entrevista
Conejo Mir: «Abandono la sanidad pública, ha llegado la hora del relevo en el Virgen del Rocío»
El prestigioso dermatólogo sevillano, que seguirá con su clínica privada e investigando el cáncer de piel, anuncia a sus compañeros que deja el hospital sevillano: «El pingüino número uno ya no puede correr tanto y dos amigos míos han muerto hace poco: el tiempo es lo más costoso y valioso»
«He atendido a Alfonso Guerra, Montero o Juanma Moreno pero el paciente más espectacular que he tenido es Felipe González»
Sobre la huelga de médicos: «Los 100 euros al día que se pagan en la sanidad pública es lo que se cobra por ver a un solo paciente en la privada»
«El colapso de los centros de salud ha bloqueado también las consultas en los hospitales públicos y ahora también en los privados»
Julián Conejo-Mir, uno de los mejores dermatólogos de España, hacía piragüismo de joven (ocho con timonel). «Yo era de los que remaba y esa filosofía se me quedó grabada, el timonel es muy importante pero los que ganan las carreras son los que reman». ... Esa imagen de equipo, de remeros esfozados, es la que trasladó a la Unidad de Dermatología del Virgen del Rocío de Sevilla, una de las más prestigiosas de España, que acaba de cumplir medio siglo de vida. «En este hospital lo que triunfa es la cooperación y la valía personal y conozco otros hospitales en los que no es así. Por eso creo que hemos llegado al top cinco de nuestra especialidad en España junto con el Gregorio Marañón, Ramón y Cajal, La Paz y el Clinic de Barcelona», dice. A Conejo-Mir le gustan las metáforas y las imágenes de los documentales de naturaleza y se ve como el «pingüino número uno que ya no puede correr tanto y debe dejar paso a los que le suceden».
-La Unidad de Dermatología del Virgen del Rocío ha cumplido 50 años y lo ha hecho con un enorme prestigio en toda España.
-Es algo de lo que todos debemos estar orgullosos. Todos los directores gerentes del hospital nos han apoyado, todos sin excepción, pero quiero destacar a Joseba Barroeta, un hombre del PSOE, que revolucionó el hospital. Ahora tenemos otra etapa muy buena con la llegada del PP y de Juanma Moreno. El PP sólo ha cambiado los puestos de prestigio, por así decirlo, pero no ha cambiado los demás, no ha entrado como un elefante en una cacharrería. El 95 por ciento de los puestos se han mantenido desde la época del PSOE, es decir, son del mismo signo político que antes.
-De hecho, la nuevadirectora gerente del Virgen del Rocío fue la última de la etapa socialista en la Junta y el PP la ha devuelto a ese puesto.
-Sí, ha confiado en ella.
-El PP también quitó las incompatibilidades de los médicos.
-Sí, y esto era algo lógico porque en la etapa del PSOE un médico podía montar un puesto de pipas para trabajar en él por las tardes, pero no podía tener una consulta privada en otro hospital sin que eso le costara dinero en su nómina en la sanidad pública. Los médicos tenemos un contrato de ocho horas como todo el mundo y el resto del tiempo lo pueden dedicar a lo que consideren oportuno.
-¿Qué tres principales virtudes debe tener un médico, en su opinión?
La primera de ellas -y la de cualquier profesional-, ser humilde. Yo nunca he sido petulante. La segunda es no hacer previsiones que no puedes cumplir. Y la tercera es disfrutar siempre del momento. Y eso también lo he practicado.
-¿Aprendió de alguien esas tres virtudes?
-De mi jefe. En medicina todos llevamos una mochila y vamos aprendiendo con los años. Y sabemos que todos somos frágiles. En las fotos de pingüinos en el Polo Norte siempre veo a uno delante y todos los demás detrás. A los residentes que llegan al Virgen del Rocío les pongo siempre esa foto y les digo que siempre hay un líder pero que, con los años, el líder va cambiando y son los de detrás los que van asumiendo ese liderazgo. El último de la cola será el primero y dirigirá todo esto. Yo he aprendido mucho de mi jefe, el catedrático Paco Camacho, y en medicina todo el mundo tiene maestros.
-Dice el neurocirujano Paco Trujillo que los maestros se están perdiendo en medicina...
-Está cambiando la forma de ejercer esa maestría. Paco Camacho tuvo un jefe tirano y superexigente, con poca familiaridad y cercanía. Hoy es todo lo contrario y esa maestría es toda inteligencia emocional. A mí como jefe me ha dado más dividendos la inteligencia emocional que he ido desarrollando a lo largo de mi carrera. Hoy estoy muy contento porque mi equipo en el Virgen del Rocío está muy bien avenido y todos se sienten importantes. En mi época de residente y mis primeros años en el hospital sólo había una persona importante en los equipos, el catedrático, que era el superjefe.
