«Siete de cada diez cánceres infantiles tienen hoy cura»
En vísperas del Día Internacional del Niño con Cáncer (15 de febrero), el doctor desvela cómo el trabajo en equipo y multidisciplinario ayuda a doblegar el mal
LUIS MADERO, Jefe del servicio de Onco-Hematología del hospital del Niño Jesús de Madrid
—Cualquier síntoma atípico en los críos desata el pánico de los padres. ¿Y si es cáncer? —Es poco frecuente. Sólo trece de cada cien mil niños menores de ... quince años van a enfermar. Hay un cáncer infantil por cada doscientos casos en adultos.
—La eterna pregunta: ¿va a más la incidencia? —Se mantiene. No hay evidencia científica de que se incremente. Ha habido estudios y controversias sobre si algunos tipos de tumores han aumentado en los últimos años en relación con factores ambientales como las antenas, pero no se ha llegado a respuestas concluyentes.
—Pocos casos, pero de impacto. —Sí. De hecho, es la enfermedad crónica más importante en el ámbito de la pediatría no porque abunde, sino porque otras se han ido solucionando y ésta representa una parte importante de lo que es medicina hospitalaria.
—Además, está su onda expansiva en la familia. —De hecho al cáncer infantil hay que considerarlo una enfermedad familiar. Cuando un niño le sucede esto, no sólo enferma él, sino también un núcleo importante de la sociedad. Toda una familia. El impacto emocional es muy superior al que tiene el cáncer en los adultos
—¿Cómo amortiguar el golpe? —Hay que garantizar que la vida cotidiana del niño cambie lo menos posible: que tenga a su familia en el hospital, que no se interrumpa su vida escolar... Y ahí hace una gran labor el Ministerio de Educación con las aulas hospitalarias. Pero además hay que elogiar la labor de los voluntarios. ¡Como esta enfermedad llega mucho a la gente, la verdad es que tenemos «overbooking»! Y damos las gracias a fundaciones como Teodora, Caico, Aladina, Ponce...
—Suponen entonces un refuerzo imprescindible. —Hay que tener en cuenta que, como mucho, el sistema público aporta el personal sanitario, pero los voluntarios, asistentes sociales o becarios de investigación tienen que ser costeados de otra manera. Y cada vez el sector privado se implica más. Y hasta se llevan a los críos a Eurodisney.
—¿Trabajar en este campo tan sensible obliga a un plus de implicación? —Hombre, el médico en oncología infantil tiene que ser como todos los médicos, lo más profesional posible. Lo importante es que en este hospital del Niño Jesús un centenar de personas trabajamos en el cáncer: unos en el tratamiento de autotrasplante, otros en el diagnóstico de la enfermedad cancerosa; luego, están los psicólogos, enfermeras...
—¿Gracias a esa simbiosis hay más curaciones? —Sí. Actualmente se curan siete de cada diez niños con cáncer. Y eso se ha conseguido no porque haya habido avances importantísimos en estos últimos años, sino porque esos niños son tratados de forma multidisciplinaria. Aquí tratamos a 120 pacientes y hacemos 50 trasplantes al año no porque estemos referenciados por el Boletín Oficial del Estado (eso en España casi ni existe), sino porque el boca a boca ha funcionado...
—¿En qué otros aspectos médicos se ha avanzado? —La oncología infantil es muy importante porque ha abierto estrategias terapéuticas que luego han resultado útiles para adultos. En la forma de tratar la leucemia linfoblástica, por ejemplo, o en la quimioterapia coadyuvante.
—¿Se les hurta a los críos la verdad de su enfermedad? —Tienen conciencia absoluta de lo que les ocurre. Se les informa de que tienen cáncer. ¡No puede ser de otra manera cuando los chicos de nueve o diez años tienen acceso a plataformas como internet!
.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete