Las reglas de oro de los dermatólogos para tener una piel del rostro sana y cuidada
Si quieres empezar a dar a tu dermis la importancia que merece, pon atención a lo que aconsejan varios profesionales
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En los últimos años, el término 'skincare' (cuidado de la piel), ha ganado gran popularidad y protagonismo en la vida de muchas personas. Con él, una oleada de técnicas, tratamientos y productos llenan el imaginario de la estética, a la par que el de la salud, intentando que nuestra piel esté perfecta en todo momento, especialmente la del rostro.
Seas mujer u hombre, adulto joven o persona mayor, pues existen productos y tratamientos para todo tipo de pieles: cremas hidratantes, sérums antiedad, mascarillas exfoliantes, tónicos, limpiadores anti acné, cremas regeneradoras y un largo etcétera.
Así, más allá del carácter estético que puede suponer tener la piel con buen aspecto, que esté sana es más importante, pues es una parte del cuerpo que nos protege de los factores externos como bacterias, sustancias químicas o todo tipo de temperaturas. Además, existen enfermedades como el cáncer de piel a las que podemos estar más expuestos de lo que creemos si no la cuidamos lo suficiente.
Para ello no hace falta obsesionarse y echarse miles de mejunjes por la cara, pues una alimentación equilibrada y una buena hidratación son la base de una buena salud cutánea. Aún así, las cremas y otros tipos de productos pueden ayudar bastante por lo que, si has pensado en empezar a cuidar tu piel para que se vea sana y bonita, a continuación te dejamos varios consejos recogidos en Vogue que han brindado diferentes dermatólogos y que son las reglas más básicas para mantener saludable nuestra dermis.
Las reglas de los dermatólogos para tener una piel sana y cuidada
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Aprender a limpiar la piel
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Ser constante
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Utilizar las dosis adecuadas
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Ser cautos
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Proteger la piel más sensible
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Usar siempre protección contra la radiación UV
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Dar una oportunidad a los productos
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Afrontar problemas específicos según la estación
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Prestar atención a tu piel
Aprende a limpiar la piel
Cada vez que nos duchamos o nos lavamos la cara estamos limpiando la piel ¿pero lo hacemos de la manera correcta? Según la doctora Justine Hextall, asesira dermatológica, limpiar la piel no debe dejarla seca y tirante: «Ninguna crema hidratante va a compensar una barrera cutánea excesivamente debilitada. Si notas la piel tirante después de limpiarla, busca un producto menos agresivo, preferiblemente hidratante», como dermolimpiadores hidratantes.
Ser constante
Malvina Cunningham, dermatóloga consultora de Skin + Me, desmiente el mito de que algunos ingredientes activos dejan de hacer efecto con el tiempo. «No cambies de productos cada dos por tres. La constancia es la clave, así que intenta mantener una rutina regular por la mañana y por la noche para obtener los mejores beneficios», explica.
Utilizar las dosis adecuadas
El dermatólogo y fundador de Dr. Sam's Skincare Sam Bunting, recomienda una técnica de 13 puntos para repartir el producto bien por todo el rostro, asegurándonos de que echamos producto suficiente. «Estas reglas son aplicables a todos los productos e ingredientes, desde el protector solar hasta los retinoides, y resulta especialmente útil para calcular la cantidad adecuada de FPS (la friolera de ¼ de cucharada solo para la cara)».
Ser cautos
Relacionado con las dosis de producto que se deben aplicar, Alexis Granite, de Skinesis Medical, aconseja tener cuidado al aplicar productos como el retinol y los retinoides cuando empezamos a usarlos. «Aplica una cantidad del tamaño de un guisante en el rostro y prosigue con un sérum o crema hidratantes en noches alternas y ve aumentando la frecuencia en función de la tolerancia de tu piel», cuenta.
Proteger la piel más sensible
Hay personas que tienen la piel más sensible que otras, o zonas de la piel con las que hay que tener cuidado. En esos casos solo el agua caliente o un jabón que para otros es inocuo podría causar problemas en la dermis. Por ello a veces conviene dar más protección a la piel sensible, bien previniendo daños o aplicando productos a posteriori. Por ejemplo, el Doctor Hextall aconseja usar una crema limpiadora hidratante y suave para quitar restos de jabón que pueden quedar aunque no los veamos.
Usar siempre protección contra la radiación UV
Seguro que ya has oído esta regla muchas otras veces, pero la insistencia está justificada, debido a los daños que puede causar la exposición solar de la piel. «Es necesario un FPS 50 para proteger de los rayos UVB y UVA, que son los que provocan el envejecimiento y la pigmentación de la piel. También hay que hacer frente a los rayos infrarrojos y la luz, preferentemente con un antioxidante tópico en forma de vitamina C o D, e idealmente juntas. Esta es la mejor manera de prevenir el envejecimiento y el empeoramiento de muchas enfermedades derivadas de la sobreexposición a los rayos UV», indica la Doctora Emma Craythorne.
Dar una oportunidad a los productos
La consultora dermatológica y asesora científica en Renude, Justine Kluk, afirma que «mucha gente me ha dicho que un producto o tratamiento que solían utilizar no servía para nada, y al preguntarles cuánto tiempo lo han usado contestaban que dos o tres semanas. Cuando en la clínica prescribimos un tratamiento para las afecciones de la piel, citamos al paciente para revisión dos o tres meses después. Se necesita como mínimo ese tiempo para valorar la adecuación del producto y apreciar cierta evolución: si las cosas mejoran, empeoran o se estabilizan. Con excepción de la crema hidratante, que alivia la piel seca rápidamente, los resultados en el cuidado de la piel no son inmediatos, y el éxito debe medirse a lo largo de meses, no de días».
Afrontar problemas específicos según la estación
Un efecto claro del frío del invierno sobre la piel es que esta se reseque o incluso se escame, por lo que debemos poner una solución adecuada a este problema. Según cuenta la dermatóloga Cristina Psomadakis, muchas eprsonas se exfolian mucho cuando tienen piel descamada, «pensando que es la mejor estrategia para eliminar las células muertas de la piel. En realidad, la piel necesita un nivel de hidratación adecuado para que el proceso natural de su desprendimiento funcione correctamente. Exfoliar por razones equivocadas puede provocar sensibilidad en la piel, un signo de que la barrera cutánea está debilitada». Esto también puede aplicarse al verano, pues el agua de la piscina y del mar también pueden resecar de este modo.
Prestar atención a tu piel
En resumen, tener en cuenta nuestra piel como una parte más de de la salud que debemos cuidar es clave para mantenerla sana y cuidada. «Visita regularmente a un dermatólogo especializado en cosmética. Es vital diseñar un plan a largo plazo para tu piel y la atención continua con alguien que te conozca y te haga un seguimiento completo», aconseja la doctora Anjali Mahto.
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