El centro de inteligencia de la Guardia Civil en Sevilla asume la coordinación de la lucha contra el narco en el sur del país

El CRAIN es un centro pionero de inteligencia donde se trabaja sobre todo con la información captada en el transcurso de las investigaciones contra los narcotraficantes. Se aplican técnicas muy similares a las que el Instituto Armado puso en práctica durante la lucha contra ETA. Por eso el GAR (Grupo de Acción Rápida), que estuvo trabajando entonces en aquellas operaciones que fueron mermando hasta su disolución a la banda terrorista, forma parte del CRAIN. Y así va seguir pasando en esta nueva fase, en la que Sevilla pasa a ser el epicentro orgánico de la guerra al narco en la frontera sur de Europa.

Esta reorganización también suponen cambios significativos en los grupos operativos de elite, que se habían creado para trabajar exclusivamente en estas investigaciones. Ahora esos agentes, que estaban en comisión de servicio, han sido reintegrados a sus destinos de origen. La mayoría ha pasado a formar parte de los equipos antidroga (EDOA), que están integrados en las comandancias y cuyo ámbito territorial se circunscribe habitualmente a la provincia en la que trabajan. Se trata, por tanto, de regresar al modelo antiguo a pesar de que el OCON-Sur ha obtenido muy buenos resultados como demuestran las centenares de operaciones desarrolladas, las bandas desarticuladas y la ingente cantidad de droga sacada del mercado negro.

En Sevilla, el trabajo del OCON ha servido para desarticular grupos poderosos que se habían hecho con el control absoluto del río Guadalquivir, una ruta clásica de entrada de la droga que había cogido fuerza en los últimos años, sobre todo a partir de que se incrementara la presión en la provincia de Cádiz y los narcos buscaran itinerarios alternativos para sus cargamentos. Eso propició que traficantes de esta zona como el clan del Ginés o los hermanos Lana, cerraran acuerdos con narcos poderosos como Abdellah El Haj Sadek Membri, conocido como el «Messi del hachís», o el gibraltareño Gareth Mauro. 

El nivel de impunidad que se había creado en esta zona era muy preocupante. El peor síntoma se descubrió en 2016, cuando una investigación destapó que los traficantes tenían a sueldo a medio cuartel de Isla Mayor, un pequeño municipio ribereño que resulta estratégico por su situación junto al río y rodeado de canales que permiten introducir las lanchas hasta tocar tierra.

La versión oficial sobre el final del OCON como se conocía hasta ahora es que esa estructura se creó de manera provisional en 2018 para restablecer el principio de autoridad que se había perdido en la comarca gaditana del Campo de Gibraltar. El plan, bautizado con el nombre Carteia, posteriormente se extendió a otras provincias andaluzas como Sevilla. Esa provisionalidad ha acabado durando cuatro años y su permanencia resultaba incompatible con la propia estructura orgánica de la Guardia Civil. También se insiste que la lucha contra el narco continúa pero el trabajo desarrollado hasta ahora se realizará a través de los equipos especialistas de cada comandancia y que el CRAIN refuerza su posición porque recibe toda la información que llega, con independencia de su origen, la procesa, la cruza con otros datos y la gestiona para que las operaciones sea eficaces contra el crimen organizado, que no entiende de fronteras ni competencias territoriales.

Otras fuentes no oficiales de la Guardia Civil apuntan a razones que han sido decisivas para que Interior haya puesto fin a un modelo que estaba funcionando. Por un lado, el alto coste que conlleva sacar a más de un centenar de agentes de sus destinos de origen. Estos funcionarios cobraban pluses por estar a disposición las 24 horas al día. Una dedicación plena que dio sus resultados al conseguir dinamitar organizaciones de narcos muy consolidadas y detectar a agentes de la autoridad que se habían corrompido. Por dar algunos datos: desde el verano de 2018 hasta finales de 2020, se sumaron más de 5.000 detenidos y más de 600 toneladas de droga incautadas. Entre los arrestados había 27 guardias civiles que se habían pasado al lado de los delincuentes.

Por otro lado, las mismas fuentes apuntan al agujero en personal que se había generado en las comandancias donde ya no podían contar con esos funcionarios que estaban a tiempo completo en los grupos OCON. Un déficit en el número de agentes que se siente sobre todo en las unidades operativas que requieren un importante sacrificio personal como los agentes que trabajan en Policía Judicial.

Todos estos cambios se han llevado de manera casi secreta por la Guardia Civil hasta que se han producido las primeras filtraciones a los medios; lo que no ha ayudado a apartar las especulaciones. El pasado mes de marzo el ministro Grande-Marlaska anunciaba que este año se destinaban 35 millones de euros para este plan especial de lucha contra el narco y fijaba una vigencia hasta 2023; si bien no se vislumbraba entonces el final de lo que ha sido un sistema que supo doblegar a los traficantes.