de la misa la media
El bautismo del Señor… y de David
Iglesia en Sevilla
«David, estamos para ayudarte a ir al cielo, como hermanos». Qué mejor manera que honrar la solemnidad del bautismo en el Jordán: el Papa bautizó a 21 niños de pecho en la Capilla Sixtina y en el Corpus sacaron pecho con David
Sevilla
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Iniciar sesiónBautismo en la parroquia del Corpus Christi
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Templo: Parroquia del Corpus Christi (paseo de la Palmera)
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Fecha: 12 de enero
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Hora: Mediodía
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Asistencia: prácticamente lleno, unas 300 personas
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Preside: Antonio J. Guerra Martínez
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Ornato: flores de pascua en torno al nacimiento a los pies del altar
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Música: coro parroquial de voces blancas
Ya que monseñor Saiz ha rehabilitado los aplausos en lugar sagrado (otro tiempo proscritos al teatro y los toros), no es exagerado decir que David se llevó una ovación de vuelta al ruedo. No fue como la de la Rosa de Oro a ... la Macarena que tanto impresionó al sustituto del secretario de Estado vaticano, pero ahí le anduvo. Menuda aclamación popular se llevó el chaval.
El propio celebrante, el párroco del Corpus, lo había pedido para este joven de 17 años: «Un fuerte aplauso para David, como hijo de Dios». No era para menos en los tiempos que corren. El muchacho se había bautizado, confirmado y hecho la comunión en la solemnidad del Bautismo de Cristo con que se cierra el ciclo litúrgico de la Navidad el domingo posterior a la fiesta de Epifanía.
David se quedó in albis. No es que se quedara sin saber qué decir o qué hacer -aunque se le notaba visiblemente envarado- sino que lo revistieron con una media capa blanca símbolo de la vestidura blanca de los catecúmenos que no se quitaban en ocho días después de la Pascua de Resurrección. Encorbatado con un traje azul marino, zapatillas deportivas y el alba bautismal, rompía por igual cánones de la elegancia como ideas preconcebidas.
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La misa, pues, estuvo marcada por los tres sacramentos de la iniciación cristiana impartidos por este orden al neófito: bautismo, confirmación y comunión, que fue la primera. Rafael, veterano feligrés de largo recorrido pastoral, ejerció de padrino como antes había sido catequista y los padres del joven asistieron desde la primera fila a la adopción divina filial de su hijo.
El rito se inició a los pies de la iglesia, donde el neófito pidió la fe para buscar la vida eterna antes de franquear las puertas del templo y de la Iglesia. El oficiante entonces lo invitó a pasar: «David, entra a la Iglesia para que tengas, con nosotros, parte en el banquete de Dios». El bautismo de adultos altera la celebración eucarística y por ser tan desacostumbrado, la asamblea acabó haciendo, por indicación del sacerdote, la signación trinitaria dos veces.
Tampoco estaba encendido el cirio pascual junto a la pila bautismal hasta que el presidente de la celebración advirtió el fallo y mandó prender el pabilo, para nada vacilante. En la homilía, por encima de los diez minutos, don Antonio compuso una sentida apelación sobre el acontecimiento del día: «Dios quiere llamarte hijo amado, quiere que se le caiga la baba por ti». Y directamente al protagonista: «Vas a escuchar una voz que te va a cambiar la vida, a ti, David, Dios te va a llamar 'hijo mío'».
En otro momento de su prédica, el párroco del Corpus ahondó en la gratuidad del don de la fe, meollo del kerygma: «Hemos de aprender a vivir gestionando la gratuidad; todo tiene un precio y el precio de tu salvación lo pagó el que murió en la cruz, con su sangre: tu hipoteca ya está pagada, no tienes que preocuparte más». Todavía una idea más, tan a contrapelo de los exclusivistas: «Dios nos llama como pueblo, no como francotiradores».
Con todos los ritos sacramentales -escrutinio al padrino, unción con el óleo, vela encendida, aspersión del agua, vestidura blanca, ratificación del nombre, imposición de manos, unción de nuevo y comunión en solitario bajo las dos especies-, la misa se fue alargando de tal modo que sonó el segundo toque de la siguiente (prevista para las 13.15) durante la comunión general.
La eucaristía concluyó pasadas las 13 horas con un aviso parroquial dedicado al recién bautizado: «David, estamos para ayudarte a ir al cielo, como hermanos». Qué mejor manera que honrar la solemnidad del bautismo en el Jordán: el Papa bautizó a 21 niños de pecho en la Capilla Sixtina y en el Corpus sacaron pecho con David.
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