Consejos contra la halitosis
Los expertos recomiendan cepillas dientes y encías después de cada comida - abc

Consejos contra la halitosis

ABC te cuenta todo lo que tienes que saber para acabar con el molesto mal aliento

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ABC te cuenta todo lo que tienes que saber para acabar con el molesto mal aliento

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  1. Cepillado de los dientes y de las encías

    Los expertos recomiendan cepillas dientes y encías después de cada comida
    Los expertos recomiendan cepillas dientes y encías después de cada comida - abc

    La halitosis o mal aliento es la producción excesiva de gases mal olorosos que emanan de la cavidad bucal. En la mayoría de los casos (hasta el 90% de los casos, según los estudios científicos), esos gases también se producen en la boca.

    Por tanto, el primer consejo ante la sospecha de sufrir halitosis es acudir al dentista o periodoncista, para evaluar la situación y posibles causas.

    Aún así, se pueden dar una serie de consejos que pueden ayudar a reducir esa producción excesiva de gases mal olorosos. Como explica Silvia Roldán, experta en halitosis y perteneciente a un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid, «en la halitosis intervienen tres componentes: las bacterias, que en su metabolismo procesan una serie de sustratos proteicos, con cuyos aminoácidos se producen los compuestos volátiles sulfurados que general el mal olor al volatilizarse».

    Por lo tanto, para evitar la halitosis se debe de actuar sobre esos tres elementos: bacterias, sustratos y volatilización. Para ello, se pueden dar una serie de consejos concretos, basados en los trabajos de Roldán para la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA):

    El primero, es el cepillado de los dientes y de las encías después de cada comida. Ayuda a reducir la cantidad de bacterias y de sustratos, además de colaborar en la prevención de las dos enfermedades más importantes de la boca, la caries y las enfermedades periodontales.

    El cepillado adecuado requiere de, al menos, 2 minutos para poder llegar a todos los dientes, y cepillar desde la encía hacia el diente, además de las caras de masticar.

  2. Seda dental

    La seda dental es fundamental para reducir tanto las bacterias como los sustratos
    La seda dental es fundamental para reducir tanto las bacterias como los sustratos - abc

    Es fundamental para reducir tanto las bacterias como los sustratos, dado que la zona interdental es muy favorable para la acumulación de ambos, además de estar muy protegido. Usar la seda es sencillo, con un poco de instrucción por parte del dentista o higienista dental, y algo de práctica.

    Es recomendable usarla al menos una vez al día, normalmente antes de acostarse. También se pueden usar cepillitos interdentales, siempre que los espacios interdentales estén abiertos.

  3. Limpiador o raspador lingual

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    Limpiar la lengua es fundamental, dado que es el lugar más importante en la producción de gases, especialmente en personas con la boca completamente sana. Se debe a que hay una gran acumulación de sustratos en su superficie, que es muy rugosa por la presencia de papilas. Y también hay una gran cantidad y variedad de bacterias. Los limpiadores linguales se deben usar con suavidad, con 2-3 pasadas cada vez que se usan, normalmente dos veces al día. Su efecto de limpieza es limitado, dada la irregularidad de la superficie lingual, pero ayuda a disgregar los sustratos y, si se usa un colutorio a continuación, potencia el efecto del mismo.

  4. Colutorio para hacer gargarismos

    La combinación en un colutorio de antisépticos junto con sales de zinc ha demostrado científicamente su eficacia en el control de la halitosis
    La combinación en un colutorio de antisépticos junto con sales de zinc ha demostrado científicamente su eficacia en el control de la halitosis - fotolia

    Además de reducir las bacterias, si tienen compuestos antisépticos, es el único enfoque para reducir la volatilización de los gases, mediante la inclusión en la formulación de sales de zinc.

    La combinación en un colutorio de antisépticos (como la clorhexidina, que reduce la cantidad de bacterias), junto con sales de zinc (que evitan la volatilización), ha demostrado científicamente su eficacia en el control de la halitosis, especialmente si se usa en forma de gargarismos para llegar lo más cerca de la faringe posible.

    Normalmente se usan dos veces al día, después de los cepillados del desayuno y de la cena.

  5. Encías sanas

    Campaña de Colgate: «Por unas encias sanas»
    Campaña de Colgate: «Por unas encias sanas» - alberto sáiz

    Junto con el dorso de la lengua, las causas más importantes de halitosis son las enfermedades de las encías, tanto gingivitis como periodontitis. Por tanto, es fundamental mantener las encías sanas (lo que se consigue con la higiene bucodental adecuada y las revisiones con «limpieza de boca» profesional periódicas), o tratarlas adecuadamente si ya se sufre gingivitis o periodontitis (cuanto más precoz sea el diagnóstico, más sencillo y efectivo será el tratamiento). También se deben de controlar otras patologías como las caries abiertas, o factores de retención de bacterias como los «puentes» o «empastes» sobrecontorneadas, etcétera.

  6. Controlar el exceso de proteínas en la dieta

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    Las proteínas aportan los aminoácidos que las bacterias usan en su metabolismo y convierten en compuestos sulfurados volátiles, que producen el mal olor.

    Por tanto, una dieta con exceso de proteínas puede favorecer la halitosis.

  7. Evitar que la boca esté seca

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    Cuanto más tiempo pasa después de ingerir comida, más gases olorosos se producen, según se va perdiendo el efecto protector de la saliva. Esto se agrava si tenemos que hablar mucho o estamos bajo situaciones de estrés. También favorecen la sequedad bucal el tabaco, ciertos medicamentos, etc. Por ello, es importante mantener «hidratada» la boca, bebiendo algo de líquido con frecuencia (aunque sea en cantidades pequeñas), o usando chicles o caramelos sin azúcar.

    Por lo tanto, para mantener la halitosis bajo control hay que mantener una adecuada higiene (cepillado dos veces al día, seda dental al menos una vez al día, uso de limpiador lingual y colutorio específico usado en gargarismos), mantener una adecuada salud de las encías y de la boca, limitar el consumo excesivo de proteínas y evitar que la boca esté seca.

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