El club de las seis empresas fundadoras que construyeron la Cartuja como isla tecnológica

Aquel evento internacional que cambió para siempre la fisonomía de la ciudad y la ambición de los sevillanos, le hizo entender que no sólo tenía que emprender en su tierra, sino quedarse en aquella isla recién construida que seguía teniendo futuro. Ayesa fue la primera empresa que decidió apostar por la Cartuja para hacer de este recinto su sede. Junto a ella hicieron su apuesta Abengoa, Tecnológica (hoy Alter Technology, Retevisión, ONCE y Cruzcampo.

Luego vendrían otras 28 que tenían en trámite el desembarco a aquel primer parque que nació bajo la denominación de Cartuja 93, una marca que mantuvo durante 25 años. Sin duda, los principios fueron una travesía en el desierto, casi como náufragos atrapados en una isla sin que ningún barco viniera al rescate. Pero a la larga, se convirtió en un auténtico acierto, como recordaba ayer el CEO de Ayesa, José Manuel Manzanares Abásolo, durante la presentación de la nueva enseña Sevilla TechPark que fue conducida por el periodista Manu Sánchez.

Este es el tercer nombre que estrena en estos 32 años de trayectoria en los que el recinto ha vivido la llegada de un aluvión de empresas hasta sumar las 575 actuales. Por el camino se quedaron otra como Abengoa, que se extendió a otras zonas de la ciudad, pero manteniendo siempre un pie en la isla tecnológica.

«Todo empezó con seis empresas que mostraron mucha convicción. Supimos dónde poner el punto de mira y acertamos», reflexionó Manzanares. Precisamente, la actividad que venían desarrollando las firmas fundadoras marcó el futuro del recinto que ha evolucionado en este tiempo abriéndose a nuevos usos con centros sanitarios y de investigación, hoteles, teatros, espacios experimentales, facultades universitarias y ahora residencias de estudiantes.

Según el informe de evolución y desarrollo de Sevilla TechPark, las firmas asentadas se dedican mayoritariamente a los sectores tecnológicos o de investigación y tienen un alto componente innovador. Cuenta con 55 empleados de media y un promedio de actividad económica de 9,6 millones de euros.

En 2024 se incrementó la representatividad de las grandes empresas, que pasó del 21 al 26% del total, superando a las medianas empresas, que se sitúan en el 16%, frente al 19% del ejercicio anterior. Esta radiografía refleja la evolución hacia un tejido más equilibrado, lo que puede interpretarse como una señal de consolidación del ecosistema, con estructuras empresariales cada vez más robustas y con mayor capacidad de generación de empleo.

Es significativo, igualmente, el rejuvenecimiento de las plantillas. Aunque es mayoritario el grupo de edad de entre 30 y 50 años (se sitúa en el 56%, tres puntos por encima del dato del año anterior), sube cinco puntos porcentuales, hasta el 20%, el porcentaje de empleados menores de 30 años. Es decir, uno de cada cinco empleados de entidades del recinto empresarial pertenece a este grupo de edad.