Cuando las calles se convierten en un parque temático turístico
Los vecinos piden que el Centro se declare como zona turísticamente saturada para que se dejen de conceder licencias a nuevos alojamientos
Las nuevas zonas de expansión de las viviendas turísticas
Turistas asiáticas en el barrio de Santa Cruz
Toallas tendidas en los balcones de un edificio de Aníbal González, guías sin acreditación con megáfono a las cuatro de la tarde y bolsas de basura en el rellano. Esas son algunas de las situaciones con las que conviven a diario los vecinos del barrio ... de Santa Cruz, que es el que más presión turística sufre de España. Así lo reconocía el pasado mes de noviembre un estudio de Exceltur, la asociación de empresas turísticas que representa a las grandes compañías del sector.
«No sé si seremos el barrio más saturado, pero sí estaremos entre los cinco primeros», comenta a ABC María José del Rey, presidenta de la asociación de vecinos de Santa Cruz. Hace años que vienen denunciado esta situación pero «ahora es cuando se empieza a tomar consideración de la dimensión del problema». «Al menos se ha identificado y podemos trabajar sobre el mismo», dice. Su actitud no ha sido nunca de confrontar con la administraciones, de hecho vienen trabajando codo con codo con el equipo municipal de Turismo, que se muestra sensible, pero poco se ha conseguido para poner coto a la proliferación de hoteles, apartamentos y viviendas turísticas.
En los últimos años se han vendido muchas casas para reconvertirlas en alojamientos de una u otra modalidad. «Estamos al límite y es necesario declarar el barrio como una zona saturada que impida conceder nuevas licencias», considera. Igualmente pide más información para los visitantes a fin de que cumplan las reglas como no tender en los balcones, respetar los horarios o las normas de limpieza.
Al otro lado de la Catedral, en el Arenal, la situación es parecida. El número de viviendas turísticas casi iguala al de residentes. «Esto se ha convertido en un parque temático. Nos cierran negocios de toda la vida, cada vez hay menos sitios para comprar y todo son tiendas de recuerdos o bares para guiris», declara a ABC Roberto Pardo, vocal de la asociación de vecinos que ha presidido hasta hace tres meses. «Los locales que quedamos aquí somos unos románticos y yo siempre digo que nos van a tener que poner un crotal en la oreja como al ganado para identificarnos», ironiza.
Sobre el futuro se muestra menos optimista que María José del Rey cuando asegura que «esto ya es irrecuperable». «Incluso para cubrir los puestos de la asociación de vecinos nos cuesta encontrar gente de la que tirar y estamos hablando de un barrio que siempre ha sido residencial», dice. Este año por primera vez asegura haber visto a turistas con maletas entre las filas de nazarenos durante las procesiones. «No se respeta nada porque no se conocen nuestras tradiciones». Lo que podría aliviar el problema es, a su parecer, una limitación de licencias de pisos turísticos y, sobre todo, medidas para proteger el comercio tradicional, aunque «por mucho que lo protejamos, si no hay vecinos quién va a comprar», recalca.
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