Sevilla no será un destino turístico premium si pierde la identidad de sus barrios

Arredonda estuvo en Sevilla durante el primer fin de semana de la Feria. Era su sexta visita, aunque hasta ahora nunca había coincidido con esta fiesta que le ha sorprendido para bien. Lo que más ha llamado su atención es que «nada es comercial; nadie patrocina la portada ni hay decenas de marcas intentando venderte sus productos». «¿Sabe lo difícil que es eso? Ahora mismo no recuerdo ningún evento de esta envergadura y con tanta popularidad en la que no haya acciones comerciales. Aquí están todas las clases sociales, seguro que hay personas de todas las nacionalidades y para un profesional del marketing eso es irresistible, seguro que han llamado a la puerta, pero ustedes no lo han permitido. Eso es maravilloso», dijo el directivo mexicano.

Conservar las tradiciones que son auténticas, sin ninguna impostación ni sucedáneos creados para el visitante es lo que realmente atrae al viajero de alto poder adquisitivo, que es el que hace un gasto importante en la ciudad que visita y no transforma el entorno. «El domingo estuve en los enganches y me fascinó. Podría ponerle un filtro blanco y negro a las fotos que hice y pasarían por unas de hace cien años y lo mejor es que todo es auténtico, no lo hacen para el turista, lo hacen para ustedes. Eso no se puede perder», aseguró.

Lo mismo comenta sobre los barrios del Casco Histórico como en el que estaba su hotel, uno de los últimos cinco estrellas que se han abierto en la ciudad y que se encuentra en la zona norte. «Acá al lado hay una farmacia, también he visto una frutería y comercios de toda la vida en los que compra el residente local. Eso es lo que quiere un turista premium, no tiendas de souvenirs». «Si quieren atraer a un visitante de ese nivel tienen que conservar la identidad y los vecinos tienen que dar la batalla en eso porque si la pierden sólo atraerán turismo masivo», advirtió.

Sevilla tiene potencial para ser un destino premium. El patrimonio, la calidad de la planta hotelera –que ha mejorado sustancialmente en estos últimos años– las buenas conexiones aéreas. Todo eso es lo que han permitido que la ciudad entre en el catálogo de la compañía Virtuoso, que es la que ejerce como intermediaria con los agentes que gestionan las vacaciones, excursiones y escapadas de los visitantes de elevado poder adquisitivo.

Formar parte de esta red no viene por un reconocimiento como las estrellas Michelin, «es una colaboración entre dos partes y debe existir una voluntad de trabajar juntos», aclaró Arredonda. En este caso Sevilla ha mostrado interés y el equipo de Virtuoso ha analizado sus cualidades para tenerla en cuenta. «El conjunto convierte a la ciudad en un destino premium que poder recomendar». Otro de los aspectos que valora es el uso de nuevas tecnologías como el sistema que se ha instalado en el barrio de Santa Cruz para monitorizar los flujos de visitantes.

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Ése es precisamente el enclave con mayor presión turística. Lo señaló como uno de los más masificados de España el pasado invierno Exceltur, la asociación de las grandes empresas turísticas españolas, y los vecinos claman desde hace varios años por recuperar la normalidad de núcleo residencial. El alcalde, Antonio Muñoz, pedía la semana pasada durante un acto de campaña que no se concediera ni una licencia más para pisos turísticos, pero no son sólo pisos turísticos lo que ha transformado el barrio, también hoteles y apartamentos. No cabe un alojamiento más y el problema se extiende por la Alfalfa, el Arenal y empieza a saturar San Luis y la Alameda. Este experto aconseja una gestión más sostenible de la actividad turística, que supone también velar por la identidad de los barrios y sus residentes.