Analizo este martes, la subida del precio de la vivienda en Sevilla y su área metropolitana, el papel de las administraciones públicas y cómo está condicionando el futuro de los jóvenes:
«El precio de la vivienda sigue disparado, o disparatado. La construcción se estigmatizó ... tras la crisis del ladrillo. Las administraciones dejaron de promover sin aprovechar los excedentes para conformar un granero de vivienda pública accesible. La Sareb no ha superado la crisis de identidad de su primer nombre: el 'banco malo'. Todo esto, unido a una elevada precariedad salarial, está destrozando las expectativas de los jóvenes. Aquí no hay quien viva ha dejado de ser el título de una comedia para convertirse en el lema del drama en el que este país ha colocado a sus jóvenes, protagonistas desahuciados de un mercado inmobiliario en el que pronto lo que no esté alquilado para turistas estará okupado».
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