Siete ciudades europeas más pequeñas que Sevilla tienen mejor red de metro

Lleva desde que se inauguró hace 15 años con una única línea y las nuevas no estarán hasta mínimo 2030

La red de metro de las ciudades con tamaño parecido a Sevilla tienen cuatro líneas de media

Los tiempos del metro de Sevilla: 21 años para inaugurar una nueva línea

Se han cumplido 15 años desde que el metro llegara a la capital hispalense. Un tiempo en el que los sevillanos continúan esperando –y seguirán haciéndolo al menos hasta 2030– a que aumente sus líneas.

Sevilla ocupa aproximadamente el número 60 en el ... ranking de ciudades más pobladas de Europa y cuenta desde su inauguración con una única línea de este medio de transporte. Una realidad que contrasta con la larga lista de destinos europeos con mejores metros. No sólo cuentan con más líneas sino que lo que para los sevillanos sigue siendo algo relativamente nuevo, en diferentes puntos de Europa el metro es una realidad desde la década de los ochenta o noventa. Y no hablamos de grandes capitales con redes de metro históricas como Madrid, París o Londres, donde gozan del metro desde inicios del siglo pasado.

Se trata de aquellas ciudades con poblaciones parecidas a la de Sevilla y en muchos casos, considerablemente inferiores en número de habitantes. Sólo Helsinki, con número de habitantes muy similar a la capital hispalense, tiene una única línea de metro. Cabe señalar que la capital de Andalucía supera en dos millones de visitantes la ciudad nórdica, por lo que el volumen de usuarios potenciales del metro se dispararan. Su vecina Copenhague, con una población que supera los 650.000 vecinos, cuenta con cuatro líneas de metro.

La gran mayoría de estas conurbaciones combinan su red de metro con la del tranvía. No sucede como en Sevilla, donde el tranvía lo máximo que aporta es poder llegar a Plaza Nueva sin caminar; un trayecto que como mucho se hace en diez minutos a pie desde la Puerta de Jerez, único punto del metro en el casco histórico. En el resto de ciudades el tranvía cubre los lugares a los que el metro no llega ampliando así su zona de influencia, como se indica en los mapas de ciudades como Toulouse o Lyon.

Dentro de fronteras nacionales, Palma de Mallorca con unos 250.000 habitantes menos que Sevilla, cuenta con una línea más de metro y Bilbao, con prácticamente la mitad de población, lleva casi ocho años con tres líneas.

Comparándolo con otros países vecinos, empezando por Portugal, el medio millón de personas que viven en Lisboa disfrutan de cuatro líneas de metro en su ciudad. La segunda del país, Oporto, cuenta desde 2002 con red de metro que cuenta con 6 líneas para una población alrededor de los 230.000 habitantes. Actualmente, la séptima se encuentra en construcción. En tierras francesas son tres las ciudades que cuentan con una mayor red de metro. Destaca el caso de Lille, una pequeña ciudad al noreste del país con 230.000 habitantes y con un ambiente muy estudiantil. En 1983, el presidente de la República, François Mitterrand, inauguró su línea de metro y en la actualidad cuneta con dos líneas- siendo además el primero del mundo en operar sin conductor. Se unen a ella dos más: Toulouse y Lyon, ambas por debajo del medio millón de habitantes y con cuatro y dos líneas, respectivamente.

Si continuamos la ruta por el Viejo Continente, Bruselas, la que aparte de capital de Bélgica es centro neurálgico de la Unión Europea, cuenta desde mediados de los setenta con una red de metro que actualmente consta de cuatro líneas. Son alrededor de 200.000 mil personas las que viven en la capital pero su turismo es similar al de Sevilla, rondando los cuatro millones de viajeros al año. Al pasar a Holanda, Róterdam, con una población estimada de 530.000 personas, cuenta con cinco líneas de metro.

Problemas para construir

Una de las casuísticas más recurrentes en esta historia interminable con la que se podría titular al metro de Sevilla ha sido siempre el hándicap del río. Los mapas de las redes del resto de ciudades demuestran que la presencia del agua, aunque suponga un reto como es en la capital hispalense, con un nivel freático y alternancia de terrenos, no debe ser imposible. Róterdam, en Holanda, situada en la confluencia de los ríos Rin y Mosa, tiene el mayor puerto de Europa y el segundo del mundo, sólo después del de Shanghái.

Lo mismo ocurre con los restos arqueológicos, el siempre presente temor que se experimenta al construir en Sevilla. En el momento de la construcción de la primera línea del metro, se sabía de la existencia de la muralla almohade en la calle San Fernando, aunque se desconocía el buen estado de ésta. El hallazgo obligó a extender la excavación y a modificar el recorrido, que inicialmente tendría una parada en la calle San Fernando. En su lugar se optó por reubicar la estación a Puerta de Jerez. También se vio afectada la parada de San Juan de Aznalfarache, donde también aparecieron restos de la muralla.

Las redes de metro de otros destinos que podemos considerar paraísos arqueológicos no brillan por su ausencia, como en el caso de Atenas y Roma, ambas con tres líneas. A pesar de escasear en líneas respecto a otros destinos de similar tamaño –bastante mayor que Sevilla, de ahí que no hayan sido incluidas en el listado– por las dificultades para construir, no dejan de superar la única que tiene Sevilla.

Sólo hay que levantar la cabeza y mirar alrededor para comprobar que tener una red de metro completa no debería de ser un sueño frustrado para los sevillanos. A pesar de las obras en ejecución de la mitad del trazado de la Línea 3 Norte y la adjudicación de la actualización de la Línea 2, todavía no se puede cantar victoria. Sevilla sigue siendo la única sin red de metro.

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