La Audiencia absuelve a un sevillano de violación al constatar que la víctima no dejaba de buscarlo

Durante la primavera de 2019 la pareja trabajaba junta en un restaurante de Mairena del Alcor e iniciaron la convivencia a mediados de agosto. La relación, según detalla la sentencia, no la admitió la familia de ella que decidió romper «sus vínculos familiares», haciéndose cargo del alquiler de la vivienda en la que ambos residían e incluso prestando dinero a su novio.

La relación no duró mucho. A las dos semanas de convivencia se rompió y el 31 de agosto se produjo el episodio por el que ha sido finalmente condenado el procesado. Según detalla la sentencia, sujetó a la mujer por los brazos con fuerza para intentar sacarla del coche «en el que ambos iban desde el restaurante hacia su casa, tras haber terminado la jornada de trabajo». La mujer sufrió hematomas en ambos brazos de los que tardó en curar cuatro días. Por este hecho ha sido sentenciado a nueve meses de prisión.

Además de este episodio, la mujer denunció a su expareja por amenazas de muerte, insultos e incluso por una agresión sexual que se habría producido el 1 de septiembre en el domicilio común. El tribunal ha absuelto al procesado, en cambio, de todos esos delitos.

El tribunal le da valor al testimonio de una testigo que «tenía confianza» con la denunciante y que dijo en el juicio «que ésta le había venido contando de su relación con el acusado» y nunca le detalló ninguno de los episodios violentos que después denunció. «Esta ausencia de prueba no es menor, pues no parece razonable que hechos de control, incluso de agresión sexual, como los descritos por la mujer», que llegó a describir cómo fue penetrada con violencia por su expareja en el aseo del restaurante, «pudieran pasar desapercibido para los compañeros y, por tanto, pudiesen presentarse ajenos a toda otra prueba que no fuese el relato de la denunciante», argumenta el tribunal.

La sentencia recoge que no hay «evidencias médicas que sostengan la versión de la denunciante», dado que el informe forense no arroja «lesiones en la zona genital, anal ni perineal». Pero además el tribunal destaca la actitud de la supuesta víctima que después de la presunta violación y tras despedirse del restaurante, siguió buscando de manera reiterada a su exnovio al local, »buscando la ocasión de encontrarse con el ahora acusado, de modo que algunos compañeros hubieron de llamarle la atención para que cesase en esa actitud».

«Este dato no es menor. Si había tomado conciencia de la agresión sexual padecida, si veía que ello se había dado en un contexto de violencia habitual, si había sido amenazada y vejada de manera reiterada, no parece lógico que buscase el encuentro y la cercanía con su agresor. Ella misma afirma que no es capaz de acudir a la zona del restaurante, lo cual sería lógico, en los términos señalados». Sin embargo, la versión que dio ella es desmentida por la testigo que confirmó que visitaba regularmente el centro de trabajo.