La división del 8M se agudiza en Sevilla con peticiones de dimisión a Irene Montero en una de las manifestaciones
La capital volvió a vivir dos movilizaciones, una convocada por el movimiento feminista, que fue muy crítica con la ministra de Igualdad, y otra auspiciada por Podemos
Sevilla
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Iniciar sesiónLa reivindicación de una sociedad igualitaria y la lucha por acabar con las injusticias que siguen soportando las mujeres, incluso en sociedades avanzadas, no consigue reunir a todos los colectivos, partidos, sindicatos y feministas en torno a una misma manifestación en Sevilla. Un ... año más, la capital sevillana volvió a vivir dos movilizaciones paralelas en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. No es nueva esta división en la celebración del 8M, pero este año se ha agudizado con críticas a la ministra Irene Montero, de la que se han coreado consignas pidiéndole que «sea feminista» o que dimita.
Esta división no favorece, sin duda, a la participación que estuvo lejos de la cita multitudinaria que desbordó las previsiones en 2018 y que hizo resurgir el sentido reivindicativo de esta cita. Entre las dos manifestaciones de Sevilla, según datos de la Delegación del Gobierno, participaron este miércoles unas 10.000 personas.
La primera, convocada por la Asamblea Feminista, partió a las siete de la tarde de Torre Sevilla. Las banderas de Podemos y la CNT confirmaban la firma de quienes eran los principales promotores. Detrás de ellos, otros colectivos como las empleadas del hogar o la plataforma en defensa de las pensiones. La marcha, muy organizada, la encabezaba una pancarta en la que se podía leer: «Si las mujeres bajan los brazos, se cae el cielo». Durante su paso por el puente del Cachorro, las tripulaciones de dos embarcaciones dragón, saludaron a los manifestantes con humo morado, el color reivindicativo de la jornada. Ambiente festivo, ayudado por el ritmo de una batucada, y muchos lemas a favor de los derechos de los transexuales.
Esta manifestación, que discurrió por el Paseo Colón, concluyó en la plaza de San Francisco. De la Plaza Nueva había partido a las siete y media de la tarde la que había convocado el movimiento feminista de Sevilla y que contaba con el respaldo de asociaciones de mujeres como el colectivo Carmen Vendrell, el bloque Redfem o la comisión feminista de la Universidad Pablo de Olavide; además de los sindicatos CCOO y UGT. En esta movilización, el ambiente fue contestario, con críticas nada veladas a la ministra de Igualdad, Irene Montero. Hubo pancartas pidiendo su dimisión y gritos reclamándole que sea «feminista». También fueron numerosos los mensajes reivindicando la abolición de la prostitución -en el seno de Podemos hay una corriente favorable a la regulación- o contrarios a la Ley Trans; uno de los proyectos estrella del equipo de Montero. «El abecedario de esta gobierno es OBDC» o «ser mujer no es un sentimiento» fueron algunas consignas cantadas o que se podían leer en los carteles que portaban los manifestantes.
Al inicio de la marcha se vio al alcalde, Antonio Muñoz, mezclado con otros manifestantes, y cuando la cabecera llegó a la Alameda, donde estaba fijado el punto final, se incorporó la consejera de Igualdad, Loles López. A los pies de la Casa de las Sirenas se leyó un manifiesto que se introdujo con un mensaje claro hacia los convocantes de la otra manifestación: «Sabemos la importancia de venir con una voz unitaria y llevamos desde 1997 llamando a la movilización. El movimiento feminista es el único autorizado para convocarla». Varias mujeres leyeron un texto en el que reclamaron acabar con la violencia que sufren las mujeres y las desigualdades como la brecha salarial. «No son buenos tiempos en este país» y cuestionaron ideas como la autodeterminación de género. «Es un privilegio machista que atenta contra los derechos de las mujeres».
En el resto de provincias andaluzas no se ha vivido esa división tan marcada, ya que en la mayoría sólo hubo una única manifestación. Según datos de la Policía Nacional, la más numerosa ha sido la de Granada a la que han asistido unas 18.000 personas. Llamó la atención la asistencia en Málaga, que apenas llegó a los 7.000 asistentes.
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