El blindaje de la Cumbre colapsa toda Sevilla y provoca enormes atascos

El aviso a última hora del domingo del corte total al tráfico de la avenida de Kansas City y todos sus cruces entre las 7 y las 9.30 horas de la mañana para facilitar el acceso de las caravanas de las autoridades al Palacio de Exposiciones y Congresos –sede de la Cumbre– fue la puntilla. Las retenciones se multiplicaron a esas horas y se extendían desde la zona cero del encuentro hasta el resto de la ciudad. Hubo atascos de larga duración en la Ronda Histórica, la avenida de la Palmera, los accesos a Sevilla desde el Aljarafe, el Paseo Colón, los puentes de Los Remedios, las Delicias y San Telmo y fue casi un milagro que los sevillanos llegaran a tiempo a sus puestos de trabajo. Hubo, además, cortes inesperados como el del nudo de la Gota de Leche, donde estaba limitada la circulación tanto dirección al Centro como hacia el aeropuerto de San Pablo. No era tampoco posible acceder tampoco a través de la SE-20 (Ronda Supernorte) y los vehículos eran desviados hasta el Gordillo y Valdezorras para poder llegar a Alcosa.

La situación no era mucho mejor en la llamada 'zona cero' de la Cumbre de la ONU. Sevilla Este era un barrio amurallado, cerrado a cal y canto al acceso de los vehículos, lo que complicaba la llegada a Fibes de aquellos que tenían que acudir al recinto. Congresistas, medios de comunicación, trabajadores y demás afectados que vivieron una auténtica odisea para cumplir con su objetivo. Llegar en coche era una utopía, aunque hubo quien lo consiguió sorteando los cortes de la Policía Local y Nacional y accediendo al entorno por el barrio de Alcosa. Sus calles eran ayer un atasco constante e inédito. Había vecinos asomados a los balcones y otros apostados en la acera viendo con asombro cómo las filas de coches se perdían a la vista. La otra opción era el transporte público, que tampoco estuvo a la altura de lo que se esperaba. Los taxis y los VTC tenían el acceso restringido y hubo empleados de Fibes que se tuvieron que bajar en el barrio de Santa Clara e ir caminando durante unos 20 minutos por la avenida Luis Uruñuela para llegar a su destino. Todo ello, con el inconveniente de los más de 30 grados de temperatura con los que amaneció la jornada y que llegaron a superar los 42 en las horas centrales del día, justo cuando tocó volver a casa.

Tampoco resultó mejor la experiencia de los que utilizaron los autobuses públicos para llegar a Sevilla Este. El Ayuntamiento había acordado que las líneas 27, LE y B4 fueran gratuitas para incentivar uso, aunque el problema real no era el coste sino la tardanza en los trayectos previstos. Con Kansas City o la avenida de Montes Sierra totalmente colapsadas, llegar hasta Fibes se convirtió en una excursión de más de una hora. Ocurrió algo parecido con las lanzaderas que la organización de la Cumbre había dispuesto desde el Paseo Colón para los asistentes al evento. A primera hora de la mañana se encontraron ese mismo caos en la circulación que impidió la circulación fluida e hizo imposible llegar al Palacio de Exposiciones y Congresos para el discurso inaugural del Rey Felipe VI. Algunos periodistas que hacían cola para acreditarse en la carpa habilitada para ello narraban su odisea: «He salido a las ocho de la mañana de Santa Justa y he tardado tres horas en llegar», contaba una de ellas. «Y lo peor es lo lejísimos que nos tenido que dejar el autobús», apostillaba uno de sus compañeros.

Con todo, quienes lograban llegar a Fibes tenían la sensación de haber conquistado el Everest o de haber ganado una de las etapas reinas de Tour de Francia. «Desde que llegué ayer (por el domingo), tengo la sensación de que Sevilla es una ciudad medieval», lamentaba una periodista llegada de Madrid. Seguramente por todos estos problemas, el alcalde José Luis Sanz ya avisó hace unos días que «el que pueda teletrabajar, que teletrabaje. Y si alguien se puede pedir el día de asuntos propios, mejor». Unas declaraciones polémicas que dieron en el clavo por el colapso del tráfico que se produjeron ayer y que amenaza con continuar hasta el jueves, día en el que acabará la Cumbre. Tal es así, que el Ayuntamiento de Sevilla decidió ayer posponer varias jornadas la puesta en marcha del dispositivo de cámaras que multará a los vehículos que circulen por el carril bus. Hasta entonces, no queda otra que tener paciencia.