Una veintena de operarios se mueve en el silencio matinal del estadio Benito Villamarín. La prensa se agolpa en la grada de Fondo y muchos curiosos se agrupan cerca de las vallas de la explanada de Preferencia. El césped ya está seco y ocre. ... Algunas máquinas rompen la quietud de la mañana. Preferencia ya es una sombra de lo que fue. Ningún asiento, gradas desnudas, banquillos arrasados. Todo arrasado. Como aquellos estadios antiguos. Esqueleto de lo que había. Ningún «gol», ningún «olé», ningún «Betis, Betis».
Los asientos están perfectamente colocados donde estaba el área de Gol Norte. Sus propietarios ya tienen sitio en la Cartuja. La demolición va a comenzar por la esquina de Preferencia con Gol Sur. Es la grada más antigua que quedaba en pie en el Villamarín. El Voladizo durará unos días más. Los operarios siguen haciendo su trabajo desenmarañando ovillos gigantes de cables, como hormigas ante tal masa de hormigón que tiene mucho más que sentimiento.
Obras de demolición del Benito VillamarínVíctor Rodríguez
A las 9.11 entra una enorme pinza hidráulica de demolición para comenzar el derribo. Y aparece una segunda. Se instalan en la esquina de Gol Sur con Preferencia. Dónde Fekir lanzó el córner del gol en el derbi de Copa. A las 9.17 se acerca la primera máquina, un diplodocus, a la grada baja de Preferencia para «morder» las vallas que dan acceso al campo y sigue con la tribuna baja. Los trabajos durarán varios días pero será todo poco a poco, paso a paso, dejando atrás una construcción que dará la apertura a un tiempo nuevo.
De manera sincronizada son las dos máquinas las que derriban las gradas. El otro diplodocus está en la esquina de Gol Norte haciendo su labor. Los medios graban en silencio mientras se oyen caer los cascotes y retorcerse el metal.
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