de estos dos años al frente del Arzobispado?
-El 14 de septiembre de 2021 firmé el decreto autorizando el culto público externo. La Misión del Gran Poder fue otro gran momento. También la procesión extraordinaria de la Virgen de los Reyes por los 75 años como Patrona de la Diócesis. Las dos Semanas Santas fueron otros grandes momentos.
-¿Cómo está monseñor Asenjo?
-Don Juan José está un poco achacoso. También se ha caído y ha ido perdiendo un poco más de vista. Ha sufrido neumonías y otros males suyos crónicos pero él lo lleva todo con mucha virtud y también es un ejemplo.
-¿Qué le llamó más la atención de Sevilla cuando vino aquí por primera vez?
-Estuve tres días en Sevilla, ya nombrado, pero antes de tomar posesión. Y estuve hablando con don Juan José (Asenjo). Y la impresión que me quedó a mí es de grandeza. La historia civil de Sevilla es brillante, desde la época romana, de la que soy gran admirador y de Grecia. Julio César estuvo por aquí y ofreció dos emperadores al Imperio que fueron Trajano y Adriano. Sevilla fue la capital del mundo en el siglo XVI y la historia eclesiática también es brillante: San Geroncio, San Leandro, San Isidoro, Santa Justa y Santa Rufina, Santa Ángela de la Cruz, María de la Purísima. Por eso pido al Señor que sepa estar a la altura de mis predecesores como don Carlos y don Juan José. Esta Diócesis, aunque haya cosas que mejorar, es un regalo del Señor.
-¿Qué diferencias más importantes destacaría entre los sevillanos y los catalanes de la Diócesis de Tarrasa?
-El pueblo sevillano es más expresivo, muy alegre y vitalista. Ellos son más sobrios, más caseros; aquí son más callejeros. Yo siempre digo que allí estaba muy bien y que ahora estoy mejor todavía. Vamos progresando. Los años de Tarrasa fueron muy bonitos porque fuimos construyendo la Diócesis y creamos el Seminario. Y ha habido más jubilaciones que ordenaciones. En Sevilla todo es más grande, el triple, y allí el proceso de secularización está más avanzado. Sevilla es una ciudad preciosa y espaciosa, con grandes parques, todo es muy amplio, sin angosturas. Sevilla tiene mucho que aportar a la Iglesia Española. Pero sería un peligro para Sevilla caer en la autocomplacencia. Compararnos con otros lugares más secularizados y decir que todo está muy bien. En la Diócesis debemos ser inconformistas e insatisfechos y debemos seguir buscando la excelencia sacrificándonos. La piedad popular ha servido para frenar esa secularización y debemos mantenerla y perfeccionarla en la medida que podamos.
-La Iglesia tiene un patrimonio inmenso en Sevilla de templos y conventos, algunos en mal estado de conservación. ¿Hay posibilidad de reeditar un acuerdo con la Junta de Andalucía como el que hizo con Pepe Rodríguez de la Borbolla y que sirvió para restaurar tantas iglesias?
-En eso estamos. Ya se firmó un preacuerdo. El patrimonio de la Diócesis es inmenso.
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