La eco-boya o cómo la fuerza de la marea del Guadalquivir ilumina el paso de barcos

Este nuevo dispositivo permitirá aprovechar la energía que genera las corrientes a través de dos turbinas hidráulicas de eje vertical, un nuevo sistema que permite mayor regularidad y además es más predecible y hace posible que las boyas de señalización puedan tener más sensores e instrumentos que les permitan transmitir otra información. ¿Cuál?. Pues según los expertos esa boya podrá medir la corriente, el oleaje, los parámetros del agua y las condiciones metereológicas pero también informar de un episodio de potencial contaminación en el río, detectar pasos de buques y hasta comunicarse bidireccionalmente con otros dispositivos establecidos en tierra.

El diseño, ingeniería y construcción del prototipo de este dispositivo ha sido desarrollado en las instalaciones de Abengoa Sevilla, en cuyas instalaciones se han llevado a cabo también las pruebas experimentales, aunque también se han llevado a cabo ensayos en el Canal de Experiencias Hidrodinámicas del Pardo en Madrid y en el CNR Insean en Roma para validar su funcionamiento y analizar su sensibilidad al movimiento de las corrientes y de la boya. El dispositivo cuenta con un sistema de control integral para gestionar la energía reservada y alimentar con ella los distintos sensores así como un sistema de comunicaciones 3G para transmitir a tierra los datos adquiridos por el controlador que hay dentro de la boya.

La «Eco-boya» funciona desde el pasado mes de febrero. Fue instalado por el equipo Abengoa Seapower en las proximidades de Bonanza, en Cádiz, con la colaboración del Puerto de Sevilla, y requirió la contratación de una empresa de instalaciones subacuáticas.

En su conjunto, el dispositivo mide 7 metros de altura y pesa unas tres toneladas, cuenta con un flotador de 2,5 metros de diámetro y un metro de altura y de su parte inferior cuelga un sistema de contrapesos formado por dos barras rígidas y hormigón acoplado en el extremo inferior que pesa 600 kilos.

Eco-boya de Abengoa está a punto de ser comercializada y ya se piensa en aplicar su tecnología en aplicaciones similares, entre ellas su instalación a gran escala en parques marinos.