Cierra el Cine Cervantes, el más antiguo de Sevilla

El edificio que acoge el Cine Cervantes es propiedad de la familia Hernández García, mientras la gestión de la sala correspondía a Unión Cine Ciudad, que hasta hace unos años también era propiedad de la citada familia.

Precisamente, el director de Unión Cine Ciudad, Faustino Sánchez, ha confirmado a este periódico el cierre de esta sala histórica de la ciudad, con más de 150 años de vida, cuyo anunció definitivo se hará público en los próximos días.

Según Sánchez, el Cine Cervantes no gozaba en los últimos años, antes de la pandemia, de buena asistencia de espectadores, por lo que con el coronavirus y las restricciones «no se reunía las condiciones necesarias» para la reapertura.

El edificio ubicado en la calle Amor de Dios fue declarado Bien de Interés Cultural hace dos años por la Junta de Andalucía, a instancias del Ayuntamiento de Sevilla, por su valor histórico, artístico, etnográfico y social. Aquella decisión protectora «encorsetó» al inmueble, pues cualquier actuación, reforma o reparación debía contar con el visto bueno de la administración. La empresa que gestionaba la sala de proyección ha llevado a cabo actuaciones para mantenerla al día.

Más allá de la actuación de protección del edificio, Unión Cine Ciudad ha echado en falta un mayor apoyo de las administraciones para que el Cine Cervantes siguiera con vida. «Queríamos evitar lo inevitable, pero sin apoyo público se hace difícil», ha afirmado Faustino Sánchez.

Con el cierre del Cine Cervantes Sevilla pierde una de sus salas más emblemáticas, junto a los Cines Avenida. «Este cine permanecerá cerrado hasta nuevo aviso por la situación excepcional de pandemia». Así rezaba el cartel que se veía en la fachada del cine junto al cartel de la última película proyectada, 'Parásitos'. Ese nuevo aviso para reabrir no ha llegado.

Ahora quedará en manos de la familia Hernández García el nuevo uso que se le conceda a este inmueble, lo que preocupa a entidades conservacionistas como la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa), responsable de promover la calificación BIC tanto para esta sala como para los también históricos Llorens y Trajano.

Esa declaración de BIC impide que la propiedad pueda modificar o intervenir sustancialmente sobre este edificio, proyectado en 1873 como Gran Teatro Cervantes por el arquitecto Juan Talavera, lo que no permite que se pueda, por ejemplo, vender para reformarlo y convertirlo en hotel, como ya sucedió con los Multicines Alameda, que eran también propiedad de Unión Cine Ciudad.