De la misa la media
Cerrando el círculo (y las puertas) en Omnium Sanctorum
Iglesia en sevilla
Los lectores cumplieron su cometido alto y claro, lo que no siempre sucede en las misas dominicales y el oficiante enjaretó una homilía breve pero jugosa
Sevilla
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Iniciar sesiónMisa en la parroquia de Omnium Sanctorum (calle Feria
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Fecha: 12 de mayo
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Hora: mediodía
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Asistencia: lleno sin apreturas, unas 90 personas
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Preside: Pedro Juan Álvarez Barrera
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Exorno: siete ramos de flores blancas y cirios de función principal
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Música: órgano y sochantre
«Una vez que el Señor salga por la puerta, la iglesia se cierra». Dicho y hecho. La parroquia de Omnium Sanctorum trasladó el Santísimo bajo palio hasta los salones parroquiales de la calle Arrayán, 8 donde desde ahora se desarrollará la vida pastoral y ... litúrgica. Era una miniprocesión de Corpus con sus balcones adornados con mantoncillos y colgaduras y muchos hombres (y mujeres) de piedra (sin destocarse la gorra, por ejemplo) al paso de la píxide donde se depositaron las hostias para su transporte a esa hora del aperitivo.
El templo de la calle Feria permanecerá cerrado varios meses para arreglos de pintura y electricidad, según los sobres de la colecta distribuidos por los bancos. Eran obras pendientes que la pandemia dejó en veremos. Bienvenidas sean las mejoras, pero a simple vista y a simple oído, Omnium Sanctorum está mejor iluminada y se escucha más claro que el 90% de las iglesias fernandinas de Sevilla.
Así que la solemnidad de la Ascensión, con su renovación del bautismo mediante la aspersión de agua bendita al inicio, se juntó con la función principal por la memoria de María, medianera de todas las gracias, que se celebra el 8 de mayo, y con el Corpus en chiquitito por la clausura del templo.
Fue una ceremonia hermoseada por la música que cantaba Joaquín de la Peña, secretario del Consejo de Cofradías y del Congreso de Hermandades de diciembre, hermano mayor de la sacramental de la parroquia y sochantre en sus ratos libres, que necesariamente han de ser pocos con tanto trajín. La interpretación de la cantiga 'Alegría, alegría' de Alfonso X el Sabio fue un lujazo pero al detenerse el ofertorio hasta que culminara la colecta perdió algo de sentido: el regocijo lo causan los dones sobre el altar, no las cestas bajo el mismo.
El párroco (casulla de guitarra clásica) ofició acompañado de diácono (dalmática de postín), servidor del altar y los acólitos de la hermandad sacramental Reina de Todos los Santos, coordinados por una pertiguera, que confirma el empuje de las mujeres en el acolitado. Los lectores cumplieron su cometido alto y claro, lo que no siempre sucede en las misas dominicales y el oficiante enjaretó una homilía breve pero jugosa.
Incluyó una referencia a la liturgia anterior al Concilio Vaticano II, cuando el cirio pascual se apagaba el jueves (la Iglesia cedió esta fecha y las de San José, Santiago y el Corpus para que tuvieran cabida fiestas civiles en el calendario laboral) a los cuarenta días de la Resurrección y no como ahora, que no se extinguirá su luz hasta Pentecostés. Con una mistagogía (iniciación a los misterios de la fe a través de la liturgia) asequible para el fiel medio.
«Se ha cerrado el círculo -dijo sobre el Evangelio de la jornada- porque el que viene a la tierra viene del cielo y sube a su casa», afirmó mientras hacía un gesto explícito con el dedo apuntando a lo alto. En general, su prédica resaltaba por la sencillez, incluso con expresiones populares: «Los ángeles les dijeron: 'ya está bien de mirar al cielo, que se os va a doblar el cuello, y poned los pies en la tierra'» o «los apóstoles no entendían una papa, preguntaban cuándo iba a dar el golpe de Estado».
Al final, consigue que el pueblo llano entienda los misterios de la Ascensión y la parusía, que no son moco de pavo. Y dejó pavimentado el final de la homilía tras hablar de la realeza adquirida por el nuevo Israel (el pueblo santo de Dios) mediante la crismación del bautismo: «Si él dio la cara por nosotros, qué vamos a hacer ahora por él, ¿vamos a dar la cara por él en esta sociedad?».
Lo mínimo, acompañar al Santísimo en la procesión. El círculo se cerró y las puertas del templo también. Hasta que el Señor vuelva en gloria y majestad para juzgar a vivos y muertos y la parroquia reabra después del verano. Amén.
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