«Don Cecilio llevaba consigo dos gafas porque temía que le partieran la cara»

-En el Noticiero Sevillano tenía una columna vitriólica. ¿Cuáles fueron sus temas más recurrentes?

-Los temas locales de actualidad: las obras en la ciudad, el ahorro de agua, las obras de la exposición del 29, la Semana Santa y las fiestas de Sevilla. También tocaba temas internacionales, como la guerra de Marruecos. Esas columnas eran en versos.

-El solo, con la ayuda del ilustrador gráfico Manuel Alonso Moyano, pone en la calle el semanario «Don Cecilio de Triana». Creo que las portadas hoy serían irreproducibles.

-Las portadas buscaban más el humor. Y hoy conseguirían la carcajada. Porque el propio autor se disfrazaba de personajes de la ciudad. Recuerdo que salía con mantilla y bigote, vestido de armao, pregonero de la calle…

-Una portada se la hizo su señora esposa…

-Esa es una anécdota muy curiosa. Se había encaprichado de una joven artista sevillana con la que se escapó unos días a Madrid. Se fue sin hacer la portada del semanario. Y le preguntaron a su mujer qué portada ponían. Y Doña Mercedes le indico que hicieran una caricatura de Don Cecilio con una zorra al cuello. La zorra, en su cara, llevaba una fotografía de la amante. Don Cecilio comentó: vaya trastada que me ha hecho Doña Mercedes.

-¿Por qué llevaba dos gafas siempre consigo?

-Según su nieta, Carmen Sevilla, porque temía que le rompieran las que llevaba puesta a tortazos y llevaba otra de repuesto.

-¿Le partieron la cara muchas veces?

-Más de un zasca se llevó por la calle.

-Alguna vez utilizó su influencia para conseguir regalos del poder. El hotelito de Heliópolis donde vivía lo consiguió tras una campaña de prensa muy dura.

-Sí, pero no iba buscando nada. Creo que se lo ofrecieron por su labor en la prensa a pesar de su ironía y sátira.

-Usted ha recogido más de quinientas coplas de ciego, donde se cebaba con temas locales de actualidad. Como la máquina infernal en la calle Sierpes que a mí me recuerda a la tuneladora del metro…

-La máquina infernal, que el llamaba la furia subterránea, era una excavadora que ensanchaba la calle y producía un gran estruendo. Además, criticaba, que la obra se hiciera a la luz del día.

-También criticó la carrera oficial de la Semana Santa y el recorrido del Gran Poder

-Defendía el recorrido histórico de las hermandades y criticaba los cambios introducidos que alargaban su estancia en la calle. Paradójicamente, lo que criticó, se hizo normal y, en algunos casos, rigen hoy. También clavó sus ojos en el abundante cortejo del Corpus.

-Salió en defensa de Martínez Montañés. ¿Por qué?

-Porque hubo un tiempo en que se descubrían autorías de imágenes que, tradicionalmente, se le habían atribuidos al jiennense. En una coplilla decía que, a ese paso, el que se creía el escultor de más fama, iba a ser el que se ocupaba en la Alcaicería en hacer muñecos para el portal de Belén.

-Y fue durísimo con la restauración de la Virgen de los Reyes.

-Tanto que la restauración se revocó para dejarla como estaba antes de la intervención. Hasta Bandarán salió pidiendo disculpas en la prensa asumiendo su error.

-Fue un defensor acérrimo de la Pasarela de la Feria. Cuando la quitaron sostenía que la Feria se había quedado sin su icono universal.

-Así es. Pero con su denuncia contribuyó a que la Feria tuviera una portada diferente cada año en el lugar que ocupaba la Pasarela.

-Muchos de los temas que aborda y critica siguen vigentes hoy en la ciudad. ¿Sevilla es inmutable?

-No es inmutable. Evoluciona como toda ciudad. Pero sí es verdad que muchos de sus problemas tradicionales se repiten cíclicamente, eternizándose muchos de ellos.

-¿Usted cree que ese tipo de periodismo sería hoy viable?

-Si surgiera un Cecilio de Triana con la chispa, el ingenio, la agudeza que tenía, el sevillano de la calle lo respaldaría.