-Dice también Paco Trujillo que su secreto para situarse en la cima de su profesión fue rodearse de colaboradores mejores que él. ¿Está de acuerdo?
-Sí, esa ha sido mi estrategia y me ha ido bien. Siempre he dicho que en mi equipo hay gente que es mejor que yo. Yo no temo a nadie mejor que yo en mi equipo porque a mí eso me aúpa, me favorece. Y eso es una gran satisfacción.Con motivo de la celebración de los 50 años de la unidad de Dermatología del Virgen del Rocío he reflexionado sobre esto. Han pasado 58 residentes y el equipo lo han formado 128 personas. A todos ellos les habré dejado una pequeña huella y varios de mis residentes son ahora jefes de servicio en hospitales muy importantes de toda España. Eso me emociona y me hace pensar que mi vida ha servido.
-Usted está en el top nacional de su especialidad.
-Pero esto es algo extensible a toda la dermatología andaluza. He organizado muchos congresos nacionales de mi especialidad y antes eran muy pocos los andaluces con los que podía contar para estos eventos, casi todos eran de Madrid o Cataluña. Y ahora lo cierto es que la mitad -o más- de los expertos españoles que participan en estos congresos son andaluces. Esto es un gran orgullo para todos nosotros. Yo siempre les digo a mis residentes que de todos los médicos pueden aprender, tanto de los superfiguras como de los menos vistosos, por así decirlo. De unos aprendes unas cosas y de otros aprendes otras. También aprendemos de los celadores, de cómo tratan algunos a los pacientes, de la mano izquierda que tienen y cómo saben interpretar el bache psicológico de un paciente cuando sale de la consulta del médico y lo tranquiliza.
-Otra de las cosas que lamentan muchos médicos veteranos es que se está perdiendo la vocación.
-La vocación ha ido evolucionando en la medicina. Yo considero la vocación el espíritu de darse a los demás. La vocación médica es ayudar a los demás. No creo que se esté perdiendo eso, lo que pasa es que en medicina, como en el sacerdocio, se ha pensado que la vocación excluye cualquier otra opción. Esa idea excluyente de la vocación en la medicina es una idea de la generación «boomer» y la vocación ha evolucionado con las generaciones X e Y. Nuestros padres nos dijeron que el trabajo lo era todo y que prácticamente no había sitio para otra cosa. Era una mentalidad casi de posguerra, un poco antigua, y basándose en esto yo creo que se ha abusado del médico. El médico moderno defiende más su vida personal y la conciliación familiar. Y piensa que no todo es ganar dinero, aunque quiera vivir bien, como es lógico. Esa es la vocación actual y creo sinceramente que los jóvenes tienen razón y que los que estábamos equivocados éramos nosotros.
-Se rumorea que va a abandonar la sanidad pública después de más de 40 años de ejercicio profesional. ¿Es verdad?
-Sí. Ya se lo dicho a mis compañeros del Virgen del Rocío. Me voy a prejubilar el 1 de septiembre aunque yo lo veo más bien como un cese administrativo. Justo antes de la pandemia me iba a pedir un año sabático o una excedencia para ir a Australia a investigar cáncer de piel, pero no pudo ser. Ahora mi unidad es como el Real Madrid en mi especialidad médica y hace unos años logré sacar 19 plazas de profesores en la Facultad de Medicina que llevaban tiempo bloqueadas y me siento contento por eso. Tengo varias cosas en marcha, proyectos de investigación y un libro. Y necesito más tiempo. Tengo once nietos, tengo buena salud, igual que mi mujer, y quiero disfrutar más de todo eso.
-La ecuación salud-dinero-tiempo es la ideal pero no suele durar mucho, cuando se da...
-La verdad es que en pocos meses se han muerto dos amigos míos y ha sido un palo muy grande que me ha hecho pensar. Me gusta irme de los sitios cuando las cosas están bien y, además, el pingüino número uno ya no puede correr tanto. Esto es una carrera de relevos y ya toca. Odio eso de la películas americanas del hombre que termina en su trabajo y saca de la oficina una cajita de cartón con sus cosas. Prefiero tomar yo esa decisión a que la tomen por mí cuando cumpla la edad de jubilación. E irme con una sonrisa y no triste.
-¿Esas dos muertes le han hecho pensar en la importancia del tiempo quele puede quedar?
-Sí, tengo buena salud pero ya tengo 68 años.
-¿Hay que aprovechar el tiempo?
-Tengo que aprovechar que me sonríe la vida. Y lo más costoso y valioso en la vida es el tiempo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete