Un cole sin niños

«Hubo un tiempo en el que los padres que simulaban una separación para ganar puntos en el sorteo y matricular a sus hijos en el colegio deseado. También mentían sobre el lugar de trabajo. Recuerdo un político socialista que reconoció que empadronó a los niños con la abuela para poder así escolarizarlos en un concertado del centro. En aquel tiempo, los despachos de detectives hacían caja con encargos de padres para desenmascarar estos fraudes. Y las puertas de algunos centros en época de matriculación eran zona de alto riesgo de tirón de pelos y puñetazo. Hoy ya no es un problema y no porque la administración haya asegurado la libertad de elección de centro sino por una caída de la natalidad tan acusada que va a poner en cuestión el futuro de muchos colegios».