Vallas en la Semana Santa de Sevilla

Alfonso Guajardo-F. Ibarra Sevilla

20 de abril en Sevilla, fecha en la que ponemos fin a una de nuestras maravillas. Semana Santa en Sevilla es sinónimo de fe, de pasión, de ver los pasos en la calle y llorar de la emoción. Nos faltarán ahora los nazarenos en la calle, las chicotás, los ciriales y una buena levantá. Desde mañana que comience la cuenta atrás, porque lo más bonito de Sevilla hasta dentro de un año no se puede hacer esperar. Lo diferente que tiene esta ciudad es que cuando parece que todo ha acabado, como un regalo de Dios, algo nuevo nos tiene preparado. Ese es el motivo por el que ya suenan allá por la calle Adriano los clarines y timbales que anuncian lo mas esperado. Se ha hecho larga la espera pero ya estamos aquí otra vez, deseando ver al torero que a hombros por esa puerta grande va a salir. Cartel de relumbrón, Morante, Talavante y Luque para el Domingo de Resurrección. Su plaza le espera y ya tiene a todos soñando, cuando en el patio de cuadrillas el genio de la puebla se esté preparando. Dos maestros tendrá al lado, dos figuras del toreo, que mañana en el ruedo harán todo lo posible por llegar a lo más anhelado, abrir esa tan ansiada puerta del príncipe que es el triunfo más soñado. Que nadie pestañee, que todo el mundo preste atención, que mañana empieza la mejor feria taurina, mañana comienza la Feria de Sevilla.

Miguel Espina Gómez Dos Hermanas

Domingo de Ramos, y después Jueves y Viernes Santo y Domingo de Resurrección... ¡Qué unidos están el triunfo y el abatimiento, la alabanza y la murmuración, la vida y la muerte! Cuando vemos esto adquirimos la medida divina de las cosas y trascendemos lo relativo. A la vista de algunos personajes que aparecen en los evangelios podemos entrar personalmente en ese acompañamiento cercano a Jesús como Magdalena, Verónica o Simón de Cirene.

Quizá no todos conozcan que el gran Sebastian Bach compuso su más famosa Pasión meditando piadosamente el Evangelio de la Cruz mientras ofrecía él mismo los padecimientos de su grave enfermedad en la vista. La perfección de esta obra cumbre de la historia de la música nos sobrecoge por su sentida meditación y nos enseña que la fe y el amor sustentan la obra perfecta y el gozo humano.

Jesús Ortiz López Madrid