Un joven comprueba por una confusión que «el protocolo anti-suicidio de Sevilla funciona a la perfección»
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«Expliqué por activa y por pasiva de que no tenía intenciones de tirarme, que sólo estaba disfrutando del atardecer mientras me tomaba una cerveza en mi azotea»
Sevilla
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Iniciar sesiónLa tarde del pasado 18 de abril comenzaba de la forma más apacible para Samuel Anaya, un biólogo sanitario malagueño, de Campillos, de 27 años que vive en Sevilla, concretamente junto al hospital Sagrado Corazón de Bami, donde trabaja. Este dato sería baladí ... si no fuera por el motivo por el que lo traemos a estas páginas.
«Era la hora del atardecer y me subí a la azotea de mi piso con una birra para ver el atardecer y llamar a mi amiga para ponernos al día». Hasta ahora, lo normal pero la situación dio un giro de 180 grados.
Desde la azotea de su edificio, ubicado junto a la puerta trasera del centro sanitario, Samuel ve cómo llega un coche de policía y que lo recibe el guardia de seguridad. «Ya se habrá liado dentro, habrá entrado un 'gorrilla' y habrá formado la de Dios, no es la primera vez que ocurre y en el barrio frecuentan muchos de ellos. Pero yo mientras tanto a lo mío, hablando con mi amiga y tomándome mi cerveza...», cuenta el joven a ABC. «Poco a poco empiezan a llegar más coches de patrulla, hasta un total de cuatro en mi calle» y empezó a preocuparse.
Seguidamente, cuenta Samuel, oye una voz a sus espaldas que le dice: «Caballero, deje de hacer lo que está haciendo y no se tire». «Me da por girarme y me encuentro a toda la patrulla de policía que estaba abajo rodeándome y evitando que yo saltase», relata aún sorprendido el biólogo. «El policía que me habló empezó a decir que lo habían llamado porque yo estaba gritando de que me iba a lanzar. Que me iba a tirar desde la azotea. Además al verme con la lata de cerveza, cogió el walkie-talkie y avisó a sus compañeros el presunto suicida está consumiendo alcohol ahora mismo».
«Yo explicando por activa y por pasiva de que no tenía intenciones de tirarme, que sólo estaba disfrutando del atardecer mientras me tomaba una cerveza en mi azotea». En ese momento, a la calle ya habían llegado cuatro coches de policía y dos camiones de bombero. La confusión fue total. Los agentes, siguiendo con el protocolo de prevención al suicido, lo desalojaron de la azotea y le pidieron su documentación.
Samuel confiesa que estuvo desconcertado mucho rato pero que gracias a la confusión, venida de que unos pacientes del hospital creyeron lo que no era, «se comprueba que si realmente hubiera tenido intención de suicidarme, el sistema de prevención funciona muy, muy bien. Tardaron menos de media hora en llegar hasta donde yo estaba». Asegura que comenzó la llamada con su amiga sobre las 21:05 horas y que a las 21:36 horas colgó porque estaba la policía en su propia azotea.
Tras todo lo sucedido, Samuel ha ido tirando del hilo para intentar entender qué pasó realmente y cree que quienes alertaron fueron unos pacientes. Ante todo, aclara que es muy alto, mide 1,92 centímetros, y que «la perspectiva desde la calle es totalmente diferente. Quizás desde el hospital parece que estaba en el borde de la azotea, pero tal y como se ve en la imagen que subí a Twitter no es así».
A lo largo de mi vida me han pasado cosas surrealistas. Pero como lo que me pasó anoche nunca.
— Samuel Anaya (@pilipotojr) April 18, 2023
Asistí sin quererlo yo a mi propio suicidio.
Y todo justo después de haber subido esta historia
🧵👇🏼 pic.twitter.com/3yKzsCNbfp
Cabe recordar que el Ministerio de Sanidad promueve la línea telefónica 024 de atención a la conducta suicida. Desde ahí, ayudan a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados. Por medio de la escucha activa los profesionales ayudan a evitar estas situaciones o derivan el caso al 112 en situación de emergencia.
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