En las fotos de las cosas que acaban con final feliz quieren aparecer todos pero, hasta que vemos a políticos y personalidades cortar la famosa cinta de las inauguraciones, hay muchos pasos que dar. Muchas negociaciones con intereses particulares que pueden llevar las reuniones a ... la mayor clandestinidad. Y eso fue lo que ocurrió cuando tocó sentarse para hablar del Estadio Olímpico, como explica el gran artífice de su construcción, Alejandro Rojas-Marcos.
-Cuenta la leyenda, aunque creo que es más bien realidad, que las reuniones eran a escondidas. ¿Quién lo impuso, Lopera?
-No, ahí Lopera era uno más, a veces no iba él, sino León, que era el presidente. Por entonces había sintonía entre todas las partes, era un proyecto bellísimo. Nos teníamos que esconder porque ahí había partidos políticos que tenían que responder ante sus 'aficiones' y había clubes que tenían que responder. Era un guiso que se estaba haciendo, y las cocinas no suelen estar expuestas al público. Eso era natural, yo no tengo nada que objetar. Pero yo lo saco cuando oigo a partidos políticos decir que no tenían nada que ver, que eso era que Rojas Marcos se había vuelto loco. Cómo no vais a tener que ver si estáis sentados en el consejo aprobando lo que se decía. Lo saco cuando un club me dice que no tiene nada que ver. Cómo me vas a decir eso si estabas sentado en el consejo y de noche te disfrazabas y te ocultabas para que no te reconociera nadie. Todo esto era en el Ayuntamiento a puerta cerrada. Había guardia municipal, había conserje, había gente de mi secretaría… Eso lo sabe todo el mundo
-¿Y cuándo bajó los brazos y vio que no había opciones?
-Dejé de ser alcalde y a partir de ahí… Luego llegó Soledad Becerril, que nunca creyó en esto, algo que yo tenía que respetar porque era razonable. Ella me quería convencer para un estadio más pequeño, pero yo le decía que o lo hacíamos a lo grande o no. La misión era hacer una catedral lúdica y deportiva. Ella tenía otras ideas. Luego llegó Alfredo Sánchez Monteseirín, quien arrió la bandera de los Juegos Olímpicos, lo cual fue un disparate.
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