entrevista
Derrick Rossi, el fundador de Moderna: «Esperamos que el ARN mensajero tenga un gran impacto en la biología del cáncer»
El biotécnólogo canadiense y premio Princesa de Asturias de Investigación por las vacunas ARN mensajero, cree que en cinco años será una realidad contra los tumores oncológicos«
Derrick Rossi: «No he visto nada en el mundo que sea parecido a la Feria de Sevilla»

El científico canadiense Derrick Rossi, fundador de la biotecnológica estadounidense Moderna, una de las descubridoras y comercializadoras de las vacunas ARN mensajero que combatieron con éxito la pandemia del coronavirus, se licenció en Genética Médica y Molecular en la Universidad de Toronto (Canadá) y ... obtuvo su doctorado en la Universidad de Helsinki (Finlandia) en 2003. Se formó como becario postdoctoral en la Universidad de Stanford (EE.UU.) de 2003 a 2007 y ocupó diferentes puestos en la Facultad de Medicina de Harvard (EE.UU.) y en el Instituto de Células Madre de esta misma universidad. En 2010 fundó Moderna y su descubrimiento de las vacunas antiCovid, le valió, junto con otros seis científicos, el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. ABC tuvo la oportunidad de hablar con él este lunes durante algunos minutos en la caseta del Club Aero, que le entregó el pasado domingo su premio anual.
-Si tecleamos en Google su nombre no aparece el fundador de Moderna, una de las empresas que descubrió las vacunas que salvaron al mundo de la pandemia del Covid, sino un jugador de baloncesto de los Menphis Grizzlies, un equipo de la NBA...
-(Risas). Yo juego al baloncesto todo el día. Por eso soy tan alto...
-¿No cree que la ciencia carece, en general, del reconocimiento popular que merece, a diferencia del deporte?
-Es interesante que me haga esta pregunta. Cuando estuve en Oviedo, para la entrega de los premios Princesa de Asturias, toda la ciudad y en especial los niños y jóvenes estaban muy formados en ciencias, así que me sentí como una estrella del deporte, con la gente esa noche ya tarde en el hotel pidiéndome autógrafos. Eso no me había pasado nunca antes. Me impresionó mucho. No obstante, al mismo tiempo hay un serio movimiento anticiencia en Estados Unidos por una cuestión política. Atacar a la ciencia es una ventaja para algunos grupos políticos, esa es la única razón. Pero en España es totalmente al contrario. Me resulta llamativo, y por eso me uní a la Fundación Princesa de Asturias, y ahora soy un miembro del jurado. Soy el primer miembro que no habla español, lo que es muy especial para mí. Nos reunimos en Madrid, y el acto lo preside el Rey de España, Felipe VI. Normalmente sólo se habla en español, pero el Rey habló en inglés por mí. Su inglés es muy bueno. El ex jefe de la Casa Real, Fernando, me dijo que en todos los años que había asistido a esa reunión, nunca había escuchado al Rey hablar en inglés. Y eso es muy especial.
-¿Sabe cuántas vidas ha salvado su vacuna?
-No sé cuántas, pero creemos que probablemente serán millones de personas. Pero no sólo con la vacuna Moderna, sino también con Pfizer y Astrazeneca. Las vacunas suponen un momento muy importante para la humanidad.
¿Qué opina del movimiento antivacunas, especialmente fuerte en Estados Unidos, el país donde reside?
Bueno, es algo propio de gente no educada o influenciada políticamente. Es algo que no se puede entender, porque las vacunas es uno de los hitos más básicos y simples en la ciencia. Tu cuerpo es el que hace todo el trabajo. La vacuna sólo está en tu cuerpo por un día, luego se va, y son tus células ya inmunizadas las que hacen el trabajo. Por eso las vacunas son uno de los tratamientos más simples de la medicina, porque tu cuerpo hace lo que suele hacer: responder a algo extraño, así es como funcionan las vacunas. Enfermedades terribles como la viruela, rubeola o las paperas han sido limitadas, y todo de una manera segura. Billones de personas se han vacunado, y todas se una forma segura. Cómo puedes tener un argumento en contra de esto? Es una locura.
-Algunos de esos movimientos antivacunas los lideran políticos estadounidenses. Esto resulta muy llamativo en Europa.
Soy canadiense, pero vivo en los Estados Unidos. El ala derecha del espectro político, como los republicanos, utilizan el miedo como herramienta política. Es una forma de hacer que la gente tenga miedo, como pasa con la inmigración o las tasas de natalidad. Es su principal arma, y por eso decidieron usarla durante la pandemia y hacer que la gente tuviera miedo de las vacunas como un modo de conseguir votos. Esa es la motivación, en mi opinión. Pienso que es una locura.
-La tecnología ARN mensajero persigue acabar con las más de 6.000 enfermedades genéticas. ¿También podrá combatir o eliminar el cáncer?
-La tecnología del ARN Mensajero es el futuro para la lucha contra el cáncer. Es el próximo gran paso en el mundo de la ciencia. Ahora mismo se están desarrollando muchos estudios médicos que están dando resultados increíbles, en particular aquellas vacunas dirigidas a tumores específicos. Esperamos que en los próximos cinco años el ARN mensajero tenga un gran impacto en la biología del cáncer. El cáncer es muy duro y por lo tanto necesitamos invertir en tecnología, que en realidad es una tecnología muy, muy simple. El ARN mensajero está en cada célula de nuestro cuerpo, y tenemos trillones de células en nuestro cuerpo, y cada célula tiene 350.000 copias de ARN.
-¿En qué está trabajando ahora?
-Dejé la Universidad de Harvard en 2018, donde era profesor. Estoy ayudando a la empresa Biotech, y otras empresas, proyectos y consejos científicos, intentando que los avances científicos lleguen a los pacientes. Creo que ahora tengo una buena oportunidad de ayudar. Si puedo hacerlo, ahí estoy.
-Ha confesado que la primera vacuna que se puso contra el Covid no fue la de su empresa, sino la de la competencia.
-Mi primera vacuna fue Pfizer y estoy muy feliz por ellos. Estuve haciendo mucha labor de formación sobre vacunas y sobre virus. Al principio, cuando llegaron las vacunas, estaban dirigidas a los mayores, personas inmunodeprimidas, y yo tenía 50 años y estaba sano, y yo no quería ponerme el primero de la fila. Yo estaba en Harvard entonces y recibí un mail de la universidad diciéndome que había llegado el momento de vacunarme según mi grupo de edad. Y cuando llegué ese día, pregunté qué vacuna era la que estaban administrando, y dijeron: ¡Pfizer! Y me arremangué y puse el brazo. Esperé hasta que me tocó por edad y me puse la vacuna que estaba disponible ese día. No se trataba de hacer una tienda de vacunas, donde elegir. Si han superado las pruebas médicas y se ha demostrado que son seguras, póntela. No me importa el nombre que tenga.
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