Uno de cada cuatro egresados de la Escuela de Ingenieros de Sevilla está fuera a los cinco años de acabar

Muchos de esos ingenieros que se forman en la escuela sevillana se van a trabajar a Madrid pero también hay otros que cruzan las fronteras. Desde Dubai a Noruega, Alemania, Francia, Italia y Holanda. Esos son algunos de los destinos principales a los que suelen desplazarse.

¿Por qué se marchan estos ingenieros que se forman en la ETSI? Según el nuevo director de la escuela, Andrés Sáez, muchos se van para mejorar su currículum, pero también lo hacen en busca de unas condiciones económicas mejores que las que pueden lograr. Aunque no tienen datos de las diferencia salariales entre los que trabajan dentro y fuera, son conscientes de que las condiciones salariales son bajas en comparación con la formación que tiene. Y también de que las titulaciones mejor pagadas son las de Ingeniería Química o las de Electrónica, Robótica y Mecatrónica.

Pese a esos salarios bajos la tasa de empleabilidad de los ingenieros sevillanos es muy elevada. Está cifrada en un 95 por ciento a los dos años de terminar la formación de máster y es una de las más altas de la Universidad de Sevilla junto a la de Medicina. A ello hay que sumar que el grado de satisfacción de los empleadores con los egresados de la ETSI es también muy elevado y alcanza una puntuación de 4,37 en una escala del 1 al 5.

Sin embargo, al director de la ETSI no le preocupa esa fuga de talentos en su fase inicial. «Me parece que es enriquecedor y que salir del cascarón es bueno», dice asegurando que a él le hizo ser «mejor ingeniero» haber estado de Erasmus cuando era estudiante o haber pasado posteriormente por Estados Unidos. Pero también admite que la mayoría de los ingenieros que están fuera «quieren volver» en un futuro a su tierra.

«Casi todos tienen en los países de destino la foto del puente de Triana», admite el director de la ETSI, que también sabe que muchos se marchan a ganar dinero y luego vuelven. En cualquier caso, Sáez vaticina que esos sueldos que ahora no son demasiado elevados en Sevilla «van a subir».

Seguramente en esa tendencia de los ingenieros sevillanos a marcharse a trabajar fuera también influye la movilidad internacional que hay durante la etapa de estudiantes. Sólo en 2021 salieron en programas de movilidad unos 200 alumnos, la cifra más alta de la Universidad de Sevilla. De ellos, 185 se marcharon de Erasmus. Los planes de la dirección pasan por aumentar esas cifras y que salgan cada curso aún más. Además unos 700 alumnos hacen prácticas en empresas cada año. Solo el 25 por ciento de esos estudiantes son mujeres.

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En la Escuela de Ingenieros de Sevilla hay aproximadamente unos 6.000 estudiantes entre grado, máster y doctorado. Una cifra que supone que han crecido de forma considerable con respecto a los 2.000 alumnos del curso 1997/1998, cuando la escuela se trasladó a la Cartuja y sólo se ofrecían tres titulaciones: Ingeniería Industrial, Telecomunicaciones y Civil. Ahora se ofertan ocho grados, once máster y varias dobles titulaciones. Por ello el edificio de la Cartuja se les ha quedado pequeño ya que a los estudiantes hay que sumar unos 500 profesores y el resto de personal. «Habrá que trazar un plan de captación de espacios. Hay que hablar con el rectorado para buscar parcelas cercanas porque el edificio no admite más edificabilidad», dice Sáez.