Desalojan a un okupa que vivía en el mercado de San Jerónimo: «Tenemos de todo menos tranquilidad»
Se trata de un hombre que llevaba más de siete años residiendo en las instalaciones, hoy cerradas y sin uso, y que había rechazado en varias ocasiones ser trasladado a un centro de acogida municipal
Las aguas fecales vuelven a inundar el mercado de San Jerónimo

El mercado del barrio de San Jerónimo languidece desde hace años. Hoy en día no es ni la sombra de lo que fue a principios de la década de los años 70 del siglo pasado, cuando abrió sus puertas para convertirse en el ... centro de referencia para las compras de sus vecinos. Las distintas crisis económicas, la competencia de las grandes superficies que abrieron a su alrededor y los horarios incompatibles con la jornada laboral de sus potenciales clientes lo llevaron a una decadencia extrema que obligó al cierre progresivo de todos sus puestos. En estos momentos, de aquella histórica plaza de abastos con casi medio siglo de tradición sólo queda en pie un edificio abandonado, casi en ruinas, en el que ningún negocio ha logrado resistir y que ha terminado por convertirse en refugio para indigentes.
Tal es la situación de dejadez que afronta el inmueble de la calle Sábalo que desde hace años hay un okupa residiendo en su interior, donde ha fijado su particular residencia. Según fuentes municipales consultadas por este periódico, esta persona lleva viviendo en el mercado desde hace al menos siete años, cuando la plaza de abastos aún tenía algunos de sus puestos abiertos al público. Su perfil personal no han trascendido por estar resguardado por la protección de datos, pero hemos podido saber que se trata de un hombre, de mediana edad, que hasta ahora no ha mostrado interés alguno por abandonar las instalaciones. Al parecer, se instaló allí de común acuerdo con el que entonces era el representante de los comerciantes del mercado, pero a pesar de que los negocios bajaron definitivamente su persiana, él permaneció en su interior sin buscar una alternativa.
En el entorno del mercado sólo queda un bar abierto en el que paran cada día un grupo de vecinas que sufre las consecuencias de la actitud de este okupa. «Estamos cansados de que nos insulte cada vez que sale a la calle», explicaron ayer a ABC de Sevilla. En todo este tiempo no ha sido capaz de integrarse en el barrio y ha tenido varios incidentes con los clientes que acuden al negocio. «A mí me escupe cada vez que me ve», señala una de ellas. Otra explica que «no nos deja estar tranquilas en las mesas, incluso se lleva la llave del cuarto de baño a pesar de que esto es un espacio público». Con todo, agradecen que ahora se vaya a proceder a su desalojo, porque «tenemos de todo menos tranquilidad» y «no es una persona decente, porque si lo fuera nadie se metería con él», aseguran.
El Ayuntamiento de Sevilla, consciente de la presencia de este hombre en el interior de las instalaciones del mercado desde hace años, estableció en su momento contactos con él para intentar buscar una salida a este escenario que no se ajustaba a la legalidad. Según las mismas fuentes, trabajadores de los Servicios Sociales del Consistorio se han trasladado al edificio en varias ocasiones para interesarse por el estado de esta persona y conocer cuál era su situación personal. En estas visitas, los técnicos municipales le llegaron a ofrecer en varias ocasiones una alternativa habitacional en los diferentes centros de acogida que tiene la ciudad, como es el caso, por ejemplo, del cercano albergue de la calle Perafán de Ribera en el barrio de la Macarena. Sin embargo, el okupa rechazó en todo momento las propuestas que se le realizaron para que abandonara la plaza de abastos, obligando de este modo a que se iniciara el procedimiento legal de desahucio.
Debe salir del mercado
Una vez que ha culminado definitivamente el proceso, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Sevilla aprobó en su reunión semanal de ayer viernes el expediente para proceder al desalojo de este okupa, que en los próximos días tendrá que abandonar definitivamente el interior del edificio en el que lleva residiendo algo más de siete años. Evidentemente, la situación en la que quedará esta persona desembocará en una emergencia habitacional que, sumada a sus escasos niveles de renta, harán que desde los Servicios Sociales municipales se le vuelve a plantear como alternativa que pase a uno de los centros de acogida que hay habilitados en la ciudad, aunque puede ocurrir que vuelva a rechazar este ofrecimiento como anteriormente. Fuentes municipales recuerdan que no se puede obligar a ninguna persona a aceptar esta alternativa, que queda a libre elección de las personas sin hogar, por lo que dependerá del afectado lo que ocurra finalmente.
No es el único edificio municipal que se encuentra en la misma situación y en el que el gobierno de José Luis Sanz se ha visto en la obligación de iniciar un procedimiento de desahucio. Como adelantó ABC de Sevilla a finales del pasado enero, ocurre exactamente lo mismo en la Alameda de Hércules. De los diez quioscos que se habilitaron en la reforma del bulevar sólo hay tres que están abiertos y en uso. Uno de los que están cerrados, concretamente el que está situado frente a la comisaría de la Policía Nacional, se encuentra okupado por una pareja desde el pasado verano. Como primera medida, se les notificó que debían abandonar el lugar en un plazo determinando, pero apelando a su buena voluntad. Al no hacerlo, se optó por poner en marcha la vía judicial para que el asunto se resuelva en los tribunales, un proceso en el que será clave demostrar cuánto tiempo llevan residiendo en este espacio.
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